El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió en la conferencia matutina a Estela de Carlotto, presidenta y fundadora de las Abuelas de Plaza de Mayo, de Argentina.
La asociación civil Abuelas de Plaza de Mayo es un movimiento surgido en Argentina el siglo pasado, durante la dictadura militar de las décadas de los años 70 y 80, periodo en el que al menos 30 mil personas fueron víctimas de desapariciones forzadas.
En una nueva visita a México, país que sufre una crisis de desaparecidos con más de 110 mil víctimas, para participar en el conversatorio "Democracia, memoria y derechos humanos: una mirada argentina" organizado por la Universidad Claustro de Sor Juana, De Carlotto dijo a las mujeres que deben "exigir a quien tiene que responder que lo haga".
"Hay que seguir, nunca hay que bajar los brazos, nunca hay que desear el mal por el mal que nos hicieron", manifestó.
La activista argentina, cuya hija fue secuestrada y desaparecida a finales de los años 70 mientras estaba embarazada, hizo alusión al caso Ayotzinapa, uno de los sucesos más representativos de la crisis de derechos humanos que sufre México.
De Carlotto celebró la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos en Argentina, que empezó a cotejar la sangre de los familiares de desaparecidos con las víctimas y hasta ahora ha conseguido encontrar a 132 de los 500 niños que fueron secuestrados y desaparecidos durante la dictadura.
"Todos los países que tiene este problema de la búsqueda de desaparecidos tendrían que tenerlo (el Banco de datos Genéticos)", propuso.
El pasado 29 de mayo, después de años de reclamos por parte de las organizaciones civiles, empezó a operar en México el Banco Nacional de Datos Forenses (BNDF), una base de datos que pretende contribuir a la identificación de las personas desaparecidas.
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En marzo, organismos defensores de derechos humanos reclamaron terminar con los discursos de odio y el negacionismo durante una multitudinaria manifestación en Buenos Aires al cumplirse el 47° aniversario del golpe militar que instauró una de las más sangrientas dictaduras de la región.
“Vamos a seguir cuidando esta democracia en Argentina y en toda la Patria Grande siempre... porque cuando lo hacemos, reclamamos se terminen las prácticas y discursos de odio y de negacionismo”, señaló entonces Estela de Carlotto, la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, en la lectura de un documento que cerró la jornada de conmemoración.
La mención de la dirigente humanitaria durante un acto en la histórica Plaza de Mayo, ante varios miles de personas, ocurre en momentos en que algunos de los aspirantes a competir en las elecciones generales de octubre, generalmente de espacios políticos de derecha, han puesto en duda la cifra de 30 mil desaparecidos que, según organismos de derechos humanos, dejó como saldo el último régimen militar (1976-1983).
La cifra oficial da cuenta de menos de la mitad, pero los activistas como De Carlotto sostienen que estos reportes están incompletos y que poner en duda la cantidad de víctimas apunta a deslegitimar la lucha de los organismos de derechos humanos por justicia.
En diciembre, Abuelas de Plaza de Mayo anunció que fue hallado el nieto 132, apropiado durante la dictadura argentina (1976-1983), hijo de una trabajadora secuestrada en 1976 en Tucumán (norte) cuando él tenía 9 meses, y cuyo padre aún no había sido identificado.
Abuelas de Plaza de Mayo aún busca a unos 300 hombres y mujeres, cuyas edades rondan los 45 años, que viven con la identidad falseada, nacidos durante el cautiverio de sus madres luego desaparecidas, o secuestrados de bebés junto a ellas. Pero este caso no estaba contabilizado entre los buscados por Abuelas.
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