A Daniel Roy Gilchrist Noboa Azin, la fortuna le ha sonreído. Administrador, empresario, casado con una influencer que ayudó a catapultar su popularidad, se convirtió el 23 de noviembre en el presidente más joven en la historia de Ecuador y uno de los más jóvenes del mundo.
Noboa es parte de la generación de "nuevos presidentes jóvenes" a la que pertenecen el chileno Gabriel Boric (asumió de 36 años); Nayib Bukele, de El Salvador (tiene 42 años) y Carlos Alvarado, de Costa Rica (38 años).
Su llegada al poder sorprendió a propios y extraños. En la primera vuelta de las elecciones, en agosto, no perfilaba ni entre los tres primeros, pero logró pasar a la segunda vuelta y ganarle a la candidata correísta, Luisa González.
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Precisamente su discurso fresco, directo, concentrado en los jóvenes y que sumó, a la guerra contra la violencia y la inseguridad, otro caballo de batalla: la economía, la otra gran preocupación de los ecuatorianos. Hablarles de tú a tú, su promesa de poner fin a la corrupción política y ser un rostro nuevo, desligado del historial de polémicas con que los ecuatorianos vinculan a los políticos "de siempre", le ayudó.
Nacido en 1987 en Guayaquil, Noboa no ha sido del todo ajeno a la política: su padre, el multimillonario Álvaro Noboa, intentó cinco veces llegar a la presidencia, sin conseguirlo. En cambio, Álvaro Noboa sí que ha tenido éxito en los negocios, con una fortuna estimada en 910 millones de dólares, gracias en gran medida a la comercialización de banano (su exportadora es la tercera más grande del país).
Eso le permitió a Daniel Noboa tener una educación privilegiada y le facilitó el acercamiento al mundo empresarial. Titulado en Administración de Negocios, y con maestría en Administración Pública por la Universidad de Harvard, Noboa fundó su propia empresa a los 18 años: DNA Entertainment Group, enfocada en la organización de eventos.
En la empresa familiar, Corporación Noboa, fue director naviero, comercial y de logística. Su matrimonio con Lavinia Valbonesi, en 2021, fue el segundo para él, después de haber estado casado con Gabriela Goldbaum Smith, de quien se divorció en un largo y escandaloso litigio.
Ese mismo año de 2021 significó la entrada de Noboa al mundo de la política, al obtener una curul en la Asamblea Nacional, donde fue presidente de la comisión de Desarrollo Económico. Fue blanco de críticas por haber financiado, en plena guerra entre Rusia y Ucrania, el viaje de seis asambleístas a Rusia, uno de los principales importadores del banano de Ecuador.
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Durante su campaña presidencial, prometió devolver a los ecuatorianos la paz, pero también la liquidez, generar empleos, atraer inversiones, transparencia, ajuste de cuentas con los corruptos. "Somos la nueva generación y no somos ni hemos sido contratistas públicos, ni partes de gobiernos anteriores". Con la ayuda de su esposa, llevó su discurso y su estrategia a las redes sociales, lo que impulsó su popularidad.
Sin embargo, en un país azotado por la violencia de la delincuencia organizada y el narcotráfico, la realidad no tardó en plantarle cara a Noboa.
Su decisión de imponer estado de excepción y realizar operativos en cárceles, dominadas por los grupos criminales, no cayó bien entre éstos, que decidieron mandarle un mensaje claro y directo: "Con nosotros no te metas". Eso explica la violencia de este martes, que incluyó ejecución de autoridades en penales, quema de vehículos y la toma de un canal de televisión.
Noboa respondió declarando al país en estado de Conflicto Armado Interno y a 22 organizaciones, incluyendo Los Lobos, los Choneros y Tiguerones, ligados a cárteles mexicanos de las drogas, como terroristas.
Las Fuerzas Armadas cerraron filas con el nuevo mandatario y declararon que los miembros de estos grupos se han convertido, de ya, en blancos militares.
Hasta ahora, la fortuna ha sonreído a Noboa. Queda por ver si, ante la realidad del narco, mantiene esa buena suerte.
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