Los chilenos respondieron con un categórico “rechazo” al proyecto de Constitución que fue sometido a plebiscito este domingo. La derrota del proyecto estrella del presidente Gabriel Boric se veía venir desde hace semanas pero… ¿qué significa para el mandatario que llegó al poder con más de 50% de los votos?
Demasiado ambicioso, complicado, confuso, son algunos de los adjetivos con que fue calificado el proyecto de Carta Magna que redactó la Convención Constitucional designada para esa tarea.
El nuevo texto declaraba a Chile un “Estado social y democrático de derecho, plurinacional, intercultural, regional y ecológico”, en el que se consagraban una serie de derechos sociales, de la salud al aborto, pasando por la educación y las pensiones. Era, también, una Carta Magna verde, muy elogiada en ese sentido por Naciones Unidas, así como por ambientalistas.
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Marcaba, también a la democracia chilena como “paritaria e inclusiva”.
Sin embargo, no fue sólo la derecha, sino también una parte de la centroizquierda, la que se manifestaba en contra de la propuesta.
El tema del aborto era rechazado de tajo por la derecha. Pero para otra parte importante de la población, el elemento clave en la iniciativa, el que más preocupaba, era el reconocimiento de los 11 pueblos originarios de Chile y el establecimiento de derechos inéditos para ellos. En momentos en que el sur chileno enfrenta una ola de conflictos sobre tierras que reclaman los mapuches, eran muchos los ciudadanos que temían que la situación se agravara con la nueva Constitución.
Para otros, la preocupación pasaba por la no mención de problemas graves que enfrentan en estos momentos los ciudadanos, como el tema del incesante flujo migratorio.
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Para Boric, el plebiscito de este domingo era también un referéndum a su gobierno. Con 35 años, el izquierdista llegó a la presidencia como un líder con una alta popularidad: 55.87% de chilenos votaron por él. Pero pronto, la luna de miel pasó y para julio, casi 60% desaprobaba su gestión.
A decir de algunos expertos, al proyecto de Carta Magna le faltó claridad pero, sobre todo, ser más simple.
Los opositores sacaron ventaja de ello y ofrecieron, en vez de reemplazar por completo la Constitución que viene de la era Pinochet, cambios a ésta más sencillos, más fáciles de digerir para los chilenos.
Consciente del riesgo, Boric comenzó a impulsar una palabra en los últimos días: unidad. Llamó a los chilenos a mantenerse unidos, sin importar lo que ocurriera en el plebiscito de hoy.
Viendo el avance del rechazo, no dudó en convocar a todos los partidos a una reunión este mismo lunes. No es sólo un asunto de control de daños, sino de tratar de incluir lo que sin duda es un golpe a su gobierno, en una oportunidad.
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En ese sentido, analistas consideran que Boric aún puede convertir el triunfo del rechazo en un “gana gana”: al mostrarse más moderado, puede convertirse en el impulsor de cambios constitucionales específicos, con mucha mayor oportunidad de triunfo, al ser apoyados por igual por partidos de derecha e izquierda.
Viene así para Chile una etapa de “incertidumbre controlado”. Si Boric logra salir avante, y convertir la derrota en triunfo, es algo que aún está por verse.
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aosr