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París.—El presidente francés, Emmanuel Macron, tiene previsto anunciar una serie de medidas sociales fuertes y concretas para intentar poner fin a la crisis de los chalecos amarillos, pero sin enterrar sus aspiraciones reformistas.
Macron ya dijo que piensa “cambiar de método”, pero no de “rumbo” económico.
“Hay que reformar, pero también acompañar a las personas vulnerables. Hay que hacer que noten que los esfuerzos son compartidos”, estima el economista Philippe Aghion, quien trabajó en elaborar el programa económico del presidente.
Entre las pistas barajadas figura el alza al salario mínimo más allá del 1.8% previsto en 2019 y de las pensiones de jubilación más bajas, además de la introducción de un subsidio de movilidad para las personas obligadas a ir en vehículo al trabajo. También podría adelantar la exoneración de las contribuciones por las horas extras, prevista inicialmente en septiembre de 2019.
Algunos ministros proponen incitar a las empresas a pagar a sus empleados una prima excepcional de fin de año exenta de impuestos.
La presidencia francesa estima que el movimiento de los chalecos amarillos no es antirreformista y que buena parte de sus aspiraciones son acordes con lo prometido por Macron durante la campaña.
Antes de esta movilización popular a nivel nacional Macron tenía previsto lanzar en 2019 una serie de reformas, como la de las jubilaciones y la de las administraciones públicas.
Cualquier medida social, añadida a la supresión de los impuestos a los combustibles (anunciada precisamente bajo la presión de los chalecos amarillos) aumentará el déficit presupuestario más allá del 2.8%, que es el objetivo del gobierno para 2019. Sin embargo, el blanco de los chalecos amarillos es Macron, a quien piden un cambio de estilo porque consideran que actúa políticamente como un rey en un país republicano.