Los recientes ataques a instalaciones petroleras de Arabia Saudita han llevado a especular sobre el uso de drones armados.
Tanto Estados Unidos como las autoridades sauditas piensan que este podría haber sido el caso.
El uso ofensivo de drones o vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) ha crecido significativamente en los últimos años, y en ningún otro lugar ha aumentado más que en Medio Oriente.
Pero, ¿qué países de esta región tiene drones y cuáles los han usado en combate?
El primer UAV armado que fue usado para estos fines sirvió para atacar un convoy talibán en octubre de 2001, durante la primera noche de la Guerra de Afganistán.
Los drones armados fueron inicialmente recursos bélicos de reserva para algunas naciones tecnológicamente avanzadas, con Israel y Estados Unidos a la cabeza.
Hasta que pronto apareció un nuevo proveedor, China, ansioso por vender su armamento a todo el mundo.
Los chinos han impulsado la propagación de aviones no tripulados militares en Medio Oriente, vendiendo armas a al menos media docena de gobiernos.
El mercado para drones civiles también se ha vuelto más sofisticado, mientras que la tecnología ha permitido su transformación en aviones de combate.
Esta tecnología no necesita ser de vanguardia: cualquier país con una base industrial razonable puede fabricar vehículos aéreos no tripulados altamente capaces.
Irán es un buen ejemplo. Este país ha desempeñado un papel clave en la transferencia de tecnología de drones relativamente avanzada a varios actores no estatales, como los rebeldes hutíes en Yemen.
Medio Oriente es uno de los epicentros de la guerra contra el terrorismo. Y esta región ha atraído a actores tecnológicamente avanzados como Estados Unidos, Reino Unido y Rusia.
En la actualidad, existen una gran cantidad de rivalidades regionales. La más pronunciada es la de Israel y los Estados árabes del Golfo, por un lado; e Irán, sus aliados y grupos como Hezbolá y los hutíes, por el otro.
Pero veamos con qué recursos cuenta cada país:
Estados Unidos ha utilizado drones armados ampliamente en Medio Oriente, como parte de sus campañas contra al Qaeda y el grupo extremista Estado Islámico (EI).
Este país ha empleado armas como los drones Predator y Reaper contra objetivos en Siria, Irak, Libia y Yemen.
El MQ-9 Reaper es un avión más grande, más pesado y mejor equipado que el Predator, capaz de transportar una carga útil de armas significativamente mayor, con un alcance mucho más largo.
Como uno de los aliados militares más cercanos de Washington, Reino Unido compró una serie de drones Reaper a Estados Unidos, y los ha operado ampliamente contra objetivos tanto en Irak como en Siria.
Reconocido desde hace tiempo como uno de los pioneros en la tecnología de drones, Israel es uno de los principales exportadores de UAV civiles, lo cual representa, según un estudio de 2018, alrededor del 60% del mercado global.
Entre otros clientes, ha vendido drones de vigilancia a Rusia, e incluso ha derribado al menos uno cuando cruzó a territorio israelí desde Siria.
Israel utiliza una variada flota de vehículos aéreos no tripulados para la recolección de inteligencia, vigilancia y misiones de ataque.
Sus drones armados incluyen el Heron TP, el Hermes 450 y el Hermes 900. Pero Israel ha sido reacio a la idea de exportar estos drones armados.
A pesar del embargo de armas y las sanciones, Irán ha desarrollado una capacidad para construir UAV armados razonablemente sofisticados.
El Shahed-129 fue presentado en 2012 y se ha utilizado para atacar al Estado Islámico y objetivos en Siria e Irak. El Mohajer 6 se produce desde 2018.
Pero el otro aspecto del programa de drones de Irán es la disposición del país a vender o transferir su tecnología a sus aliados y representantes en la región.
Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha desplegado una flota de vehículos aéreos no tripulados Wing Loong 1 suministrados por China, que se han utilizado contra objetivos en Yemen, así como en la guerra civil en Libia.
EAU respalda a la facción liderada por el general Haftar. Los drones turcos se han utilizado en Libia.
Incapaz de comprar vehículos aéreos no tripulados estadounidenses, Turquía construye los suyos propios, que se han utilizado en ataques contra objetivos kurdos tanto dentro del país como en Siria.
Irak, Jordania, Arabia Saudita, Egipto y Argelia también han comprado drones chinos.
Los rebeldes hutíes se encuentran entre los usuarios de drones más expertos que existen entre los actores no estatales. Este grupo opera una serie de sistemas que, según la ONU y otros expertos, dependen en gran medida de la tecnología iraní.
Los hutíes han utilizado el Qasef-1, que un panel de expertos de este organismo ha identificado como prácticamente idéntico a un modelo iraní.
Estos son efectivamente drones "kamikaze" que se estrellan deliberadamente contra sus objetivos. Un informe posterior de la ONU destacó el uso de los hutíes de un dron UAV-X más sofisticado, a veces denominado Samad-2/3, que se cree que tiene una pequeña ojiva explosiva.
El grupo militante musulmán chiita libanés Hezbolá también ha operado una pequeña cantidad de lo que parecen ser drones suministrados por Irán.
La guerra en Siria fue escenario del primer uso significativo de drones en un gran ataque conjunto destinado a abrumar las defensas aéreas. Las fuerzas rebeldes han dirigido varios drones contra las principales bases militares rusas en Siria.
Está claro que la tecnología de drones armados se ha extendido en alto grado.
Paradójicamente, la renuencia de Estados Unidos a vender drones avanzados a sus aliados no ha eliminado la posibilidad de proliferación de estos, puesto que China ha entrado en el juego para comercializar su tecnología (ampliamente competitiva).
El uso de vehículos aéreos no tripulados para atacar objetivos ha ayudado a generar un nuevo tipo de combate, que borra la línea entre la guerra y la paz.
Los UAV han ofrecido el potencial de atacar objetivos precisos con efectos secundarios limitados (al menos si la inteligencia que los guía es correcta).
Los drones armados parecían estar hechos a medida para librar la llamada guerra contra el terror.
Sin embargo, también parecen estarlo para las luchas desiguales que tienen lugar en la región: aquellas que se libran entre actrores tecnológicamente muy avanzados y otros que no lo son tanto.
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