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Esta mañana, el autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, anunció el “inicio del fin de la usurpación” del régimen de Nicolás Maduro.
Acompañado de algunos militares y del líder opositor Leopoldo López , quien dijo haber sido liberado de su arresto domiciliario por los mismos militares y bajo la Constitución, Guaidó convocó a la gente a salir las calles. Frente a esta situación, nuestros internacionalistas opinan:
ENRIQUE BERRUGA
Entre el presidente venezolano Nicolás Maduro , de un lado, y el proclamado presidente interino Juan Guaidó , del otro, el fiel de la balanza determinante son las Fuerzas Armadas. Si éstas pasan su lealtad al líder opositor Guaidó ya hará un gobierno real y no testimonial.
Si se divide el ejército tienes un escenario de guerra civil o al menos gobierno bicéfalo hasta que las fuerzas se midan en el terreno.
MAURICIO MESCHOULAM
@maurimm
Al respecto de la situación en Venezuela , algunos breves comentarios:
1. Hasta el momento los datos que tenemos han fluido lenta y confusamente, lo que entre otras cosas refleja una guerra informativa. Maduro busca minimizar lo ocurrido y manifestar que todo está bajo control, mientras que Guaidó busca transmitir la idea de que la mayor parte de las fuerzas de seguridad y la población le respaldan.
2. La liberación de Leopoldo López, entre otros factores como la aparente detención de un comandante en Maracay, sin embargo, sí son indicativos de que al menos ciertos sectores de las fuerzas armadas respaldan a Guaidó .
3. Como contexto, el cerco que venía imponiendo el gobierno de Maduro sobre Guaidó en las últimas semanas se venía cerrando. A principios de mes, el gobierno pidió retirarle la inmunidad y se pensaba que se estaba preparando el terreno para su posible arresto. Ayer mismo, las fuerzas de seguridad le impidieron llevar a cabo una manifestación.
Estos factores indican que Guaidó podría estar pensando, no necesariamente en terminar con el gobierno de Maduro en este punto, sino en mantenerse relevante, garantizar la supervivencia de su movimiento y asegurar el no ser arrestado. Si este era realmente su objetivo, podemos decir que sus pasos han sido eficaces puesto que, por primera vez en mucho tiempo, ha recuperado la iniciativa de las acciones y el foco mediático. Todo eso hace más difícil que Maduro piense hoy en detenerlo.
4. Con la información actual es imposible dimensionar el tamaño del respaldo militar con el que cuenta Guaidó , pero por los datos que tenemos, no parece ser suficiente como para destituir o derrocar al actual gobierno. Habrá que monitorear entonces dos temas centrales: a) si ese respaldo crece o si es contenido por las fuerzas que han asegurado apoyar a Maduro y b) el factor internacional: tanto los movimientos de Washington y sus aliados (más allá del respaldo diplomático que ya han ofrecido antes), como los de aquellas naciones que apoyan a Maduro, marcadamente Cuba y Rusia, país que ya tiene efectivos en Venezuela.
HERNÁN GÓMEZ BRUERA
@HernanGomezB
El régimen de Maduro es condenable y hace tiempo que perdió legitimidad democrática, pero lo que está protagonizando Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, es claramente un intento de golpe de Estado y una intervención extranjera promovida por Estados Unidos.
Quienes se dicen defensores de las libertades no pueden, bajo ningún concepto, respaldar una acción de esta naturaleza -antidemocrática e imperialista- que hace tiempo no veíamos en América Latina. Apoyar el pronunciamiento de Guaidó, como lo ha hecho el expresidente Felipe Calderón y una parte de la derecha en México, sólo muestra su talante autoritario y violento.
Resulta vergozoso e inaceptable que un sector intente hacer pasar la autoproclamada “Operación Libertad” por una forma de “protesta social”, cuando a todas luces estamos frente a un intento de golpe de Estado y una intervención. En este momento tan delicado, es digno de celebrarse el llamado de la Unión Europea a lograr “una solución política y pacífica a la crisis en Venezuela”, lo que en última instancia sólo podrá lograrse a través de unas elecciones libres y justas. México podría ser un facilitador.
SOLANGE MÁRQUEZ
Lo que pasa hoy en Venezuela no es un golpe de Estado . Un golpe de Estado implica el rompimiento del orden constitucional, ese orden ya había sido roto por el propio Nicolás Maduro cuando disolvió la Asamblea Nacional elegida democráticamente para convocar a un constituyente a modo para el cual no tenía facultades constitucionales.
Eso sin contar con todo lo hecho desde años antes contra la Corte Suprema y el propio órgano electoral. No se puede romper algo que no existía antes.
El apoyo del pueblo al proclamado presidente interino Guaidó es visible; sin embargo, sigue siendo prematuro adelantar que esto pueda llegar a terminar con esta crisis constitucional. Lo que sí es claro es que la oposición encabezada ahora no sólo por Guaidó sino también por Leopoldo López tendrá que actuar rápidamente y con determinación. De otra forma podrían terminar, ahora ambos, en la cárcel.