Las autoridades de salud de Reino Unido alertaron a la población de un aumento de una subvariante de la variante ómicron del SARS-CoV-2 , virus causante del Covid-19. La bautizaron como “ómicron silenciosa” y es poco lo que se sabe de ella, pero ante el aumento en casos las autoridades británicas la declararon como “variante bajo investigación”.
Esta subvariante ya está presente en Reino Unido, Dinamarca (país donde registra el mayor aumento), Suecia, Noruega, India, Grecia, Filipinas y Estados Unidos.
¿A qué se debe la preocupación? Principalmente a dos cosas: la primera es que se teme que el aumento de esta subvariante se deba a que es aún más contagiosa que la “ómicron original”, y la segunda es a la forma en la que esta llega a “escabullirse” de algunos tests que identifican a qué variante pertenece cada muestra.
De momento no hay indicios de que esta subvariante produzca síntomas diferentes, ni que sea más agresiva, más letal o que represente una necesidad en el cambio de medidas para combatir al virus.
La Nación recopiló la información que hay hasta el momento de autoridades de salud, explicaciones de diversos científicos, documentos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y preparó esta guía con las preguntas y respuestas más comunes sobre esta nueva clasificación.
Casi todas las variantes virales anteriores del SARS-CoV-2 han generado sus subvariantes, porque es parte de su misma naturaleza. En el caso de delta, por ejemplo, en octubre pasado la ciencia siguió de cerca una a la que se bautizó popularmente como “delta plus”, la cual tenía mutaciones diferentes que las vistas en la versión “original de delta”.
“Esto es parte de la evolución normal del virus. Estos no dejan de mutar. Ya son una variante, sí, pero las variantes siguen mutando, y hay nuevas variaciones dentro de cada variante. Se monitorea para ver si alguno de esos subgrupos cambia el comportamiento”, explicó al hablar de delta plus Jose Arturo Molina, quien es investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR) y miembro del equipo que realiza los análisis genómicos del SARS-CoV-2 en nuestro país.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, ómicron, cuyo nombre científico es B.1.1.529, comprende tres linajes (o subvariantes) BA.1 (la original), BA.2 (la sigilosa) y BA-3 (la de más reciente descubrimiento).
En este momento, la BA.1 es la dominante en todo el mundo y conforma cerca del 97,4% de los casos de ómicron. Sin embargo, el rápido crecimiento de la BA.2 preocupa a algunas autoridades y científicos. Este jueves, el Ministerio de Salud de Dinamarca señaló que la BA.2 pasó de ser un 20% de los casos analizados en la última semana de 2021 a un 45% en la segunda semana de 2022.
Porque se “escapa” de la vista con los análisis genéticos más simples. Una de las características que tiene la “versión original” de la variante ómicron es que no tiene un gen específico que detectan las pruebas de PCR. Entonces, cuando las PCR veían un resultado positivo sin este gen daban casi por un hecho que se trataba de un caso de ómicron.
Shay Fleishon, biólogo israelí especializado en biotecnología, indicó que la ómicron sigilosa sí comparte 32 mutaciones con la BA.1, pero que tiene 28 mutaciones únicas en ella. Este número es mayor que el que hizo que alfa, beta o gama fueran variantes por sí mismas.
Sin embargo, un número mayor de mutaciones no necesariamente quiere decir que estas subvariantes vayan a tener comportamientos distintos en cuanto a rapidez de propagación, severidad, letalidad o formas de transmitirse.
“Estas diferencias podrían llevar a diferentes propiedades de infecciosidad, efectividad en las vacunas o severidad. Hasta el momento no hay información que indique que BA.1 y BA.2 tengan propiedades distintas o no”, citó un comunicado de prensa del Instituto Serum de Dinamarca, quienes dan seguimiento al virus.
Fleishon considera que sí. A través de su cuenta en la red social Twitter indicó que lo responsable es separarla como una variante aparte hasta que se genere nueva información y le recordó a la OMS que la letra griega Pi estaba disponible para una nueva variante.
Sin embargo, no es tan simple. Cuando se habló de “delta plus”, Molina aseveró que pese a sus cambios genéticos esta no podía considerarse una variante en sí misma, es parte de una misma familia.
“Cuando somos parte de una familia llevamos el apellido que, para cuando nacemos, ya lleva varias generaciones. Mi apellido Molina no me lo puedo borrar, tres generaciones arriba ahí estaba, desde mucho antes. Yo pertenezco a ese grupo sí o sí”, explicó.
Sin embargo, la cantidad de cambios genéticos al comparar delta y “delta plus” eran menores a las vistas entre ómicron y ómicron sigilosa.
Es una de las hipótesis. El aumento rápido de esta subvariante en Dinamarca, Reino Unido e India, entre otros, lleva a algunos científicos a inferir que sí puede ser más contagiosa.
“El crecimiento consistente en varios países es evidencia de que BA.2 podría ser hasta cierto punto más transmisible que BA.1. Personalmente, no estoy seguro de si BA.2 vaya tener un impacto sustancial dentro del ola pandémica. No esperaría una nueva ola. Sí es posible que en unos meses BA.2 sea más común que BA.1, pero no como para que haya cambios drásticos en la transmisión“, destacó el virólogo inglés Tom Peacok.
La OMS, en un documento enviado la mañana de este sábado, indicó que la forma en la que surgió y se transmite la ómicron sigilosa se mantiene en investigación, pero de momento sus características no están claras.
De momento no hay suficiente información para saberlo, pero en ninguno de los países donde esta subvariante está creciendo hay incrementos en hospitalizaciones ni en muertes, lo que sugiere que no causaría una enfermedad más severa.
De momento no hay información para determinarlo de forma fehaciente, pero Peacok consideró que probablemente funcionen de la misma forma que lo han hecho con ómicron y seguirán protegiendo de enfermedad grave y muerte.
La OMS pidió a los países estar vigilantes en el monitoreo genómico para notar incrementos de alguna de sus subvariantes o comportamientos distintos a los esperados. Para ello, los países deben hacer análisis genómicos (de la genética viral) en la mayor medida posible.
Además, estos análisis deben ir acompañados de vigilancia en el número de casos de covid-19 reportados, hospitalizaciones y muertes, tanto en población vacunada como no vacunada, para entender mejor el impacto de ómicron y de sus subvariantes.
La forma de transmisión del virus no ha cambiado, por lo tanto, la forma de cuidarnos sigue siendo la misma. No existe una mascarilla especial que la contenga, basta la misma que hemos usado, tampoco hay un jabón especial para lavarse las manos.
Vacúnese y complete su esquema. Si es candidato a refuerzo, aplíqueselo cuando tenga la oportunidad. Sin embargo, solo la vacuna no es suficiente. Esta es una muy buena herramienta, y ha sido decisiva en la baja del impacto de la enfermedad en el país, pero no es la única.
“Las vacunas que tenemos son increíblemente efectivas para prevenir las hospitalizaciones, la necesidad de cuidados intensivos y las muertes, pero las vacunas por sí solas son insuficientes para acabar con la pandemia. Tenemos las otras herramientas, y debemos usarlas”, expresó Van Kerkhove.
Prefiera sitios abiertos y bien ventilados. Abra puertas y ventanas. Evite en la medida de lo posible espacios pequeños, cerrados y con poca ventilación, si no puede evitarlos y debe estar con más personas, permanezca el menor tiempo posible ahí.
Use la mascarilla, especialmente en sitios cerrados y donde no sea posible guardar la distancia. Asegúrese de que está bien colocada, que cubra nariz, boca y mentón. Que no deje espacios ni se mueva libremente.
Lávese las manos rigurosamente y séquese bien. El alcohol en gel es un plan B para cuando no hay agua y jabón disponibles.
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