Aprobado por el papa Pablo VI el 4 de febrero de 1974, el secreto pontificio, conocido en el pasado como secreto del Santo Oficio, es una regulación que implica confidencialidad en el manejo de denuncias de abusos sexuales u otros delitos graves cometidos por sacerdotes .
El secreto pontificio abarca documentos, informaciones, notificaciones, denuncias extrajudiciales de delitos contra la fe y de otros tipos.
Obliga a guardarlo a cardenales, obispos, prelados superiores, oficiales mayores y menores, consultores, expertos y otro tipo de personal que tenga acceso a documentos o información relacionada con los pasos.
Esto significaba, hasta ahora, que en casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, se podía usar como argumento el secreto pontificio para no entregar a las autoridades civiles o a las víctimas que quisieran denunciar, información relacionada con estos asuntos.
Incluso cuando la Iglesia investigaba los casos, las víctimas no tenían acceso ni a la documentación ni a las sentencias emitidas en los juicios eclesiásticos.
A partir de hoy, dado que la entrada en vigor la eliminación del secreto pontificio es inmediata, no se puede obligar a mantener silencio ni a denunciantes ni a víctimas ni a testigos.
No sólo eso. Se crea el compromiso de entregar la información requerida “a la víctima y a las comunidades afectadas".
En los países, como Estados Unidos, donde los casos de pederastia por parte de sacerdotes son objeto de juicios civiles, la eliminación del secreto pontificio, al menos en teoría, implica la posibilidad de entregar la información que tenga la Iglesia sobre los casos a las autoridades.
lsm