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Madrid.—
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se impuso en las elecciones municipales y autonómicas celebradas este domingo, aunque salvo casos muy excepcionales se quedó lejos de la mayoría absoluta, por lo que en aquellas localidades en las que ganó tendrá que pactar con otras fuerzas políticas para poder gobernar.
El PSOE liderado por Pedro Sánchez confirma su racha ascendente, pero su victoria se vio ensombrecida por los malos resultados obtenidos por Unidas Podemos (UP). En muchas localidades en las que los socialistas necesitaban el apoyo del partido antiliberal para acceder al poder, UP no obtuvo los votos suficientes para consolidar una mayoría de izquierdas.
Por el contrario, a pesar de no haber conseguido grandes resultados, los partidos de la derecha están en condiciones de establecer alianzas para hacerse con importantes ayuntamientos y algunos gobiernos regionales que las encuestas adjudicaban inicialmente a la izquierda.
El Partido Popular (PP) frenó su declive y, con altibajos, registró una recuperación en sus feudos tradicionales, mientras el liberal Ciudadanos (Cs) mantuvo resultados decorosos.
Por su parte, la ultraderecha de Vox se hizo presente por primera vez en las instituciones municipales y autonómicas de forma minoritaria, pero suficiente para contribuir con sus votos a que el bloque conservador mande en numerosas localidades.
El peor fracaso de la izquierda se registró en la capital española, donde Más Madrid (escisión de Unidas-Podemos) y el PSOE no fueron capaces de retener la muy disputada alcaldía. A pesar de no haber ganado las elecciones, será el derechista PP el que regente el ayuntamiento madrileño con el previsible apoyo de Cs y Vox, que obtuvo más del 7% de los votos.
La izquierda tampoco logró arrebatar a la derecha el gobierno de la Comunidad de Madrid, donde ganó el PSOE pero con una victoria insuficiente para desbancar al bloque conservador que con el PP a la cabeza se impuso en unos comicios igualmente reñidos.
Las victorias de los socialistas por mayoría absoluta en las comunidades de Castilla-La Mancha y Extremadura, a duras penas compensan la derrota sufrida en la muy emblemática plaza de Madrid.
En Cataluña, que vive una fuerte división social provocada por el proceso independentista, los partidos separatistas lograron una importante victoria en las elecciones locales, incluida la alcaldía de Barcelona que ganó Esquerra Republicana por la mínima. También en el País Vasco los grupos nacionalistas se impusieron en la mayoría de los municipios.
Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia no eligieron parlamentarios autonómicos por regirse con un calendario electoral distinto al del resto de España.
En el superdomingo electoral, los socialistas también ganaron los comicios al Parlamento Europeo con casi 33% de los sufragios, muy por delante del derechista PP que logró algo más de 20% y del liberal Cs, que apenas rebasó 12%.
La extrema derecha de Vox logró por primera vez representación en la cámara legislativa de la Unión Europea (6.2%), mientras la antiliberal UP retrocedió a 10.12%.
"El partido socialista ha ganado las elecciones europeas, ha ganado las municipales y ha ganado un buen número de comunidades autónomas (...) defenderemos los intereses de la mayoría social y también del conjunto del país en las instituciones europeas. En Europa vamos a ser la primera delegación socialdemócrata", señaló el presidente en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez.
Por su parte, el dirigente del PP, Pablo Casado, aseguró que su partido ha vuelto para iniciar la remontada luego de advertir que trazará la línea de actuación para recuperar el gobierno de España.
"Queda PP para rato", sentenció Casado, a pesar de los desiguales porcentajes obtenidos por su formación que depende de otros partidos conservadores para gobernar en casi todas las plazas en las que la derecha sumó más que la izquierda.
Los resultados confirman la consolidación del PSOE como principal referencia política, aunque lejos de la mayoría absoluta que le permitiría gobernar sin el apoyo de otros partidos de izquierda como UP, que acentuó su descenso.
Junto a la dispersión ideológica, los comicios también corroboran la división de la derecha española, con el PP aguantando el tirón de las urnas, el liberal Cs estancado y Vox afianzándose, por ahora en franca minoría, como la tercera opción del bloque conservador.
La fragmentación del voto mandó de nuevo un claro mensaje a todos los partidos: ganar las elecciones en España no significa poder gobernar.