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Madrid. Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), presentó este viernes una moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy tras la condena judicial al Partido Popular (PP) por beneficiarse de la corrupción en el caso Gurtel.
La sentencia del jueves contra la trama Gurtel produjo una gran indignación en España. Los jueces consideraron probado que el PP usó desde el año 1989 “una estructura financiera y contable paralela a la oficial” con la que recaudaba dinero de empresas a cambio de contratos públicos. El centro de la red es el empresario Francisco Correa, que organizaba actos electorales para el PP y ha sido condenado a 51 años por enriquecerse en intermediaciones entre el partido y las compañías que pagaban donaciones.
El otro gran condenado fue el ex tesorero del PP, Javier Bárcenas, con 33 años de cárcel por robar de esa caja B. La investigación no se centraba en el PP, que debe pagar sólo 245 mil euros por beneficiarse subsidiariamente de los servicios de Correa. Lo dramático para el partido de gobierno es que, una vez probada por los jueces esa vía de ingresos ilícita, le quedan por delante varios juicios: uno de ellos sí se centrará en esa contabilidad paralela, y otro en la destrucción de pruebas en la que supuestamente incurrió al borrar los ordenadores de Bárcenas.
Otro de los aspectos más duros de la sentencia es que los jueces no otorgan credibilidad a Rajoy, quien testificó en el juicio, y aseguran que pudo ocultar datos para evitar el “reproche social”.
Este golpe en los juzgados dio paso a 24 horas de especulaciones, hasta que el PSOE presentó una moción para arrebatar el gobierno a Rajoy. Sánchez anunció que su objetivo es sacar “a España del lodazal de la corrupción en la que la ha metido el presidente del gobierno y el PP”, pero el éxito de la iniciativa es incierto.
El PSOE necesita 176 de los 350 diputados del Congreso español para expulsar a Rajoy. A los 84 diputados socialistas ya han asegurado que se unirán los de la izquierda de Podemos y los nacionalistas catalanes (PdeCAT y ERC), además de un pequeño partido canario y la izquierda independentista vasca. Con esos apoyos el PSOE no llega a los 176 diputados. Necesita a Ciudadanos o al Partido Nacionalista Vasco (PNV), a los que debe convencer la próxima semana.
El PNV votó el miércoles a favor de los presupuestos presentados por Rajoy, y apoyar la moción socialista supondría un giro total. Aun así, su portavoz Aitor Esteban anunció que se lo pensarán después de saber “qué intención tiene Sánchez con respecto a Euskadi [el País Vasco] y qué haría con Cataluña”.
Ciudadanos ya anunció que no apoyará la moción. El partido liberal, que camina primero en las encuestas de preferencias electorales, se encuentra en una situación delicada. Por un lado su discurso regeneracionista le impide continuar apoyando al PP, un partido al que ya incluso los jueces denominan corrupto. Por otra parte, no quieren alinearse con Podemos y los nacionalistas, puesto que podría hacerles perder la simpatía de los votantes de derechas desencantados con el PP.
Ciudadanos dijo este viernes que su prioridad es presionar a Rajoy para que disuelva el Parlamento y que apoyaría a Sánchez sólo si presenta su moción para llamar inmediatamente a las urnas. Sin embargo, aunque el socialista expresó su intención de “convocar elecciones cuanto antes”, señaló que primero quiere “un gobierno del PSOE” para “recuperar la normalidad política e institucional y atender a las urgencias sociales de muchísimos ciudadanos”.
Ante esta amenaza, Rajoy acusó a Sánchez de actuar en provecho propio y querer gobernar “con quien sea y a cualquier precio”. El presidente español aseguró que “esta moción va contra la estabilidad y perjudica la recuperación económica”.