Oslo.— El periodista ruso Dmitry Muratov pidió “un minuto de silencio” por los reporteros asesinados ayer en Oslo, al recibir el Nobel de la Paz junto a su colega filipina María Ressa, quien culpó a los grupos tecnológicos estadounidenses del “lodo tóxico” propagado en redes sociales.

Ressa, cofundadora de la página web de información Rappler, y Muratov, redactor jefe del diario independiente Novaya Gazeta, fueron los galardonados a principios de octubre con el premio Nobel de la Paz de 2021 por su combate “a favor de la libertad de prensa”.

“Sí, gruñimos y mordemos. Sí, tenemos dientes afilados y un fuerte agarre”, dijo Muratov sobre los periodistas. “Pero somos el requisito indispensable para el progreso. Somos el antídoto contra la tiranía (...) Pongámonos en pie y honremos con un minuto de silencio a nuestros colegas periodistas (...) que dieron su vida por esta profesión”, dijo Muratov, de 60 años: “Quiero que los periodistas mueran de viejos”.

La periodista filipina Ressa atacó a los grandes grupos tecnológicos estadounidenses por permitir la difusión de “un lodo tóxico” en las redes sociales por su codicia.

Ressa criticó que estos grupos “están enemistados con los hechos, enemistados con los periodistas. Su naturaleza es dividirnos y radicalizarnos”, explicó la periodista de 58 años ante una audiencia reducida por el Covid-19.

“Con su poder casi divino”, su tecnología “permitió que el virus de la mentira nos infectara a cada uno, enfrentándonos entre nosotros, sacando a la luz nuestros miedos, nuestra rabia y nuestro odio, preparando el terreno para la llegada de dirigentes autoritarios y de dictadores”, dijo.

“Necesitamos que el periodismo independiente sobreviva, primero brindando una mayor protección a los periodistas y defenderlos contra los Estados que atacan a los periodistas”, comentó a la audiencia de unas 200 personas, incluidos miembros de la familia real noruega y funcionarios que se sentaron a un metro de distancia, en una ceremonia afectada por la pandemia de coronavirus. Normalmente, el evento en Oslo cuenta con una audiencia de mil personas. La víspera, Ressa había indicado que “por ahora, la libertad de prensa está amenazada”, cuando se le preguntó si este premio cambiaría la situación en su país, Filipinas, en el puesto 138 de la lista de libertad de prensa realizada por Reporteros Sin Fronteras (RSF). En espera de que se resuelvan los siete procesos judiciales que tiene pendientes en Filipinas, Ressa tuvo que pedir permiso a cuatro tribunales de su país para poder viajar a Noruega.

Muratov dirige uno de los escasos medios que todavía son independientes en el restrictivo panorama mediático ruso: “El periodismo en Rusia atravesa un periodo sombrío”, dijo. Novaya Gazeta es conocida por sus investigaciones sobre la corrupción y las violaciones de Derechos Humanos en Chechenia. Desde la década de 1990, seis colaboradores del medio han sido asesinados, entre ellos, la célebre periodista Anna Politkovskaya en 2006.

Rusia se sitúa en el puesto 150 de la clasificación de RSF. Hasta el 1 de diciembre, mil 636 periodistas murieron en los últimos 20 años en el mundo, 46 en 2021, indican los datos de RSF.

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