Bruselas.— En los últimos años el número de mascotas ha crecido considerablemente en los países de la Unión Europea (UE), particularmente de perros y gatos, presentes en 91 millones de hogares, alrededor de 44% del total.
El aumento de las especies de compañía ha ido a la par del crecimiento de una industria que genera anualmente 29 mil millones de euros sólo en venta de alimentos. También se ha desarrollado junto con la expansión de las ventas online, 60% de los felinos y canes son adquiridos en línea por los europeos.
Las normas de bienestar animal varían según los Estados miembros y no todos cumplen las condiciones óptimas de bienestar animal y de comercialización, a pesar de que el último Eurobarómetro mostró que 74% de los europeos es favorable a normativas de control más fuertes.
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“La legislación nacional puede variar mucho: en algunos países es estricta, en otros es poca. Sin una legislación armonizada en todos los Estados miembros de la Unión Europea, existen graves implicaciones no sólo para el bienestar de perros y gatos, sino también para la salud humana y animal, la protección de los consumidores y el funcionamiento del mercado interior”, señala EU Dog & Cat Alliance, una red creada en 2014 y que representa los intereses de más de 90 organizaciones.
Por ejemplo, en 24 de los 27 socios de la Unión Europea es obligatoria la identificación permanente de los perros mediante microchip o tatuaje. En Alemania y Estonia, sólo algunas regiones consideran obligatoria la identificación con microchip y en Polonia son contados los municipios que promueven su implantación, pero es elección del propietario.
En los países con cobertura nacional, el microchip debe ser implantado antes de que el perro cumpla tres meses. La información de la mascota es almacenada en bases de datos organizadas de varias maneras, la mayoría es de alcance nacional, aunque también hay privadas y regionales. Sólo la mitad de los sistemas nacionales están vinculados a Europetnet, plataforma de la Unión Europea.
En el caso de los gatos, la identificación permanente sólo es obligatoria a escala nacional en un reducido número de países: Portugal, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Suecia, Lituania y Grecia.
Además de registros y bases de datos, los países cuentan con instrumentos y leyes particulares para garantizar el bienestar de las mascotas, como Austria, que tiene instrumentos peculiares y una de las normativas más estrictas en la materia; fue adoptada en 2002 y modificada en 2017: es ilegal maltratar o abusar de los animales de cualquier forma. Está penalizado no proporcionar alimento, agua, refugio o atención médica. Además, es ilegal abandonar animales. En el caso de los perros, considera como acto cruel cortarles las orejas o la cola. “La legislación [austriaca] relativa a la tenencia de animales de compañía es muy detallada y establece disposiciones muy específicas para el cuidado de los animales de compañía en diversos entornos y especies”, detalla World Animal Protection en el último Índice de Protección Animal.
En ese indicador, Austria saca calificación de “b” en una escala que va en orden alfabético hasta “g”. En Europa nadie saca “a”; a la par de Viena aparece sólo Holanda, Suecia, Suiza y el Reino Unido; estos últimos no son parte de la Unión Europea.
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Modelo naranja
La adopción de un marco regulatorio no basta para proteger a los animales de compañía ante el maltrato, el abandono o la explotación con fines comerciales. La ley de protección de las mascotas, por muy amplia que sea, cumple su cometido si las autoridades cuentan con capacidades técnicas y operativas.
En Holanda, por ejemplo, no sólo el marco regulatorio es extenso y detallado, sino que su cumplimiento es supervisado por tres instancias que trabajan conjuntamente: el servicio de Inspección Nacional de Bienestar Animal (LID, por sus siglas en neerlandés), la Policía Animal y la Autoridad Neerlandesa de Seguridad Alimentaria y de Productos de Consumo (NVWA).
Cada uno cumple tareas específicas en la lucha contra el abandono y el maltrato. Por ejemplo, la Dierenpolitie actúa en casos urgentes; está integrada por agentes especializados en delitos sobre animales de compañía y granja, incluyendo crueldad, incitación a la violencia o pornografía. Está disponible vía digital o a través de un número de emergencia específico (114). En casos extremos también puede ser contactada por el número de emergencia nacional (112).
Sus intervenciones pueden conducir a una pena máxima de prisión de tres años o una multa de hasta 19 mil 500 euros (350 mil pesos mexicanos). Los jueces pueden condenar a una persona a que nunca más pueda tener un animal en casa.
La NVWA inspecciona las granjas y los mataderos, mientras que la LID vigila el bienestar de los animales de compañía mantenidos por particulares. Esta última es jurídicamente independiente, pero trabaja en nombre del Ministerio de Agricultura de Países Bajos para hacer cumplir las normas relativas al bienestar de los animales de compañía y de ocio.
En operación desde 1986 y encabezada por Marc Jacobs, el LID está compuesto por un equipo técnico y administrativo, 25 agentes especiales de investigación y un grupo de voluntarios. Su financiamiento procede de los Ministerios de Agricultura y Justicia. Para garantizar el cumplimiento de la ley, las instancias realizan inspecciones anuales, que tienen lugar sin previo aviso y con base en muestreos de riesgo e informes que pueden proceder de vecinos, veterinarios o la red de contactos desarrollada sobre el terreno.
El LID realizó 12 mil 952 inspecciones en 2022 que se tradujeron en la apertura de 5 mil 567 casos, de los cuales, 2 mil 373 estuvieron relacionados con perros, mil 533 con gatos, mil 89 con caballos, 470 con aves y 376 con conejos. Su trabajo no está exento de agresiones, los inspectores fueron víctimas de 38 incidentes ese año. Los casos más graves terminan en manos del Tribunal Disciplinario Veterinario, autoridad encargada de gestionar los procesos penales. Cuando se detectan anomalías, todos los costos adicionales derivados de la inspección inicial corren a cargo de los propietarios de los animales.
La actuación de jueces, inspectores y la policía tiene lugar en un contexto de normas que deben cumplir los poseedores, vendedores y criadores de animales. En la nación europea cada animal tiene asignada una clase de riesgo, la A, B o C son de compañía y para aficionados; la D, E y F no son especies domesticadas y están prohibidas.
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Impuesto canino
Del universo de animales acostumbrados a vivir cerca de los humanos, los vacunos, porcinos, ovinos, caprinos, équidos y perros deben registrarse y portar una marca en la oreja, un tatuaje o microchip, y deben darse de alta las aves de corral y de incubación con fines comerciales, a fin de facilitar la intervención en caso de una emergencia sanitaria. Los caballos y perros deben disponer además de un pasaporte, reconocido en todos los países de la UE. El documento ofrece: nombre del propietario, domicilio, descripción del animal, código de registro, vacunas y fecha y lugar de expedición.
El registro de canes es realizado por los veterinarios y la información está disponible en una base de datos pública. Tiene un costo único de 3.95 euros (71 pesos); sumando el chip la cifra varía entre 20 y 50 euros (alrededor de 360 y 900 pesos)
Todo cachorro que nace en Holanda debe registrarse en las primeras siete semanas a su nacimiento. Los que proceden de otros países de la UE o son importados, deben hacerlo en las dos semanas siguientes a su llegada. La autoridad afirma que mediante el chip, el pasaporte y el registro de todos los cachorros es posible combatir los abusos en la cría y el comercio ilegal de perros. Permite además el seguimiento de su estado de bienestar, al tener claridad sobre dónde vive y quién es responsable de su cuidado.
El 56% de los municipios naranja cobra además un impuesto canino. El monto varía dependiendo la entidad: el costo medio por animal es de 76 euros al año (mil 365 pesos). Los fondos son recaudados vía digital y van a las arcas de los municipios. El dinero es usado para construir y mantener instalaciones especiales (como zonas asignadas para el ejercicio en parques), para financiar los operativos de control del bienestar animal y para reducir las molestias causadas por los residuos caninos. La multa por no registrar a un perro en el municipio de S-Hertogenbosch, localizado en el centro del país, asciende a 102 euros.
No es obligatorio registrar a los gatos, aunque es recomendable. Un felino con chip y registrado es más fácil ubicarlo cuando se desconoce su paradero. Sólo 17% de los gatos extraviados vuelven a unirse con sus dueños, mientras que en el caso de los perros la cifra asciende a 93%.
Aún no se cuenta con los estudios de impacto sobre viabilidad, aplicabilidad y costes.
En Países Bajos hay 2.8 millones de gatos y cerca de 1.8 millones de perros.