Los preparativos para el funeral del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, quien falleció este viernes a los 99 años de edad, están en marcha.
Los detalles se anunciarán en los próximos días, pero se espera que sea un evento ceremonial más que el gran asunto de estado que normalmente se asociaría con la muerte de un miembro de la realeza.
El gobierno de Reino Unido anunció que las banderas nacionales ondearán a media asta en todos los edificios gubernamentales hasta las 8:00 de la mañana (hora local) del día siguiente al funeral.
Las banderas británicas en edificios reales en los que la reina no esté alojada también ondearán a media asta.
El estandarte real, que representa la soberanía y continuación de la monarquía, nunca ondea a media asta, por lo que ondeará a asta completa allá donde la reina esté presente.
El sábado a mediodía hora británica dispararon salvas de honor en tributo al duque de Edimburgo en todo Reino Unido y Gibraltar.
Se dispararon 41 rondas, una cada minuto durante 40 minutos en Edimburgo, Cardiff, Londres, el castillo de Hillsborough en Irlanda del Norte y las bases navales de Devonport y Portsmouth.
Se animó a la ciudadanía a observar las salvas de honor desde casa, en internet o por televisión.
Buques reales en el mar, como el HMS Diamond y el HMS Montrose, también dispararon en su honor, ya que el duque también sirvió como guardamarina durante la Segunda Guerra Mundial y sostenía el título de Lord Gran Almirante.
Como señal de respeto, los principales partidos políticos de Inglaterra, Escocia y Gales han suspendido las campañas para las elecciones del mes que viene.
La Cámara de los Comunes tendrá una sesión el lunes para que los parlamentarios rindan homenaje al duque.
Las limitaciones de grandes congregaciones de personas por la pandemia que están en vigor en Inglaterra hacen que los planes desde hace tiempo previstos para los días previos al funeral, y el propio funeral, hayan tenido que ajustarse.
A los ciudadanos se les pide que no intenten asistir a ninguno de los eventos funerarios, en línea con las recomendaciones de salud pública.
La familia real también le ha pedido a la población que no deje flores ni recuerdos en las residencias reales.
En la página web de la familia real se les pide a los ciudadanos que consideren hacer un donativo a una organización caritativa en lugar de dejar tributos florales en memoria del duque.
También se ha puesto a disposición del público un libro de condolencias online para que escriban sus tributos personales.
Se dice que el propio príncipe Felipe pidió un funeral modesto y que su cuerpo no fuera velado en público, por lo que no habrá una capilla ardiente en la que los ciudadanos puedan ver su ataúd y despedirse de él.
En lugar de eso, yacerá en el castillo de Windsor hasta el funeral privado en la capilla de San Jorge.
El honor de la capilla ardiente les fue concedido a los tres últimos consortes reales, incluida la Reina Madre en 2002, cuando unas 200.000 personas hicieron fila para rendir tributo durante más de tres días en el Westminster Hall en el centro de Londres.
Diana, princesa de Gales, también recibió un funeral real ceremonial pese a no ostentar ya el título de Su Alteza Real cuando murió.
Pero el Colegio de Armas, que ayuda a organizar actos de estado, dijo que los planes para el funeral del duque están "en línea con la costumbre y con los deseos de Su Alteza Real".
Se prevé que el estandarte del duque esté presente en los actos que se organicen.
La bandera representa elementos de su vida, desde su herencia griega hasta sus títulos británicos.
Según la planificación inicial para los días posteriores a la muerte del duque, que se conoce con el nombre de "Operación Forth Bridge", se esperaba que miles de personas se congregaran en Londres y Windsor, e incluso que algunas acamparan para conseguir una posición privilegiada para ver la procesión militar.
También estaba previsto que cientos de miembros de las fuerzas armadas se alinearan en las calles en honor al duque, junto a miles de agentes de policía encargados de controlar a la multitud.
Pero desde que estalló la pandemia de coronavirus, los organizadores han estado trabajando en planes de contingencia para evitar grandes multitudes en el caso de que el duque muriera.
Se dice que la reina está considerando cambios en el funeral y los planes ceremoniales, de acuerdo con las recomendaciones actuales del gobierno y las directrices de distanciamiento social.
El día del funeral se cree que el ataúd será trasladado una corta distancia hasta la capilla de San Jorge, dentro del propio castillo, para el servicio religioso.
Las restricciones por el coronavirus en Inglaterra implican que solo se puede permitir la asistencia de 30 personas, que además tienen que mantener la distancia social si no son convivientes.
Todavía no se conocen los detalles de quiénes serán los invitados o miembros de la familia que acudirán al funeral.
No obstante, es probable que el príncipe Harry asista a la ceremonia, según la agencia de noticias Press Association.
El duque de Sussex, nieto del príncipe Felipe, vive en Estados Unidos con su esposa, Meghan Markle, y no ha regresado a Reino Unido desde que dejó sus labores reales el año pasado.
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