Esta fue una política de palacio despiadada, que distanció a la familia real de uno de los suyos.
No había que esperar para ver si el príncipe Andrés, el duque de York, podía limpiar su nombre en la corte. Ya perdió el uso de Su Alteza Real y sus vínculos militares se han cortado.
"Brutal", tuiteó el comentarista real Peter Hunt. "Los Windsor han demostrado que cuando la institución está bajo amenaza, la preservación dinástica triunfa sobre la carne y la sangre".
También podría verse como algo inevitable. En lugar de enfrentarse a un sinfín de preguntas incómodas sobre el futuro del príncipe Andrés, el Palacio de Buckingham realizó un ataque preventivo, anunciando efectivamente que nunca volverá a desempeñar un papel real oficial.
El comunicado real, en dos breves frases, lo traslada luego de 61 años como figura pública a "ciudadano particular".
Aparte de los méritos del caso judicial civil, desde una perspectiva de reputación, esta historia ha sido como un superpetrolero con fugas que arroja malas noticias, y la familia real quiere evitar que más daños lleguen a sus costas.
El historiador real Robert Lacey lo describió como que el príncipe Andrés fue "despojado de la realeza".
¿Será suficiente para proteger a la realeza de las consecuencias tóxicas, en un año en el que quieren centrarse en las celebraciones del Jubileo de Platino?
"Existe un gran potencial para que contamine a la familia real en general", dice la profesora Pauline Maclaran, autora y experta en la "marca" real.
"Desde la perspectiva de la marca, la 'cuestión de Andrés' ha estado rondando sobre ellos durante un tiempo y solo va a empeorar", dice Maclaran, académica de Royal Holloway en la Universidad de Londres.
Pero asegura que la gran popularidad personal de la reina le permitirá mantenerse por encima de esto, lo que en todo caso, aumentará la simpatía del público por ella.
Maclaran predice que la estrategia real será enfatizar en voz alta lo positivo para ahogar lo negativo, como usar el carisma de primera plana de la duquesa de Cambridge.
"Intentarán maximizar a los jóvenes miembros de la realeza: William, Kate y su familia. Intentarán maximizar las celebraciones del jubileo", dice Maclaran.
El Jubileo de Platino, que marca el reinado de 70 años de Isabel II, podría usarse para aprovechar un factor de bienestar del verano boreal si la pandemia comienza a disminuir, señala.
En términos de lo que sucederá a partir de ahora, Maclaran dice que la realeza querrá un acuerdo en el caso lo antes posible, en lugar de la "tortura lenta" de meses de titulares negativos si se disputa en los tribunales.
La familia real ha capeado muchas tormentas antes, dice, y sobrevivirán a esta también, sobre todo porque la gente puede distinguir entre la institución de la monarquía y las personas que forman parte de ella.
Pero el impacto de la opinión pública negativa no debe subestimarse, sugiere la comentarista real Victoria Murphy.
"Hay que recordar que fue la opinión pública lo que lo llevó a retirarse de su papel real después de esa desastrosa entrevista televisiva en Newsnight, que fue mucho antes de que Virginia Giuffre hubiera presentado este caso civil", dice Murphy.
Las encuestas de opinión periódicas de la firma de análisis YouGov han mostrado que el público es hostil a cualquier regreso a un papel real para el príncipe Andrés, lo que sugiere que la mudanza del palacio coincide con el estado de ánimo del público.
Gideon Benaim, un abogado especializado en "protección de la reputación" de personas de alto perfil, dice: "El hecho de que el príncipe Andrés haya sido despojado de sus títulos es muy perjudicial para él, pero en última instancia es una buena medida de la familia real para intentar cercar el daño".
También ofrece una luz de esperanza para el príncipe Andrés.
El duque ha mantenido firmemente su inocencia y Benaim dice que no es imposible que el príncipe Andrés comience a reparar su reputación algún día.
El primer paso es tratar de resolver el caso lo antes posible, dice Benaim, del bufete de abogados Simkins en Londres.
"Lo último que necesita el duque, y de hecho la familia real querrá, es un litigio prolongado en el que los detalles privados y vergonzosos se ventilan en público", dice.
Un caso judicial significaría escuchar mucho más sobre las denuncias de abuso de Giuffre y los vínculos con la explotación sexual de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell.
Un acuerdo dependería de que Giuffre esté dispuesta a negociar un trato en lugar de exigir un juicio en la corte, con suficiente dinero y una declaración que ambas partes puedan aceptar. La cuestión de una disculpa podría ser un punto conflictivo.
Para el príncipe Andrés, un acuerdo también tiene sus desventajas, porque las acusaciones quedarían sin resolver.
"Ciertamente, no va a evitar que algunos crean que algo sucedió y que no hay humo sin fuego", dice Benaim.
Si se llega a un acuerdo, el experto en reputación dice que el príncipe Andrés debería "desaparecer durante un largo período de tiempo" antes de "probar las aguas muy gradualmente".
"Pero es mucho más difícil que hace 20 años", dice.
La rápida difusión de información en internet, las opiniones polarizadas y extremas en las redes sociales, hacen que sea mucho más difícil para las personas seguir adelante, opina Benaim.
Todavía hay roles constitucionales para el príncipe Andrés, incluso como "consejero de Estado". Él sigue siendo uno de los cuatro miembros de la realeza que pueden llevar a cabo los deberes oficiales de la monarca si ella no pudiera realizar las tareas por sí misma.
Todavía es un "caballero real" de la Orden de la Jarretera, la más alta orden de caballería.
Pero el príncipe Andrés, que probablemente no quiera pasar el resto de su vida siendo visto en fotos granuladas en Range Rovers en Windsor, enfrenta grandes decisiones con pocas buenas opciones.
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