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Fue en julio de 1945 cuando el físico Robert Oppenheimer y otros investigadores del Proyecto Manhattan probaron su nueva bomba atómica en un desierto de Nuevo México, sin comprender el alcance que tendría.
Y es que, según un estudio científico publicado el martes y retomado por el New York Times, la nube y posterior lluvia radiactiva de esta explosión alcanzó en los 10 días siguientes 46 estados de Estados Unidos, e incluso zonas de Canadá y México.
Lo anterior, luego de que la nube en forma de hongo irradiada por Trinity, nombre clave de este ensayo, se alzara a una altura mucho mayor a lo previsto, posiblemente de unos 18 kilómetros según el medio citado.
"Es un descubrimiento enorme y, al mismo tiempo, no debería sorprender a nadie", explicó Sébastien Philippe, investigador de la Universidad de Princeton y autor del estudio.
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Estos nuevos datos podrían utilizarse como argumentos para incrementar el número de personas elegibles para una compensación del gobierno federal estadounidense por posible exposición a la radiación atmosférica derivada de explosiones nucleares, explica el Times.
De acuerdo con el historiador Alex Wellerstein, citado por el diario estadounidense, los científicos del Proyecto Manhattan tenían poco entendimiento sobre el impacto que podían tener los materiales radiactivos sobre ecosistemas cercanos y lejanos.
Los censos de la época, menciona el medio, muestran que durante los años 40 vivían unas 500 mil personas en un radio de 240 kilómetros del lugar de la explosión, y no recibieron advertencias ni fueron evacuados de sus hogares.
"Estos nuevos datos sobre la bomba Trinity son monumentales", dijo Tina Cordova, cofundadora de un consorcio que busca compensar a los afectados por este primer ensayo nuclear en Tularosa, villa de Otero, Nuevo México.
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"Hemos estado esperando una confirmación de las historias contadas por personas de Tularosa que vieron la explosión y hablaban sobre cómo las cenizas seguían cayendo del cielo tras varios días".
Además de Nuevo México, el estudio apunta a que habrían restos radiactivos en Nevada, Utah, Wyoming, Colorado, Arizona e Idaho, lo que podría fortalecer las demandas de quienes busquen una compensación en dichos estados.
Por su parte, Wellerstein agrega que "el grado al que Estados Unidos lanzó bombas nucleares contra sí mismo aún no es apreciado por la mayoría de estadounidenses, en especial los más jóvenes".
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asf