Tras la cuestionada elección en la que el presidente Nicolás Maduro se reeligió el domingo, y con la que prolongó la vida del chavismo en el poder, la crisis política, institucional, socioeconómica y financiera de Venezuela se agudizará con un mayor aislamiento internacional, además de nuevas oleadas de éxodo masivo de personas y sin expectativas reales de lograr un arreglo negociado al hondo conflicto interno con impacto externo.

La victoria de Maduro —con la que el oficialismo buscará consolidarse sin permitir la alternancia partidista desde que asumió el control en 1999 y con la que gobernará al menos hasta 2025— acrecentó el temor de que, desafiante por la reelección, la máquina chavista será implacable con la oposición.

“La perspectiva es más sufrimiento y más pérdida de vidas”, advirtió la abogada venezolana Beatriz Borges, directora del Centro de Justicia y Paz, organización de defensa de los derechos humanos en Caracas. “Habrá mayor persecución y radicalización de la política de criminalizar los derechos, en la que los defensores de derechos humanos y todo el que haga disidencia se arriesga a ser perseguido, amedrentado y hostigado por el gobierno”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Venezuela”, explicó, “tiene una emergencia humanitaria que no es por una catástrofe [natural] o un conflicto armado, sino por el quiebre de la institucionalidad democrática”.

La consulta del domingo coincidió con un aumento de la migración forzada y con expectativas de que en los próximos meses surgirá una mayor oleada migratoria al exterior. “Los picos migratorios aumentan cerca de actos electorales en los que la oposición democrática tiene resultados adversos”, señaló Borges.

Para el chileno José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch, organización no estatal de Washington de protección mundial de derechos humanos, “el fraude electoral del domingo prolonga el sufrimiento” en Venezuela.

“Es un pueblo controlado por una mafia responsable de masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos y de una crisis humanitaria por la escasez de alimentos y de medicinas sin precedentes en la historia reciente de América Latina”, indicó Vivanco, y afirmó que, por ahora, son más eficaces las sanciones a individuos chavistas que “al régimen”.

Mientras tanto, Washington prohibió ayer las transacciones financieras de deuda con Venezuela, pero su efecto —como otras medidas previas de Estados Unidos— aparecerá en cámara lenta.

“Las sanciones individuales de congelamiento de activos, bienes ilícitos, cuentas bancarias y cancelación de visas son extraordinariamente eficaces. Los funcionarios del régimen están muy preocupados por las sanciones individuales, que ojalá se redoblen por parte de Europa y de las democracias latinoamericanas”, añadió Vivanco.

Mientras tanto, acuartelado en los muros de su régimen, el presidente Maduro parece ni siquiera inmutarse ante al asedio externo. El “único” que puede reconocer el resultado electoral “es el pueblo venezolano”, reclamó ayer desde Caracas, desafiante.

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