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Lajas Blancas.- El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, anunció que espera firmar un convenio con Estados Unidos destinado a repatriar a los migrantes que cruzan el peligroso Tapón del Darién con destino a la nación norteamericana.
En conferencia de prensa durante una visita por esa provincia selvática fronteriza con Colombia, dijo que abordará ese asunto con la delegación de Estados Unidos que participará en su toma de posesión el lunes y que liderará el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
“Espero suscribir un convenio con Estados Unidos respetuoso y digno para que entre los dos países comencemos los procesos de repatriación de toda esta gente que está aquí acumulada”, dijo Mulino. No quedó inmediatamente claro el contenido del acuerdo pero el mandatario electo dijo que el lunes hablará del tema con más detalles.
Mulino, quien tomará las riendas del país centroamericano por los próximos cinco años a partir del 1 de julio, ha prometido desde su campaña que lo llevó a ganar las elecciones en mayo que buscará cerrar ese corredor selvático en la frontera con Colombia por donde cruzaron el año pasado más de medio millón de migrantes y más de 186 mil lo han hecho en lo que va de 2024, en su mayoría venezolanos, ecuatorianos, colombianos y chinos.
“He visto crisis en el Darién de otra dimensión, pero esta se saltó la barda; me quebró el alma ver a niños de la edad de mis nietos pidiéndome una botella de agua”, añadió el mandatario después de visitar un campamento de recepción temporal de migrantes en la localidad de Lajas Blancas.
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Será una operación costosa, opinan expertos
El nuevo líder de 65 años, quien fue ministro de Seguridad durante el gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014), fue acompañado al Darién por su equipo ministerial designado.
En la víspera de su visita, los migrantes que estaban en Lajas Blancas —donde tomarán los autobuses con rumbo a Costa Rica— seguían contando las dificultades económicas y de seguridad en sus respectivos países que los empujaron a emigrar por una ruta a veces mortal. Varios también veían bien los planes del nuevo líder panameño de cerrar la migración por allí.
“Con ese gobierno que tenemos allá (en Venezuela) nunca tenemos vida”, dijo a The Associated Press Jorbys Ocampo, un treintañero que dejó a su familia y a su hija de ocho años en la ciudad de Maracaibo. “Mi hija nació con un problema del corazón y no hay insumos, no hay dinero, no alcanza para nada".
“Sería bueno y que le den más vías legales para migrar a la gente y no hacer esa travesía terrible”, consideró Ocampo al referirse a los planes de clausurar esa ruta. “Aunque si cierran por un lado, abren por otro”, advirtió.
Respecto de los planes de repatriación de Mulino, los expertos consideran que sería una tarea difícil y que sólo lograría deportar a un porcentaje mínimo cada día, además de lo costosa que sería la operación.
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Mulino ha dicho que busca poner fin una migración que, según él, tiene un fuerte impacto ambiental y económico para Panamá, así como repercusión humana por el dolor y el sufrimiento de las personas que atraviesan una selva inhóspita y sin ley.
“Fue horrible (el cruce) porque primero cuando llegué acá después de haber pasado todo lo más horrible murió mi esposa en una canoa... ella tenía un problema intestinal”, contó el jueves a la AP el venezolano Pedro Monte.
“Él (Mulino) tendría que hacerlo, cerrar, porque eso es lo más peligroso que puede haber, hay muchos ladrones, eso es lo más horrible; hay muertos, da lástima que se pierdan personas allí”.
Del lado colombiano, donde inicia la travesía por la selva, los riesgos para los migrantes incluyen la trata de personas y la violencia sexual, especialmente para los que tienen que pasar varios días en pueblos del Caribe colombiano porque sus recursos son limitados y están “desesperados por encontrar dinero para pagar las exorbitantes tarifas” de miles de dólares que les permitan continuar su viaje al Darién, advirtió un informe de la relatora especial sobre la trata de personas de las Naciones Unidas divulgado el viernes.
La relatora, Siobhán Mullally, indicó que las redes delictivas que operan en la zona también han afectado a los niños y jóvenes de comunidades afrodescendientes e indígenas colombianas en las zonas fronterizas. “Son captados con fines de delincuencia forzada, reclutamiento y utilización, en particular como guías y porteadores a través del Tapón del Darién”, detalló el informe.
mcc