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Bruselas.- En este año de gran actividad electoral, cuando se trata de números, nadie enfrenta un desafío semejante al que tiene por delante India.
A partir de este viernes, alrededor de 900 millones de personas están llamadas a las urnas para decidir si Narendra Modi continúa o no en el cargo de primer ministro. Significa que uno de cada ocho habitantes del planeta podrá ejercer el derecho universal en una sola jornada electoral.
Por el tamaño del reto logístico, un millón de casillas desplegadas en una superficie que va de las montañas del Himalaya hasta el golfo de Mannar, la jornada durará semanas, tendrá lugar en siete fases hasta el 1 de junio.
Las casillas abrirán con los pronósticos favoreciendo a Modi y su Partido Bharatiya Janata (BJP), que buscan un tercer mandato. En la última elección general, obtuvieron 303 de los 543 escaños parlamentarios, llevándose 37% de los votos; 350 sumando los escaños de los aliados.
La "Encuesta sobre el estado de ánimo de la nación" realizada por el grupo de medios India Today, anticipa que Modi y sus aliados podrían obtener 335, un buen resultado, considerando el desgaste de 10 años de gobierno y que en esta edición enfrentan una oposición menos fragmentada. En julio pasado, 26 partidos de oposición, incluyendo el otrora todopoderoso Congreso Nacional Indio, fundaron la llamada Alianza Inclusiva de la Nación India para el Desarrollo (INDIA, por sus siglas en inglés) para hacerle frente al jefe de gobierno.
“Las elecciones generales en India probablemente tendrán como resultado que el primer ministro Narendra Modi y su Partido Bharatiya Janata retengan el control del gobierno. Aunque el BJP podría ganar suficientes escaños para formar una mayoría por sí solo, es posible que necesite del apoyo de los socios de la coalición de la Alianza Democrática Nacional para formar gobierno”, sostiene en un análisis la firma especializada en inteligencia Rane-Stratfor.
La victoria aparentemente “cantada” está vinculada a la popularidad del nacionalista hindú, una figura política de gran oratoria que brilla con luz propia. Un sondeo realizado por Ipsos colocó el índice de aprobación del originario de Vadnagar en 75% en febrero, 10 puntos arriba en comparación a septiembre.
“Los índices de popularidad del actual primer ministro indio, Narendra Modi, son altos, superiores a los de su partido”, indica Gareth Price, investigador del Real Instituto de Asuntos Internacionales Chatham House.
Como consecuencia el BJP desarrolló una campaña estilo presidencial aprovechando la personalidad de su líder, mientras que la oposición se enfocó en temas locales, como el desempleo y el encarecimiento de los precios.
Los encuestados por Ipsos destacaron como elemento más sobresaliente la forma como ha manejado el país. Desde que llegó al 7, Lok Kalyan Marg, despacho oficial del premier, India ha pasado de ser la décima economía global al quinto lugar, con la posibilidad de llegar al tercer puesto en 2027.
El avance más notorio ha sido en infraestructura con la construcción de túneles, puentes y carreteras permitiendo el acceso a zonas rurales. La red ferroviaria creció en la última década 60%, mientras que el número de aeropuertos pasó de 74 a 158.
Otro sello característico de la administración Modi ha sido el posicionamiento de la India como actor global. No solo cambió la percepción entre el núcleo duro de los estudiosos de las relaciones internacionales, también a nivel doméstico.
Caroline Mallory y Milan Vaishnav, del think tank Carnegie Endowment, sostienen que al examinar el panorama político de la India, la política exterior parece haber dejado de ser un asunto lejano.
“En las calles, en la mesa del comedor y alrededor del dispensador de agua, se pueden escuchar conversaciones sobre el papel de la India en el mundo. Si bien es probable que las élites todavía dominen la política exterior, su consumo se ha democratizado”.
Modi se ha esforzado por colocar a la India como un aliado clave de Estados Unidos y como contrapeso regional a la influencia de China, incluso cuando su principal socio militar es Rusia. Entre el 36% de sus compras armamentistas vienen de casas armamentistas rusas, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI).
Pero el líder del partido político más grande del mundo, se estima que el BJP cuenta con 170 millones de afiliados, no en todas las áreas se ha llevado las palmas.
Cada vez más son las voces que acusan al régimen de Modi de reprimir a la oposición y torpedear el principio secular de la Constitución, complaciendo a la mayoría hindú, 80% de la población, y tolerando la violencia y discriminación hacia la minoría musulmana, 14%.
Amnistía Internacional ha documentado medidas selectivas y abusos sistemáticos contra minorías religiosas. Sostiene que la apología del odio por parte líderes políticos y funcionarios públicos se está convirtiendo en un comportamiento común que queda impune. También se están socavando derechos de libre asamblea y de expresión al ser tratados como amenazas al orden público.
Reporteros Sin Fronteras denuncia que desde 2014, al menos 28 periodistas han perdido la vida y nueve están actualmente encarcelados. Los profesionales de los medios están siendo perseguidos por el uso indebido de las leyes antiterroristas.
“Es inaceptable que el país presentado como la mayor democracia del mundo carezca ahora de tantas de las salvaguardias necesarias para mantener una prensa libre y diversa. Es inaceptable que los periodistas indios y los reporteros extranjeros se vean sometidos a tantas trabas en su trabajo diario”, señala Célia Mercier, responsable del Área de Asia-Pacífico de RSF.
Ante las críticas, el BJP afirma que el Hindutva es una ideología que no busca marginar a los musulmanes, sino restaurar la identidad nacional suprimida bajo el Estado turquíco islámico (Mogol) y el dominio británico.
El análisis publicado por Rane-Stratfor, señala que independientemente de recurrir o no a la Alianza Democrática Nacional, el BJP mantendrá inamovible sus políticas.
“Un gobierno dirigido por Modi intentaría implementar muchas de las promesas de su programa electoral, incluyendo políticas controvertidas como el Registro Nacional de Ciudadanos y la implementación del Código Civil Uniforme, que sustituye las leyes religiosas por leyes comunes unificadas que rigen el matrimonio, las relaciones y la herencia”.
“Estas medidas exacerbarían las divisiones políticas y las tensiones religiosas en India, lo que podría afectar al atractivo de inversión en el país a largo plazo si los disturbios sociales se tornan violentos", alerta.
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