Miami.— Tratándose de países donde se producen precursores químicos para la, China se ubica primero en la lista. India también ha resaltado en las últimas fechas en este rubro. Sin embargo, Estados Unidos, la nación que declaró la “guerra” contra esta droga, la que sufre una “epidemia” que al año deja unos 100 mil muertos, también es un productor de precursores.

Registros de la agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) dan cuenta de incautaciones de precursores fabricados en la Unión Americana que tenían México como destino. “No lo vamos a negar, algunas personas en nuestro país [Estados Unidos] también cometen este tipo de crimen”, comenta a EL UNIVERSAL un exagente de la DEA que pidió el anonimato.

“Lo bueno es que también los perseguimos y la agencia [DEA] ha tenido importantes éxitos contra estos criminales”.

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De acuerdo con reportes de la DEA, esta dependencia federal, junto a otras agencias de procuración de justicia estatales y municipales, ha desmantelado varios laboratorios clandestinos de fabricación de fentanilo y de precursores.

El número de laboratorios y sus ubicaciones varían de acuerdo con diversos informes locales, estatales y federales, pero queda claro que Estados Unidos también padece del flagelo.

En enero de este año, agentes encontraron en una casa en Phoenix, Arizona, unos 200 kilogramos de precursores químicos de fentanilo.

Laboratorios en barrios lujosos

Un mes después, la explosión de una casa en San Francisco, California, llevó a las autoridades a descubrir un laboratorio oculto donde se producían precursores. Una mujer murió en el estallido. En marzo, las autoridades descubrieron en uno de los barrios más lujosos de Nueva York un departamento donde se hallaron precursores de fentanilo.

Otro motivo de preocupación son los precursores que van de Estados Unidos a México. Ya en 2018, el Arizona Daily Star informaba de la incautación, en el sur de Arizona, de precursores para elaborar 30 millones de dosis mortales de fentanilo con destino a México.

En este caso, los precursores venían de China, pero eran movidos por traficantes o mafias locales en Tucson y Nogales hacia México, para que cárteles los convirtieran en fentanilo con valor de más de 600 millones de dólares.

Un reporte de 2020 de la DEA hablaba de que, como parte del flujo de fentanilo a Estados Unidos, una de las áreas de trabajo eran los precursores que salían de Arizona y cruzaban a México para la elaboración de la droga que luego regresaba a suelo estadounidense.

“Estos descubrimientos [de laboratorios clandestinos] nos dicen, por un lado, que también hay producción interna [en Estados Unidos], y que varios de los precursores que fabrican, y hasta fentanilo, son llevados a México para que después regresen ya procesados de distintas maneras a Estados Unidos”, comenta el exagente de la DEA.

La evidencia de que existen estos laboratorios en territorio estadounidense ha provocado un mayor análisis sobre el tráfico de precursores para fentanilo elaborados en Estados Unidos con destino a territorio mexicano. “No podemos simplemente cerrar los ojos y no ver lo que sucede frente a nosotros”, añade el experto policiaco.

El pasado mes de junio, la DEA acusó a tres empresas de fabricación de químicos de origen chino operando en la Unión Americana, donde cinco empleados fueron detenidos y se les señaló de trabajar con cárteles del narcotráfico mexicano para producir fentanilo y distribuirlo en Estados Unidos.

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“Este fue un caso muy bien desarrollado, porque fue la primera vez que se investigan empresas de China en nuestro territorio y afortunadamente fue muy exitosa”, refiere el exagente. “Sé que hay más investigaciones en curso de este tipo, pero debo destacar que la fabricación de precursores para fentanilo en nuestro territorio para ser enviado a México es poco común, aunque sí llega a suceder”.

Este año en Florida, la DEA también detectó, investigó y acusó a otras corporaciones de origen chino involucradas en la producción de precursores para la fabricación de fentanilo, que se presume también estarían en contacto con el narco mexicano.

El fentanilo es un opioide sintético que requiere de determinados precursores químicos para su fabricación y que lo convierte en la más poderosa y peligrosa de las drogas. Tiene un efecto 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina.

Flujos “disfrazados”, difíciles de controlar

“Uno de los trucos que usan los traficantes de los precursores es que los ponen como materia prima para la fabricación de otros productos que usan los mismos precursores [con los que se fabrica el fentanilo], y muchas veces logran engañar”, señala el exagente.

Los precursores químicos similares a los utilizados para la fabricación de fentanilo también se usan en diversos medicamentos, productos agrícolas, como pesticidas y fertilizantes; productos químicos industriales, productos de limpieza y desinfectantes, así como en las industrias de los perfumes y de los explosivos.

Esto dificulta el control del comercio ilegal de la droga, a pesar de las estrategias diseñadas y puestas en marcha por la administración del presidente Joe Biden.

Una vez en territorio mexicano, los cárteles convierten los precursores en fentanilo en diversas versiones para su venta: polvo, pastilla o líquido y de ahí, una vez empacado, regresa a Estados Unidos para su distribución, venta y consumo.

El consumo continuo de fentanilo en Estados Unidos, aun conociendo su peligrosidad, “se debe a varios factores”, explica el médico especialista Enrique Martínez. El primero, dice, es la adicción. “El fentanilo es un potente analgésico, en principio ayuda a muchos con dolores severos, pero a la postre, los pacientes terminan enganchados en la necesidad del consumo de la droga. También hay quienes la comenzaron a consumir sin ningún dolor de por medio y ahí se quedaron enganchados también”.

El exagente de la DEA agrega que “muchos de los que se hacen adictos al fentanilo ni siquiera se dan cuenta, porque consumen otras drogas como cocaína o las tachas [éxtasis], adulteradas con fentanilo”, lo que les genera una mayor adicción. “Cuando descubren por qué ya es tarde”.

Que los precursores de fentanilo procedan de Estados Unidos lo hace aún más barato, porque no debe pasar por los traslados desde China o India. De este modo, el fentanilo se convierte en una droga potente, de buen precio, de fácil producción y fácil de adquirir.

En la guerra contra el fentanilo, todos estos son factores a considerar. En los últimos meses, el gobierno del presidente Joe Biden ha alcanzado acuerdos con sus pares mexicano Andrés Manuel López Obrador y chino Xi Jinping, para que México haga más para contener el flujo de fentanilo a EU y China se comprometa a frenar la salida de precursores desde su territorio con destino a los cárteles mexicanos. En la otra parte de la ecuación, ha apretado las tuercas para “ahorcar financieramente” a los narcotraficantes mexicanos y combatir también desde ese flanco el fentanilo.

Sin embargo, mientras Estados Unidos ha reconocido el factor de la demanda, en el tema de los precursores Made in USA prevalece el silencio. Cualquier estrategia contra esta droga, señala el exagente, tiene que contemplar este elemento. De lo contrario, sería una batalla —y más vidas— perdidas.

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