Más Información
Videojuegos, el nuevo gancho del crimen para captar menores; los atraen con promesas de dinero y poder
Trump declarará a cárteles como organizaciones terroristas; "fui muy duro con México, hablé con la nueva presidenta"
Óscar Rentería Schazarino, ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el nuevo secretario de Seguridad en Sinaloa
Más de 200 niños huérfanos por el crimen organizado en Sonora, disfrutan su posada; "queremos que su Navidad sea más feliz"
Chicago.— Algunos médicos y expertos en salud pública advierten que las nuevas normas de inmigración en Estados Unidos traerán consecuencias graves para la salud de la población y un aumento en los costos: los diabéticos no acudirán a sus revisiones rutinarias, los asmáticos jóvenes no obtendrán atención preventiva y habrá un aumento en las costosas visitas a las salas de emergencia.
El gobierno de Donald Trump oficializó el pasado lunes una nueva normativa que hará que a aquellos inmigrantes legales que sean considerados una “carga pública” se les denieguen visados y permisos de residencia permanentes en el país (las green cards).
Especialistas dicen que los cambios radicales harán que las personas dejen de utilizar el Medicaid, el programa gubernamental estadounidense de asistencia médica para los pobres o discapacitados, los cupones de alimentos y otro tipo de asistencia pública.
“La gente va a estar más enferma. No van a buscar atención médica, al menos hasta que tengan que ir a una sala de emergencias”, opinó Lisa David, presidenta y directora ejecutiva de Public Health Solutions. Dos condados de California y fiscales de 13 estados entablaron demandas. La doctora Deanna Behrens, pediatra de terapia intensiva en los suburbios de Chicago, dijo que los niños son los más vulnerables. Aseguró que los padres que no son ciudadanos podrían dudar en solicitar prestaciones de salud para sus hijos que son ciudadanos estadounidenses, temiendo erróneamente que si sus hijos obtienen la ayuda social, se arruinarían sus propias posibilidades de obtener una tarjeta de residencia y separarían a sus familias.
Jasmine Saavedra, una pediatra que trabaja en la clínica Esperanza, dice que sus papás, mientras dependían de trabajos de bajos salarios, recurrieron a cupones de alimentos durante un breve tiempo para poder sobrevivir.