San José.— La chilena Sandra Cecilia Pavez Pavez ejerció durante 22 años como profesora de religión en el sistema educativo público en Chile, hasta que en 2007 la jerarquía católica de su país la inhabilitó… por ser lesbiana.
Luego de más de 14 años de batalla sin lograr justicia en Chile, Pavez logró la semana pasada que su caso fuera debatido en dos audiencias virtuales por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH), que juzga al Estado chileno por su presunta responsabilidad internacional al confirmar la inhabilitación de la mujer como docente de religión. Una Corte de Apelaciones de Chile rechazó un recurso de protección presentado por Pavez y argumentó que el acto de inhabilitación “no era ilegal o arbitrario”. El fallo fue confirmado por la Corte Suprema de Justicia de la nación sudamericana.
La Corte-IDH informó que la Vicaría para la Educación del Obispado de San Bernardo, un municipio de la capital chilena, revocó el 25 de junio de 2007 el certificado de idoneidad de Pavez. El documento es un requisito establecido por el Ministerio de Educación de Chile para poder trabajar como profesora de religión católica.
El hecho, que ingresó en septiembre de 2019 a la Corte-IDH, al ser presentado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ganó notoriedad en el entorno del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, que se conmemoró ayer. El proceso está pendiente de que la Corte-IDH emita sentencia en fecha todavía por definir.
Cristiana y no católica
En un testimonio ante la Corte-IDH, máximo tribunal americano de justicia y con sede en Costa Rica, Pavez, de 63 años y graduada como profesora de religión y moral en educación básica, narró que se considera cristiana, pero ya no católica, y que estudió esa carrera porque a Dios “siempre lo he sentido muy cerca mío”.
Al relatar que en 1985 empezó como educadora, reconfirmó el miércoles anterior en el primer día de audiencia que el certificado lo renovó sin dificultades durante 22 años en la vicaría, pese a que la autoridad religiosa de turno “sabía de mi orientación sexual”. “La vida privada es la vida privada”, puntualizó, al explicar que tampoco debió reportar al centro educativo en el que laboró los detalles sobre su vida sexual.
La mujer reveló que en 2007 fue notificada por la Corporación de Educación y Salud de San Bernardo de que se recibió una denuncia anónima sobre su situación de lesbiana y que la vicaría comenzó a investigarla. La corporación ignoró la denuncia.
En su rango de vicario y jefe del profesorado de religión, el sacerdote chileno René Aguilera sí la citó a una entrevista y le advirtió que “si el río sonaba, es porque piedras trae”. “Y me preguntó: ‘¿Es verdad lo que dicen? ¿Tú eres lesbiana?’. Yo le dije: ‘Sí, yo soy lesbiana’. Y ahí él me dijo: ‘Pero es que no puede ser, tú eres profesora de religión”.
El mexicano Joel Hernández, relator de la Comisión para Chile, aseguró que la inhabilitación de Pavez no tiene justificación. La decisión “resultó en una injerencia a la vida privada de la víctima”, se quejó.