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En el verano de 1969, un ex convicto desaliñado con una atracción magnética sobre las mujeres jóvenes envió a algunos de sus discípulos a perpetrar una serie de grotescos asesinatos en Los Ángeles. Al hacer eso, Charles Manson se convirtió en el lascivo rostro del mal en las publicaciones de Estados Unidos y reescribió la historia de una era.
Manson, el líder de un culto hippie que falleció el domingo de causas naturales a los 83 años de edad después de casi medio siglo tras las rejas, orquestó los asesinatos de la actriz Sharon Tate, que en ese momento estaba embarazada, y de otras seis personas, quienes fueron masacradas en dos viviendas durante noches consecutivas de agosto de 1969.
Los perpetradores escribieron “Pigs” (Cerdos), y “Healter Skelter” (sic) en la sangre de las víctimas.
Las masacres horrorizaron al mundo. Para muchos, el daño colateral incluyó el fin de la era de paz, amor y el “flower power” (el poder de las flores), la ideología de los hippies contra la violencia.
Los asesinatos cometidos por la llamada Familia Manson, así como el derramamiento de sangre a finales de ese año durante un concierto de los Rolling Stones en la pista de carreras Altamont Speedway de California, aparentemente expusieron el lado violento y lleno de drogas de la contracultura y a la vez generaron un escalofrío de temor en todo Estados Unidos.
“Muchas de las personas que conozco en Los Ángeles creen que la década de 1960 terminó abruptamente el 9 de agosto de 1969”, escribió la autora Joan Didion en su libro “The White Album” (“El álbum blanco”) de 1979.
(Fotografía de archivo AP)
Manson era la peor pesadilla de todo padre. De baja estatura, cabello desaliñado y mirada hipnótica, era una figura carismática con el talento para convertir a jóvenes de clase media en asesinos en masa.
En una ex hacienda a las afuera de Los Ángeles que solía usarse para hacer películas, él y sus seguidores —muchos de los cuales habían huido de sus casas y comparaban a Manson con Jesucristo— vivían como en una comuna, en la que consumían drogas y participaban en orgías. Hijos de familias privilegiadas comían de la basura de los supermercados.
“Esos hijos que se lanzan contra ustedes con cuchillos, son sus hijos. Ustedes los educaron; no yo. Yo solo intenté ayudarlos a levantarse”, dijo durante un soliloquio en la corte.
Fue el verano del primer alunizaje. La guerra sacudía a Vietnam. Los hippies inundaron las calles de San Francisco y se reunieron en el norte del estado de Nueva York para el festival musical de Woodstock. Pero muchos recuerdan esa época por los asesinatos increíblemente impactantes de celebridades en Los Ángeles.
El temor recorrió la ciudad después de que una empleada doméstica que llegaba a trabajar salió corriendo de la elegante casa en la que vivía Tate junto a su esposo, el director de la afamada cinta “Rosemary’s Baby”, Roman Polanski. Había cuerpos cubiertos de sangre esparcidos por toda la propiedad.
La hermosa actriz de 26 años, que tenía ocho meses y medio de embarazo, fue apuñalada y colgada de una viga en la sala de su casa. También fueron asesinados Abigail Folger, heredera de un emporio cafetalero; el cineasta polaco Voityck Frykowksi; Steven Parent, un amigo del cuidador de la propiedad; y el estilista de celebridades Jay Sebring, asesinado por el seguidor de Manson Charles “Tex” Watson, quien anunció su llegada con la frase. “Soy el demonio y vengo a hacer su trabajo”.
La noche siguiente, un acaudalado vendedor de víveres, Leno LaBianca, y su esposa, Rosemary, murieron apuñalados en su casa ubicada en otro vecindario.
Manson fue arrestado tres meses después.
El motivo por el que ordenó el asesinato de desconocidos siguió siendo un misterio. Los fiscales dijeron que Manson quería fomentar una guerra racial, una idea que supuestamente se generó en su mente después de una extraña interpretación de la melodía “Helter Skelter” de The Beatles. Otros afirmaron que se vengaba porque el productor musical Terry Melcher, quien alguna vez vivió en la casa que posteriormente habitó Tate, se había negado a grabar la música de Manson.
Su infancia fue el modelo de una vida dedicada al crimen. Nació en Cincinnati el 12 de noviembre de 1934 de una madre adolescente, posiblemente prostituta. Cuando tenía 5 años de edad su madre fue encarcelada por robo a mano armada. A los 8 años ya estaba en un reformatorio. Durante años ingresó y salió de distintas instituciones penales.
“Mi padre es la prisión. Mi padre es su sistema”, dijo en un monólogo en el estrado de testigos. “Yo solo soy lo que ustedes me convirtieron. Yo solo soy un reflejo de ustedes”.
El caótico juicio de Manson en 1970 convirtió al tribunal en un teatro de lo absurdo.
Él y tres de sus seguidoras, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten, cantaron dentro de la corte y, en un momento dado, Manson se lanzó desde la mesa de su abogado hacia el estrado del juez. Muchos de sus seguidores acamparon afuera de la corte, amenazando con inmolarse en caso de que fuera declarado culpable.
Cuando Manson se talló una “X” en la frente, los otros acusados hicieron lo mismo y afirmaron que eran “marcados por la sociedad”. Posteriormente cambió la “X” por una esvástica.
Fuente: AP