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No hay manera de detener la lava . Cuando las fisuras volcánicas se abren y la materia hirviendo comienza a fluir, lo mejor es no luchar contra la naturaleza.
“Los flujos no se pueden detener, pero la gente lo ha intentado en el pasado”, señaló Benjamin Andrews, director del Programa Global de Vulcanismo en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian .
Sin embargo, la lava sí puede –y lo han logrado– desviarse. El ejemplo más famoso, según cita Andrews, ocurrió en 1973, cuando el volcán Eldfell erupcionó en Heimaey , una pequeña isla ubicada en Islandia.
“En esa ocasión, se usaron enormes bombas para rociar agua de mar sobre la lava que avanzaba, pero este esfuerzo no detuvo su curso sino que redirigió el flujo y evitó que llegara al puerto”, explicó Andrews. También añadió que partes de algunos pueblos resultaron invadidas por la lava. En ese momento, una persona murió por la erupción del volcán.
En otros casos, se utilizaron bombas explosivas con el objetivo de desviar el curso de la lava. Así ocurrió en 1935, cuando una erupción del volcán Mauna Loa disparó lava hacia la ciudad de Hilo, en la Isla Grande de Hawai . El famoso líder del ejército estadounidense George S. Patton, quien entonces era teniente coronel, supervisó una operación de las fuerzas armadas en la que aviones militares arrojaron bombas cerca del respiradero de donde provenía la lava, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USG S, por sus siglas en inglés).
La erupción terminó luego de seis días, pero la efectividad de las bombas para interrumpir los canales de lava aún sigue en disputa, especificó USGS.Después de otra erupción del Mauna Loa en 1942, el Ejército estadounidense bombardeó las paredes de los canales por los que fluía la lava . Y en ese episodio no hubo efectos significativos, de acuerdo a un documento de investigación al respecto publicado en el Boletín de Vulcanología.
Tres días después del bombardeo, el cono de salpicadura alrededor del respiradero principal de lava colapsó parcialmente por procesos naturales, lo que causó que el flujo cesara su movimiento, registraron los autores del documento.
DesafíosPara empezar, esta materia es densa. “Puede fluir como un jarabe pegajoso, pero es más densa que el cemento”, describió. No tiene sentido poner las paredes de seguridad frente a un flujo porque, según dijo, la lava las “derribará del camino”.Algunos han pensado que rociar el flujo de lava con agua podría llevar a que se enfríe y la punta del derrame termine por congelarse. Sin embargo, el calor extremo detrás de la corteza –que aún está derretido– permitirá que el flujo siga su curso.
Andrews señaló que si bien los flujos de lava pueden desviarse, también existe el dilema de hacia dónde llevará su nuevo rumbo. “Este problema se ilustra más fácilmente con la situación en la que desvío el flujo de la lava para salvar mi casa, pero como resultado la lava termina por destruir el hogar de otra persona”, indicó. Y añadió: “Debido a estos dos factores, los flujos de lava generalmente no son detenidos ni desviados”.
Las consecuenciasCuando la lava empieza a derramarse el daño está hecho. Ahora, además, queda la roca que deja el flujo.“En la mayoría de los casos, la roca se deja en su lugar”, indicó Andrews explicando que se debe a su volumen y al alto costo que implica romperla y removerla. Pero en algunas ocasiones, debe hacerse.
En octubre de 2014, durante una erupción del volcán Kilauea, la lava cruzó una carretera principal llamada Cemetery Road, según el Departamento de Obras Públicas del Condado de Hawaii. Los equipos eliminaron la lava que bloqueó la carretera y comenzó un proyecto de restauración. La lava solidificada se convirtió en una atracción por un tiempo, como informó la filial de CNN KHNL en Honolulu.
El proyecto para eliminar la lava y restaurar Cemetery Road comenzó en octubre de 2015 y se completó en diciembre de ese año. El proyecto, según la entidad de obras públicas, se terminó dentro del presupuesto de 150 mil dólares.
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