En América Latina los días de elecciones suelen ser especiales.
Por norma general, los comicios se realizan en domingo -un día no laborable-, en muchos países se prohíbe la venta de alcohol y se despliegan las fuerzas de seguridad para resguardar los centros de votación.
Es por ello que las elecciones de mitad de período, en las que se escogerán los 435 miembros de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 senadores, se realizan el 6 de noviembre.
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La respuesta viene del siglo XIX y tiene que ver con los carruajes de caballos y también con la religión.
La norma que establece la fecha de las elecciones federales en Estados Unidos fue fijada en 1845 para llenar un vacío legal que existía sobre esta materia.
Entonces, cuando el Congreso se puso a buscar una fecha adecuada para ello tuvo que tomar en cuenta varios elementos.
No se podía votar un domingo pues ese era el día que la mayor parte de los ciudadanos usaban para ir a la iglesia.
Tampoco podían ser los lunes pues los electores tendrían que viajar en carruaje el domingo desde sus hogares hasta los centros de votación (en las capitales de los condados), algo que muchos no harían por tratarse del "día del Señor".
Los miércoles usualmente era el día de los mercados agrícolas, cuando los productores ofrecían en venta los frutos de sus cosechas al resto de ciudadanos.
"La razón de esa decisión reside en que la sociedad estadounidense era rural. En el siglo XIX, la mayor parte de los votantes vivía en granjas. Tenía justificación entonces, pero no ahora, en la era de internet", dice Steve Israel, quien fue miembro de la Cámara de Representantes de EE.UU. por el Partido Demócrata entre 2011 y 2017.
Durante su tiempo en el Congreso, Israel introdujo en varias ocasiones una propuesta de ley para establecer que las elecciones federales tuvieran lugar en fin de semana con el fin de favorecer la asistencia a las urnas.
"Tristemente, Estados Unidos se ubica por detrás de otros países democráticos en participación", señala en conversación con BBC Mundo.
"La razón de eso es que muchos electores dicen que el martes es un día muy inconveniente para ir a votar porque tienen trabajo y que si cambiáramos las votaciones para el fin de semana veríamos un aumento en la participación ciudadana. Lamentablemente, la ley no llegó a ninguna parte", afirma.
La suya no ha sido la única iniciativa en este sentido. De hecho, existe una ONG llamada "¿Por qué el martes?" (Why Tuesday?) que se dedica también a promover el cambio del día de las votaciones para el fin de semana.
Pero, ¿por qué no se ha avanzado en esto?
El humorista afroestadounidense Chris Rock aventuró una respuesta:
"Ellos no quieren que votes. Si lo quisieran, no tendríamos elecciones un martes. En noviembre. ¿Alguna vez has hecho una fiesta un martes? No. Porque nadie vendría", dijo en una presentación en 2008 en el Madison Square Garden.
Lo de Rock era un chiste pero no se aleja de la explicación que ofrece el propio Israel sobre el fracaso de su iniciativa.
"Desde mi punto de vista, los republicanos no quieren facilitarle a la gente la participación en las elecciones porque saben que históricamente y, sin duda, mientras más fácil sea para la gente votar es más probable que lo hagan en contra de los republicanos. Por eso, ellos han evitado que esa ley avance en el Congreso", señaló.
El excongresista admite que en los estados en los que existen formas alternativas para participar como el voto por correo o el voto por internet el cambio del día de las votaciones no haría mucha diferencia pero asegura que esas opciones no están disponibles en la mayoría de los estados.
"El martes es un día laborable en Estados Unidos y hasta el 25% de los votantes han dicho que la única razón por la que no participan en las elecciones federales es porque no pueden tomarse el tiempo libre del trabajo o porque les resulta demasiado difícil trasladarse hasta el centro de votación local", asegura.
De acuerdo con un estudio publicado en 2017 por el Centro de Investigaciones Pew, las dificultades para acudir a votar por estar ocupados con el trabajofue la principal causa esgrimida por los electores que se abstuvieron de participar en las elecciones federales realizadas entre los años 2000 y 2012.
Sin embargo, en 2016 este motivo fue superado por la falta de atractivo de los candidatos o de interés por parte de los electores en los asuntos debatidos en la campaña.
Por otra parte, un estudio de 2012 realizado por la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés, un ente perteneciente al Legislativo estadounidense) sobre la conveniencia de cambiar las elecciones del martes al fin de semana, señaló que al no existir precedentes en el país resulta difícil saber cuál sería el impacto que una reforma de este tipo.
Agregó que estudios sobre la aplicación de otras formas alternativas de votación indicaban que estas no afectaban mucho la participación.
Pero, ¿es posible que la abstención derivada del hecho de que las elecciones se realicen en un martes favorezca a los republicanos?
De acuerdo con una investigación del Centro de Investigaciones Pew, realizada tras las elecciones de 2016, 55% de los abstencionistas en esos comicios eran más próximos al Partido Demócrata mientras que 41% se ubicaban más cercanos al Partido Republicano.
De igual modo, quienes no acudieron a votar eran más diversos desde el punto de vista racial (48% eran no blancos), tenían menores ingresos y mayoritariamente carecían de educación universitaria.
"Un aumento en la participación podría ayudar a los demócratas debido a que los votantes con baja propensión a votar -los jóvenes, las personas de bajos ingresos, los hispanos y otros grupos étnicos no blancos- son pilares de ese partido", escribió Doménico Montanaro, editor de Política de la emisora pública NPR, en un análisis previo a los comicios de 2016, en los que resultó electo Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Queda por ver si, transcurridos dos años desde aquella votación, los abstencionistas prodemócratas vuelven a optar por quedarse en casa.