Arabia Saudita atrajo aplausos a nivel internacional el año pasado cuando eliminó la prohibición de que las mujeres pudieran conducir un automóvil.
Sin embargo, las sauditas todavía están sometidas a muchas restricciones. La que más llama la atención es la del sistema de tutela masculina, que cede a sus padres, hermanos, maridos o hijos la autoridad en la toma de las decisiones importantes en sus vidas.
Este sistema volvió a quedar bajo el foco de la opinión pública este mes, cuando una joven saudita que huía de su familia se atrincheró en una habitación de hotel en Bangkok, la capital de Tailandia, asegurando que temía acabar en prisión si regresaba a su país.
En Arabia Saudita, una mujer necesita el permiso de un pariente masculino para solicitar un pasaporte, viajar al extranjero, estudiar fuera de su país con una beca del gobierno, casarse, salir de la cárcel y hasta para dejar un refugio para víctimas de abusos.
"Esto es algo que afecta a cada mujer y niña saudita, desde que nace hasta que muere. Básicamente, son tratadas como menores de edad", le dijo a la BBC la periodista egipcia y estadounidense Mona Eltahawy.
Arabia Saudita ratificó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) el año 2000 y asegura que la igualdad de género está garantizada de acuerdo con lo que estipula la sharia o ley islámica.
El reino conservador también retiró prohibiciones como que las mujeres y niñas no pudieran hacer deporte en las escuelas públicas o que no pudieran asistir a estadios a ver partidos de fútbol.
No obstante, expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se mostraron preocupados en febrero de 2018 por la falta en el país de una ley específica que prohíba la discriminación de las mujeres y de una definición legal de lo que esto es.
Según los expertos, el sistema de tutela masculina era "el principal obstáculo para la participación de las mujeres en la sociedad y la economía".
Este deriva de la interpretación que tradicionalmente se hace en Arabia Saudita de un verso coránico que dice "los hombres son los protectores y proveedores de las mujeres, porque Alá ha hecho que uno de ellos supere (en fuerza) al otro y porque las mantienen con sus propios medios".
El gobierno del rey Salmán bin Abdulaziz ha realizado en los últimos años reformas promovidas por el príncipe heredero, Mohammed bin Salmán, (que se encuentra en el foco público tras haber sido señalado por senadores estadounidenses como sospechoso de haber dado la orden de asesinar al periodista Jamal Khashoggi, algo que él niega).
Entre estos cambios, según la ONG Human Rights Watch (HRW) existe una orden del rey a las agencias gubernamentales para que no nieguen servicios a las mujeres solo por no contar con el permiso de un hombre, a menos que existan normativas que lo exijan. También les ordenó realizar una lista de todas las actividades que requerían este consentimiento masculino.
En septiembre de 2017, el rey anunció que, por primera vez, las mujeres podrían conducir vehículos, una noticia que fue muy bien recibida. Luego, en mayo de 2018, pocas semanas antes de que esto entrara en vigor, las autoridades de ese país comenzaron a perseguir a activistas por los derechos de la mujer.
Una docena de mujeres, entre quienes estaba Badawi, acabaron detenidas. También hubo hombres arrestados. La mayoría fueron acusados de "contacto sospechoso con partidos extranjeros", un cargo que conlleva largas penas de prisión.
Pese a los cambios, no se ha eliminado el sistema de tutela masculina, que dificulta a las mujeres realizar actividades como alquilar un departamento y, a veces, hasta trabajar o acceder a servicios de salud.
Las sauditas que desafían estas prohibiciones pueden acabar en prisión, como le sucedió a la activista Samar Badawi. En 2008, huyó de casa y acudió a un refugio como una supuesta víctima de agresiones físicas por parte de su padre.
Badawi comenzó un proceso legal para retirarle su tutela a su padre, que la denunció por "desobediencia". En 2010, un juez ordenó su arresto y tuvo que pasar siete meses en la cárcel hasta que los activistas consiguieron llamar la atención sobre su caso y las autoridades retiraron el cargo.
Incluso quienes intentan refugiarse en el extranjero no consiguen evitar la cárcel.
En 2017, Dina Ali Lasloom fue obligada a regresar con su familia en Arabia Saudita cuando estaba haciendo escala en Filipinas para viajar a Australia. Ella aseguraba estar escapando de un matrimonio forzoso.
HRW afirma haber recibido informes de que Lasloom había sido confinada a un refugio durante una temporada. Pero no queda claro si después fue devuelta a su familia.
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