La tensión en Medio Oriente crece en múltilples frentes.
Este martes, Irán informó que atacó a un grupo militante en el occidente de Pakistán. Sería el tercer país que ataca por vía aérea en una semana, después de sus operaciones contra objetivos en Irak y Siria.
La televisión estatal iraní dijo que la operación se dirigió contra dos localizaciones en Baluchistán vinculadas al grupo militante Jaish al Adl.
Dos niños murieron y tres resultaron heridos, según funcionarios pakistaníes.
El gobierno de Islamabad consideró la operación aérea como un “acto ilegal” y advirtió que podría conducir a “graves consecuencias”.
Además, dijo haber retirado a su embajador en Irán y que por el momento no autorizaría al embajador iraní a regresar al país.
Este último ataque iraní se produce en un contexto de tensión en varios puntos de la región.
Israel y el grupo militante palestino Hamas llevan más de 100 días peleando una guerra sin precedentes, mientras fuerzas estadounidenses y británicas coordinan ataques aéreos contra posiciones hutíes en Yemen, luego de que estas milicias rebeldes hutíes apoyadas por Irán atacaran buques comerciales en el Mar Rojo.
Las acciones de Irán en Pakistán se dirigieron contra un pueblo en la vasta provincia fronteriza de Baluchistán, en el suroccidente del país.
Teherán dijo que su objetivo era Jaish al Adl, o “ejército de la justicia”, un grupo sunita étnico baluche que ha organizado ataques en Irán y contra fuerzas gubernamentales pakistaníes.
Antes, el lunes, Irán lanzó misiles balísticos contra objetivos en Irak en la ciudad norteña de Irbil, provocando condenas de Estados Unidos.
Este país mantiene 2 mil 500 militares en Irak, incluyendo Irbil, como parte de una coalición junto a fuerzas locales que pretende evitar el resurgimiento de Estado Islámico.
La Guardia Revolucionaria de Irán dijo que golpearon lo que ellos reclaman como una “sede espía” israelí en la región semiautónoma del Kurdistán en Irak. Cuatro civiles murieron y otros seis fueron heridos en el ataque, según autoridades locales.
Luego, Irán atacó objetivos en Siria, en la provincia noroccidental de Idlib, el cual es el último bastión opositor en el país fuera de control del gobierno sirio. Aquí viven 2.9 millones de desplazados, muchos en condiciones paupérrimas en campos de refugiados.
Este reducto apoyó la revolución de 2011 contra el presidente Bashar al Assad, el cual consiguió mantenerse en el poder con el apoyo de Rusia e Irán.
El grupo islamista Hayat Tahrir al Sharm es el principal en control de Idlib, aunque Estado Islámico y al Qaeda también están presentes.
En este caso, la Guardia Revolucionaria de Irán dijo que los ataques en Siria fueron en respuesta a una explosión suicida que acabó con 84 personas a comienzos de enero, cuando las masas recordaban el cuarto aniversario del asesinato del general iraní Qasem Soleimani a manos de Estados Unidos.
Teherán dice que no quiere involucrarse en un conflicto mayor, aunque grupos militantes de su llamado "eje de resistencia", el cual incluye a militantes hutíes en Yemen, Hezbolá en Líbano y varios grupos en Siria e Irak, han atacado a Israel y sus aliados para mostrar solidaridad con los palestinos.
Ahora, este ataque a su vecino Pakistán, el cual cuenta con armas nucleares, supone una nueva escalada de la tensión en Medio Oriente.
De momento se desató una crisis diplomática con el retiro del embajador pakistaní en Irán y el veto de entrada de su homólogo en Pakistán.
Sin embargo, un comentarista sobre seguridad en Pakistán, Aamir Rana, dijo a la BBC que aunque esta crisis diplomática "tomaría un tiempo para calmarse, esto es algo que Pakistán no querría que escalara".
En estos momentos, Irán está interesada en mostrar fortaleza y demostrar a su propia población que actos de violencia como el reciente ataque suicida durante el memorial a Soleimani no se quedarán sin castigo.
Jiyar Gol, periodista del servicio persa de la BBC, dice que la Guardia Islámica Revolucionaria de Irán ha fortalecido su posición como poder regional en años recientes.
Para el periodista, el ataque de Irbil pareció indicar que la Guardia Islámica Revolucionaria no sólo puede llevar a cabo ataques de precisión, sino también que tiene la capacidad de atacar instalaciones militares cerca del aeropuerto internacional de esa ciudad iraquí, donde están estacionadas las fuerzas estadounidenses y otras fuerzas extranjeras.
Por su parte, la ofensiva contra la provincia noroccidental siria de Idlib, tendría un mensaje para otro destinatario:
"La elección del tipo de misil y el lugar de lanzamiento sugieren que Irán quiere transmitir al mundo su capacidad de llegar a varios lugares de Israel, que limita con Siria", concluyó Gol.
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Tras el ataque a su territorio, Pakistán condenó lo que llamó como una “violación no provocada de su espacio aéreo por Irán” y añadió que “era todavía más preocupante que este acto ilegal ocurrió a pesar de las diferentes vías de comunicación entre Pakistán e Irán”.
La relación entre ambos países es delicada, pero cordial.
El ataque ocurrió el mismo día en que el primer ministro de Pakistán y el ministro de Exteriores de Irán se reunían en Davos, mientras que los ejércitos iraníes y pakistaníes realizaron ejercicios militares conjuntos en el Golfo.
Sin embargo, ambos se han acusado mutuamente de albergar durante años a grupos militantes que llevan a cabo ataques contra el otro en sus zonas fronterizas.
En 2017, el ministerio de Pakistán dijo que un dron iraní fue derribado porque se encontraba dentro de territorio pakistaní y en 2014 las fuerzas de seguridad de Irán cruzaron la frontera para perseguir militantes.
La seguridad a ambos lados de esta frontera de 900 km es una larga preocupación para ambos gobiernos.
Teherán vinculó a Jaish al Adl a ataques del mes pasado cercanos a la frontera que mataron a más de una decena de policías iraníes.
Entonces, el ministro de Interior iraní, Ahmad Vahidi, dijo que los militantes responsables habían entrado al país desde Pakistán.
Este miércoles, China urgió a Pakistán e Irán a “evitar acciones que puedan llevar a una escalada de tensiones”.
Una portavoz del ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, añadió que Beijing veía a los dos países como “vecinos cercanos”.
Según la oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU., Jaish al Adl es el “más activo e influyente” grupo militante sunita operando en Sistán-Baluchistán.
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*Este artículo fue realizdo con la colaboración de Caroline Davies, corresponsal de la BBC en Pakistán, Jiyar Gol, periodista del servicio persa de la BBC y Paul Adams, corresponsal diplomático de la BBC.
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