Durante casi una década, Libia ha estado azotada por un conflicto armado.
Desde el levantamiento en 2011 que culminó con el derrocamiento de Muamar Gadafi -que gobernó el país por más de 40 años- Libia se ha convertido en un territorio sin ley.
Algunos comparan lo que ocurre allí con "Juego de Tronos": violentas luchas de poder, milicias que combaten entre sí, gobiernos rivales y cada vez más naciones extranjeras involucradas en el conflicto.
Por un lado está el comandante renegado, general Khalifa Haftar, al mando militar del autoproclamado Ejército Nacional Libio (ELN) que controla gran parte del país.
Por el otro lado están varias milicias -que a menudo pelean entre sí- y que combaten bajo el estandarte del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) basado en la capital Trípoli y que cuenta con el refrendo de Naciones Unidas, pero que no tiene mucho poder fuera de la capital.
Ambas partes están acusadas de violar un cese del fuego negociado por Rusia y Turquía -que apoyan a partes opuestas en el conflicto- y que duró sólo horas después de entrar en vigor el sábado.
El lunes los líderes de las dos facciones se reunieron en Moscú para tratar de encontrar un acuerdo para poner fin al conflicto, aunque sin éxito.
El general Haftar, que cuenta con el apoyo de Rusia, pidió tiempo para analizar el acuerdo, pero se fue de la capital rusa temprano el martes sin firmarlo.
Pero no sólo Rusia y Turquía están involucrados en la guerra de Libia.
El GAN además de contar con el apoyo de Turquía, también tiene el de Qatar.
El general Haftar, mientras tanto, tiene el soporte de Rusia, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania.
Y en medio del caos tanto grupos militantes islamistas como traficantes de migrantes se han establecido en el país, lo cual está causando preocupación en los países europeos ubicados del otro lado del Mediterráneo.
Los expertos advierten que el país, que tiene enormes reservas petroleras, pronto podría convertirse en escenario de un conflicto regional o incluso en "una segunda Siria".
¿Por qué hay tantos actores extranjeros y qué buscan en Libia?
En abril pasado Haftar y sus fuerzas lanzaron una ofensiva para tomar el control de Trípoli, sin lograrlo pero recientemente se hicieron de la tercera ciudad más grande del país, Sirte.
Hasta ahora Haftar y sus fuerzas mantienen la ventaja en la batalla por Trípoli gracias a la llegada de lo que se dice son mercenarios apoyados por Rusia armados con sofisticada tecnología antidrones.
Ha habido informes de que Rusia también ha abastecido con sistemas de defensa aérea a Haftar, pero Moscú niega que esté teniendo un rol activo en los combates.
Turquía, por su parte, envió a principios de mes soldados, asesores y drones a Libia para ayudar a las fuerzas del GAN a repeler el asedio de las fuerzas de Haftar en el este del país.
No se sabe con precisión cuán grande es el despliegue militar de Turquía, pero los expertos afirman que esta incursión tiene el objetivo de expandir la huella militar de Ankara en la volátil región y se dice que es nueva evidencia de la creciente autoconfianza del gobierno de Recep Tayyip Erdogan como potencia regional.
EAU es visto como uno de los principales partidarios de Haftar y sus fuerzas del ENL.
Los emiratíes han apoyado a las fuerzas del ENL con avanzados sistemas de armas y con refuerzo aéreo que, se dice, incluye el despliegue de drones Wing Loong II hechos en China.
Esto a pesar de un embargo de armas impuesto por la ONU en 2011 al comienzo del levantamiento que derrocó a Gadafi.
Un informe de la ONU publicado en noviembre pasado indica que EAU también han abastecido a Haftar con el avanzado sistema de defensa aérea Pantsir S-11 que fue instalado en una base cerca de la ciudad de Gharyan, en el noroeste del país.
"La complejidad y costos del sistema hacen muy improbable que EAU lo haya abastecido a otra entidad que subsecuentemente lo haya transferido a Libia", indica el informe.
Otros reportes indican que EAU también ha apoyado a Haftar con aviones y vehículos militares.
Los analistas creen que el objetivo de EAU es detener el avance de los Hermanos Musulmanes, la organización islamista considerada terrorista por Rusia, Egipto y Arabia Saudita, (pero apoyada por Turquía) y consideran que Haftar es capaz de confrontar esa "amenaza".
La rama libia de los Hermanos Musulmanes es uno de los partidos más grandes del país y sus miembros están entre los dirigentes del GAN.
La misma aversión a los Hermanos Musulmanes es lo que ha hecho que Egipto encuentre en el general Haftar un aliado natural.
Asimismo ha habido informes de que Arabia Saudita financió con millones de dólares la ofensiva de Haftar en Trípoli en abril pasado..
Pero a pesar de que los sauditas también son enemigos de Hermanos Musulmanes, el reino ha estado ocupado con su propio conflicto en Yemen.
"Este conflicto se sostiene principalmente por las potencias extranjeras que apoyan a Haftar", le dijo a la BBC Emad Badi, académico libio del Instituto de Medio Oriente basado en Estados Unidos.
"La gente le da a Haftar demasiado crédito. Se ha convertido en un conducto para las potencias extranjeras. Creo que las decisiones están más allá de él. Si miras Siria y Yemen, están involucradas casi las mismas potencias", agrega.
Algunos temen que el conflicto abra nuevos frentes de batalla entre, por ejemplo, Rusia y Turquía, que son aliados en Siria, y esto conduzca a otra larga e intrincada lucha regional similar a la de Siria o Yemen.
"Haftar no puede ganar y no ganará, pero Egipto y los Emiratos no pueden darse el lujo de perder", le dice a la BBC Peter Millett, exembajador de Reino Unido en Libia.
"Los egipcios quieren controlar a su vecino occidental y no quieren terrorismo en su frontera. Para ellos es algo existencial", agrega Millett.
"Para los emiratíes se trata más de ideología. Ellos creen que pueden jugar un papel importante en Libia como lo han jugado en Yemen".
Qatar, igual que Turquía, apoya al gobierno reconocido en Trípoli y ha jugado un papel importante tanto financiero como militar apoyando al GAN.
Pero también hay importantes intereses comerciales en Libia.
Principalmente está el deseo de las partes de posicionarse en los ricos depósitos de petróleo y gas en el este del Mediterráneo, algo en lo que según los analistas, están compitiendo Turquía, Chipre, Egipto e Israel.
E igual que está ocurriendo en Siria, los que tienen soldados en tierra podrían ser los primeros invitados al "banquete".
En noviembre, Ankara firmó un acuerdo de delimitación marítima con las autoridades en Trípoli con lo cual Turquía se asegura una zona económica exclusiva en el este del Mediterráneo, con el acceso a importantes gasoductos hacia Europa.
El acuerdo fue ampliamente disputado por las otras partes con intereses energéticos en la región. Y Turquía sabe que si el gobierno de GAN cae, su acuerdo caerá con él.
Tal como expresa el exembajador británico la única salida podría ser alcanzar algún tipo de negociación o acuerdo político entre las partes.
"Tendrá que haber una repartición, una división de los recursos petroleros. Y tendrán que dejar en claro que la gente y las tribus del este de Libia se beneficiarán de ese dinero", dice Millett.
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