A principios de 2021, el personal del Hospital Infantil Maimónides en Brooklyn, Nueva York, comenzaba a sentir una cautelosa sensación de alivio.
Los casos de covid-19 en la ciudad estaban cayendo.
Como efecto secundario del distanciamiento social, el uso de mascarillas y el lavado de manos, también habían visto muchas menos otras infecciones virales, como la gripe.
Pero luego, en marzo, comenzó a llegar un número creciente de niños y bebés con tos, algunos de ellos con dificultades parar respirar.
Eran pacientes contagiados del virus respiratorio sincitial (VRS, también conocido como RSV, por sus siglas en inglés), una infección común durante el invierno que puede causar problemas pulmonares.
En esta época del año, los casos de VRS deberían estar disminuyendo. En cambio, el número de contagios se estaba elevando.
Durante los meses siguientes, el aumento repentino e inesperado de VRS en esta época del año comenzó a notarse en lugares tan lejanos como el sur de EE.UU., Suiza, Japón o Reino Unido.
El extraño comportamiento del virus parece ser una consecuencia indirecta de la pandemia de covid-19, dicen los médicos.
En 2020, los confinamientos y las medidas de higiene suprimieron la propagación del coronavirus, pero también de otros virus como el VRS.
Como resultado de estas medidas, los niños no tuvieron la oportunidad de desarrollar inmunidad contra virus como el VRS.
Una vez que se relajaron las medidas, el VRS encontró una gran cantidad de bebés y niños susceptibles a la infección, lo que provocó drásticos aumentos de contagios en momentos inusuales.
Lo que comúnmente era un virus bastante predecible, ahora tenía la capacidad de tomar por sorpresa a hospitales y familias en cualquier época del año.
Estos brotes inesperados llevaron a las salas de algunos hospitales al límite, pusieron a las familias en alerta y mostraron cuán profundamente el covid-19, y las medidas para evitar su propagación, habían trastocado el mundo.
Para los trabajadores de la salud, la experiencia fue dramática.
"Nuestra unidad de cuidados intensivos volvió a verse desbordada, esta vez no con casos de covid, sino con otro virus", recuerda Rabia Agha, directora de la División de Enfermedades Infecciosas Pediátricas del Hospital Infantil Maimónides.
En el punto máximo del brote, a principios de abril, la mayoría de los niños ingresados en la UCI eran pacientes de VRS.
En otras partes del mundo, el virus se extendió en poblaciones de niños pequeños que durante meses habían estado protegidos de enfermedades infecciosas, pero ahora estaban repentinamente expuestos a ellas.
"Nos tomó por sorpresa. Sabíamos que era algo a lo que había que estar atentos, pero no pensamos que serían tantos", dice Christoph Berger, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Epidemiología Hospitalaria del Hospital Infantil Universitario de Zúrich, Suiza.
En ese centro, los casos de VRS por lo general alcanzan su punto máximo en enero, y rondan el cero en los meses de verano, de junio a agosto.
Este año no hubo casos en invierno. En cambio, comenzaron a aumentar abruptamente en junio, luego se dispararon a 183 infecciones en julio, más que en temporadas de invierno anteriores.
"Estábamos llenos, todas las camas estaban ocupadas, y eso es un desafío", recuerda Berger sobre el punto álgido del brote en julio.
Su hospital tuvo que trasladar bebés y niños con VRS a otros hospitales que aún tenían espacio. Varios otros hospitales suizos tuvieron que hacer lo mismo.
Durante el verano en Suiza, el VRS significó un problema mayor que el coronavirus.
"Casi no tuvimos casos de covid durante ese período", dice Berger.
Los pocos niños que llegaron al hospital con covid se recuperaron relativamente rápido. "Aquellos con RSV se quedaron más tiempo", dice.
Una infección por VRS no es en sí misma un motivo de alarma.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EU, la mayoría de los niños habrá tenido VRS a la edad de 2 años.
Para casi todos ellos será una enfermedad similar a un resfriado, con secreción nasal y tos, y se recuperarán por sí mismos.
Pero en algunos bebés y niños pequeños, el VRS puede causar bronquiolitis, una inflamación de las partes inferiores del pulmón.
También pueden tener dificultades para respirar y alimentarse.
Aproximadamente entre el 1% y el 2% de los bebés menores de 6 meses con VRS deben ser trasladados al hospital y recibir oxígeno adicional a través de una máscara, o tubos en la nariz para ayudarlos a recuperarse.
Algunos también pueden requerir una sonda de alimentación. Con ese tratamiento, la mayoría mejorará en unos pocos días.
Antes de la pandemia de coronavirus, los hospitales se preparaban de forma rutinaria para los aumentos repentinos del VRS antes del invierno.
Los pacientes con mayor riesgo, como los bebés prematuros y aquellos con problemas pulmonares y cardíacos, pueden protegerse con palivizumab, una inyección de anticuerpos que ayuda a combatir el virus.
La inyección debe administrarse todos los meses durante los meses en los que el VRS está activo, otra razón por la que prepararse para el aumento de casos es tan crucial.
La pandemia ha interrumpido el ritmo estacional del VRS y su papel en el desarrollo habitual de la inmunidad de los niños.
"Con las medidas que teníamos para el covid, la gente no se reunía, no viajaba y eran cuidadosos con el distanciamiento y el uso de la mascarilla", dice Agha.
"Eso realmente ayudó a mantener a raya al covid y a todos los demás virus. Por lo tanto, fue como saltarse una temporada de VRS. Y si te saltas una temporada, no estás produciendo anticuerpos contra el virus, y las madres tampoco están produciendo anticuerpos que luego pueden transmitir a sus bebés".
Como resultado, esos bebés pueden ser particularmente vulnerables al VRS cuando el mundo se vuelva a abrir.
Los datos de diferentes países respaldan la idea de una brecha de inmunidad causada por una temporada sin VRS.
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"El mayor aumento relativo de casos se da en niños de un año, que 'perdieron' una temporada de VRS durante el otoño-invierno pasado", explicaron funcionarios de la oficina de Salud Pública de Inglaterra en un correo electrónico a la BBC, refiriéndose al aumento repentino de casos en algunas partes de Inglaterra durante el verano.
Saltarse una temporada aumenta el grupo de bebés y niños vulnerables, ya que incluye a los que estuvieron protegidos durante el invierno, así como a los nacidos desde entonces.
Eso puede hacer que las oleadas virales sean más fuertes.
En Tokio, los investigadores han informado del mayor aumento anual de casos de VRS desde que comenzó el monitoreo en 2003.
Sus datos sugieren que la acumulación de personas vulnerables durante la pandemia puede haber contribuido al brote inusualmente grande de este año.
Otros aspectos del nuevo panorama viral aún no están claros.
Uno de ellos es por qué el VRS resurgió una vez que se relajaron las medidas contra el covid, pero no ocurrió lo mismo con la gripe, que se ha mantenido bastante moderada.
El patrón del aumento repentino de VRS también ha variado de un país a otro.
Agha y su equipo en Brooklyn observaron que su aumento fue inusualmente severo, afectando a niños mucho más pequeños de lo habitual y enviando una mayor proporción a cuidados intensivos.
En Australia, en cambio, afectó a un grupo de mayor edad que antes.
Berger dice que los brotes de verano en Suiza no habían sido más severos que las típicas oleadas virales de invierno.
Una gran pregunta es qué significa este nuevo patrón para los próximos meses.
Un aumento repentino de casos durante el verano no significa necesariamente que no habrá más casos en el invierno. Y en algunas áreas, los casos solo están comenzando a aumentar ahora, a principios de otoño.
"El VRS, y la bronquiolitis que causa es definitivamente el aspecto clave para el cual los hospitales infantiles se están planificando", dice Sophia Varadkar, subdirectora médica y neuróloga pediatra del Hospital Infantil de Great Ormond Street, en Londres.
En ese hospital, los casos han comenzado a aumentar y esperan más en las próximas semanas.
Para quienes atienden bebés, el VRS puede ser una preocupación mayor que el covid-19, advierte Varadkar.
"El covid para los niños, en general, no fue una enfermedad significativa. No hizo que muchos niños se sintieran realmente mal".
"El VRS es una enfermedad potencialmente mayor, [afectando] a muchos más niños, y definitivamente sabemos que puede hacer que esos bebés se sientan mal", señala.
Con la reapertura de las escuelas, los virus, incluido el VRS, tendrán más oportunidades de propagarse.
Pero el comportamiento de los adultos puede ser aún más crucial.
En Suiza, las guarderías y las instalaciones de juego permanecieron abiertas durante todo el invierno y los niños pequeños no usaban mascarillas.
Casi ningún niño contrajo infecciones virales como el VRS y la gripe ese invierno, presumiblemente porque las medidas de higiene de los adultos ayudaron a protegerlos.
"La gente siempre dice que los niños infectan a los adultos, pero si lo piensas, ese no fue el caso en absoluto aquí, fue al revés", apunta Berger.
"Cuando los adultos y los niños mayores usan mascarillas, mantienen el distanciamiento social y se lavan las manos, no vemos ni gripe ni VRS. Y cuando relajan esas medidas, el virus circula nuevamente y más niños pequeños terminan en el hospital".
Incluso después de la oleada de verano, su hospital permanece en guardia. "No tengo idea de cómo continuará esto, y si esos fueron todos los casos, o si veremos otra ola en invierno, no lo sé", dice Berger.
Lavarse las manos y mantener a los bebés vulnerables alejados de las personas con secreción nasal y tos puede ayudar a evitar la propagar de la infección.
También puede aplanar el punto álgido de una epidemia de VRS, garantizando que los hospitales tengan la capacidad de cuidar a todos los niños que necesiten ayuda.
"Para la mayoría de los niños será una enfermedad leve, podrán ser atendidos por sus padres, solo necesitan cuidado, alimentarse de manera más frecuente, reposo, algo de paracetamol si tienen fiebre, y eso es todo", dice Varadkar.
Pero si el bebé tiene dificultades para respirar o alimentarse, o si los padres sienten que algo no está bien, deben buscar ayuda, aclara la experta.
En el Hospital Infantil Maimónides en Brooklyn, ha pasado el punto álgido de VRS.
Pero Agha extrae una lección para los hospitales que se adaptan al mundo post covid-19.
"Lo que nos enseñó fue que hay que estar preparados", destaca. "Estos no son los mismos tiempos que hace dos años: la vida ha cambiado, el mundo ha cambiado y estos virus están evolucionando y comportándose de formas inesperadas".
Puedes leer la versión original de este artículo en inglés en BBC Future.
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