Desde que era veinteañero, Peter Vronsky tenía una fascinación: los asesinos en serie.
Y todo había comenzado en un ascensor.
Era 1979. El historiador de origen canadiense tenía 23 años y estaba en Nueva York por trabajo.
Una tarde, tras esperar durante un rato a que el elevador bajara del cuarto piso a la recepción, le llamó la atención la actitud del hombre que salió del ascensor cuando finalmente se abrieron sus puertas.
Tenía un aspecto sucio, pero sobre todo, una mirada esquiva: lo miró como si Vronsky no existiera.
"Era como si pudiera ver a través mío. Lucía como un tipo que estaba en trance. Como si yo no estuviera allí", recordó.
A la mañana siguiente, Vronsky leyó en el periódico sobre el terrible crimen -un doble homicidio que incluía mutilación- que había ocurrido en su hotel el día anterior.
Pero no fue sino un año después, leyendo la cobertura de los medios sobre el arresto y el juicio de Richard Cottingham, que se dio cuenta de que el llamado "Carnicero de Times Square" y el hombre del ascensor eran la misma persona.
Eso lo llevó a hacerse dos preguntas: ¿De dónde vienen estos monstruos? ¿Por qué hacen lo que hacen?
El encuentro de Vronsky con Cottingham ocurrió durante el apogeo de los asesinos en serie en América del Norte, durante tres décadas.
De acuerdo a la información de varios investigadores, hacia finales de los años 60 comenzó a incrementarse la frecuencia de este tipo de crímenes, que alcanzaron su pico en los años 80 -se calcula que durante esa década operaron unos 200 asesinos en serie solo en EE.UU.- y después descendió en los años siguientes.
El criminalista James Alan Fox, junto a la Universidad del Noreste en Boston, señaló que el aumento de los criminales seriales en ese espacio de tiempo -donde aparecieron personajes como Ted Bundy, Jeffrey Dahmer y John Wayne Gacy acechando en las calles de EE.UU- tiene muchas raíces.
Primero, el período coincide con un incremento en los crímenes violentos en Estados Unidos y Canadá.
La sociedad en ese entonces estaba bajo el influjo de grandes cambios -la gente se estaba mudando más y sabía poco de su entorno-, el autoestop era más común y los asesinos podían encontrar víctimas vulnerables más fácilmente.
"Lo que ocurrió es que se creó un entorno que fue ideal para que los asesinos hallaran a sus víctimas", dijo Fox.
Además, las autoridades iban un paso detrás.
En ese momento carecían de bases de datos que ayudaran a relacionar crímenes similares. Por supuesto, las pruebas de ADN estaba en pañales para procedimientos forenses, lo que hacía más difícil seguir a los asesinos.
De hecho, fue con el uso del ADN que se pudo, recientemente, capturar a Joseph DeAngelo, de 72 años, quien fue llamado el "Asesino de Golden State", señalado de ser el responsable de varias muertes y violaciones.
El criminalista Michael Arntfield anotó que la policía en ese entonces no tenía la capacidad ni el conocimiento para frenar el aumento en el número de asesinatos seriales, ni mucho menos para investigarlos cuando comenzaron a presentarse.
De hecho, el término "asesino en serie" solo se acuñó a principios de los años 80.
"Los criminales tenían ventaja", dijo el experto.
Otros factores también tuvieron que ver: la cobertura de los medios y la fascinación del público con los asesinos en serie crearon un efecto "bola de nieve".
También el desarrollo de las autopistas interestatales, lo que les dio a los asesinos la posibilidad de ampliar los lugares donde podían cometer sus crímenes.
Pero Vronsky tiene otra hipótesis para añadir a la lista: él cree que el aumento de los asesinos seriales puede rastrearse hasta los estragos de la II Guerra Mundial, que duró de 1939 hasta 1945, y los hijos de los hombres que regresaron de los campos de batalla.
Y es una idea que Vronsky desarrolla en su libro "Los hijos de Caín: una historia sobre los asesinos en serie".
Buscando los orígenes del fenómeno, el historiador revisó la vida de los asesinos, pero especialmente su infancia.
"Los asesinos seriales vienen de nuestra sociedad", dijo.
"No son alienígenas que llegaron de otro planeta. Son chicos que crecieron para convertirse en criminales seriales".
En sus investigaciones, el historiador logró determinar que muchos de los asesinos seriales eran niños durante la II Guerra Mundial y los años posguerra -un período en que los efectos de la guerra y sus horrores no se discutían abiertamente.
"Fue una guerra que llegó a unos niveles de violencia que no habíamos visto", dijo Vronsky.
Muchos de los asesinos en serie no se han referido de manera oficial a sus padres, pero los que lo han hecho señalan a menudo que regresaban del campo de batalla en un estado traumático.
Y Vronsky destaca que hubo un aumento -no tan pronunciado- de los asesinos seriales entre 1935 y 1950, que siguió a la II Guerra Mundial.
Además de que espera que los sociólogos y los criminalistas miren con mayor cuidado la vida de los padres de estos asesinos seriales y sus relaciones familiares.
Vronsky también señaló que la cultura popular en la era de la posguerra fue un factor que contribuyó al fenómeno, especialmente mediante las revistas sobre crímenes que eran muy vendidas en EE.UU. y que contenía imágenes sexualmente violentas.
"En el centro de su trauma estaba la familia quebrada y entonces la cultura casi que le daba un guión para que su fantasía se convirtiera en realidad", dijo.
Para Arntfield, la teoría de Vronsky es plausible: nota que hubo una "gran agitación en la sociedad" en las décadas de la posguerra.
"La aparición de los suburbios y el cambio de la demografía del país llevó a mucho movimiento, transitoriedad, muchas familias rotas, que es de donde vienen estos asesinos seriales", dijo.
Arntfield, como Vronsky, cree que hay una tendencia similar en este siglo -con la crisis financiera de 2008, guerras y ataques terroristas-, lo que podría generar un fenómeno similar en las décadas por venir.
"Estamos viviendo un cuadro similar en términos de polarización y agitación. Y eso podría producir otra 'era dorada' de los asesinos seriales", dijo Arntfield.
Y claro, muchos veteranos de guerra se convirtieron en abuelos, hijos de hombres traumatizados en el campo de batalla que se transformaron en adultos emocionalmente saludables, así como muchos salieron de hogares rotos.
"No estamos del todo seguros de cuándo y por qué se produce ese cambio", señaló Arntfield.
Un informe de la Unidad de Comportamiento del FBI señaló que "no hay una sola causa o factor identificable que conduzca al desarrollo de un asesino en serie. Más bien, hay una multitud de factores que contribuyen a su desarrollo".
"El factor más importante es la decisión personal del asesino en serie de elegir concretar sus crímenes", agregó.
El FBI estima que menos del 1% de todos los asesinatos en un año determinado son cometidos por asesinos en serie.
"Es un cóctel de causas, nunca es una cosa", dice Vronsky para explicar lo que impulsa a estos criminales a cometer este tipo de homicidios.
"Es por eso que creo que es demasiado pronto para descartar el mal que describe la Biblia, sea lo que sea que se describe allí".