Eran los años oscuros de la "ley seca" y Chicago estaba dividido en dos.
Las bandas de George 'Bugs' Morán y Al Capone se disputaban a base de tiros, secuestros y amenazas el mercado ilegal del alcohol. Se dice que el ruido de las balas eran, por entonces, el sonido más peculiar de la ciudad.
Y aunque los años han pasado, el cruce hiriente de los disparos volvió a hacerse presente de forma masiva Chicago este fin de semana.
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Entre la tarde del viernes y la madrugada de este lunes, un total de 75 personas recibieron impactos de armas de fuego (12 de ellas perdieron la vida) en barrios del oeste y sur de la ciudad, considerada la más violentas de Estados Unidos.
Solo en la madrugada del domingo, en un lapso de siete horas, fueron baleadas 41 personas, para un promedio de un incidente por arma de fuego cada 10 minutos.
"Es uno de nuestros fines de semana más violentos, no hay dudas al respecto", aseguró un portavoz de la policía en una conferencia de prensa el domingo.
Según algunos de los habitantes, la ciudad pareció por dos días el reflejo de un espejismo violento, de una escena de guerra.
"Esto está fuera de control en este momento. Chicago parece una zona de guerra, es una locura", contó a la cadena CBS News Donovan Price, un pastor que se dedica a atender un servicio de emergencias.
Un agente de policía le aseguró al periódico Chicago Sun Times que los sucesos del fin de semana eran "lo peor" que había visto en su vida profesional y repitió una creencia que es casi un lugar común en la población, según medios locales.
"Hace calor ahora mismo. Hay mucha tensión... y podría empeorar", dijo.
Y es que, para muchos en Chicago, los meses de verano son sinónimo del regreso a lo peor que violencia hace con la ciudad.
Calor violento
Hace dos años, fue también en verano cuando la ciudad registró su mayor crisis de incidentes con armas de fuego en dos décadas.
Las cifras divulgadas por la policía local indicaban que, por entonces, ya Chicago superaba los niveles de hechos delictivos de Nueva York y Los Ángeles, las dos ciudades más pobladas de Estados Unidos.
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Ahora las cifras no son muy diferentes y, otra vez, durante el verano alcanza proporciones alarmantes.
"Está documentado que cuando hay mucho calor, la violencia aumenta y es algo que en Chicago se nota particularmente" explica a BBC Mundo el doctor Gary Slutkin, director de Cure Violence, una organización que trabaja para detener la propagación de la violencia en las comunidades.
En la crisis del verano de 2016, el entonces jefe de policía de la ciudad Jody Weis aseguró a los medios que su oficina consideraba este factor climático a la hora de prepararse para combatir las situaciones de violencia, aunque consideró que era "un factor, no una excusa".
Ahora, que los comentarios sobre el calor han vuelto a rondar en medios locales y redes sociales como una de las explicaciones de los sucesos del fin de semana, las autoridades han salido otra vez a comentar al respecto.
"No puedo decir de manera definitiva qué causó el aumento de la violencia este fin de semana pasado", afirmó el alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel.
"La gente me ha preguntado ¿es el tiempo? ¿Es esto, es aquello? No. Es la psicología de las personas. (El calor) lo que hace es permitir que más personas disfruten del verano. El tiempo no hace que una persona diga: '¿Sabes qué? Hace 90 grados (Fahrenheit, 32 °C). Voy a salir y dispararle a alguien'", agregó.
El actual jefe de la policía, Fred Waller, coincidió con este punto.
"No solo se trata de que haga más calor. A veces se trata de la cultura, de sentir que no hay repercusiones", afirmó en conferencia de prensa.
Sin embargo, ninguno de descartó de forma rotunda la influencia de las temperaturas sobre la actual situación de Chicago.
Pero ¿cómo puede influir el calor en el aumento de la violencia en una ciudad?
La "enfermedad del calor"
Slutkin explica a BBC Mundo que, si bien no se puede responsabilizar al calor como el factor decisivo, existen condiciones cuando suben las temperaturas que facilitan la ocurrencia de hechos violentos.
"Para empezar, cuando hay buen tiempo, hay más personas en las calles, lo cual facilita que en un tiroteo puedan salir heridas más personas. Es como la temporada ideal para los tiroteos", señala.
De hecho, de acuerdo con los reportes de la policía, uno de los elementos que incidieron en el número de víctimas del fin de semana es que miembros de pandillas dispararon indiscriminadamente contra grandes multitudes.
"También es más fácil para las bandas criminales poder localizar a sus objetivos, ya sea que busquen tomar represalias con sus enemigos, a los que es más fácil localizar porque están en la calle, o realizar asaltos y robos", agrega Slutkin.
Pero de acuerdo con el epidemiólogo, hay otro factor también determinado por las estaciones: en su criterio, la violencia es una "enfermedad" que se difunde en mayores proporciones durante el verano.
"Está documentado en todo el mundo que con altas temperaturas, se reporta un pico de violencia. Y esto es por el efecto de calor sobre el organismo humano, hay factores biológicos que llevan a que la gente se sienta más al límite y reaccione de forma más 'acalorada' de lo que lo haría cuando hay bajas temperaturas", señala.
Las autoridades de Chicago, de momento, no han identificado un motivo específico de esta repentina cima del fin de semana.
¿Menor violencia?
Pese a las cifras del fin de semana, la policía asegura que lo sucedido no coincide con la tendencia general en la ciudad, donde los tiroteos, asegura, están disminuyendo.
De hecho, según las cifras oficiales y otras del diario Chicago Tribune, el número de incidentes con armas de fuego cayó en lo que va de año en 30%, en comparación con 2017; mientras los asesinatos se redujeron en un 25%.
No obstante, los últimos sucesos ya se volvieron un flanco de ataque para el alcalde de la ciudad, un demócrata conocido por su férrea oposición al presidente Donald Trump y sus políticas.
El mandatario ha prometido repetidamente intervenir en Chicago y el año pasado aseguró que los delitos y los homicidios habían alcanzado "proporciones epidémicas" en la ciudad.
"Chicago tiene una tasa récord de homicidios. En 2016, hubo 4.331 víctimas de tiroteos y 762 asesinatos. Si el alcalde no puede hacer algo, ¡debería pedir ayuda federal!", escribió el presidente Donald Trump en enero de 2017, poco antes de su toma de posesión.
El domingo, Rudy Giuliani, excalcalde de Nueva York y uno de los abogados del mandatario, tuiteó en varias ocasiones contra el alcalde Emanuel y su "legado de más muertes para la ciudad", a la vez que aprovechó para defender a un defenestrado superintendente de la policía, el republicano Garry McCarthy, quien ahora se postula para alcalde de la ciudad.
McCarthy fue destituido en 2015, tras la polémica por la difusión de un video de un policía que disparaba contra un adolescente afroestadounidense desarmado.
"Dale a Garry McCarthy tu apoyo en @Garry4Chicago. Mañana daré información para contribuir. ¡HAZ CHICAGO SEGURO OTRA VEZ! Él puede hacer mucho más que el alcalde Emmanuel, que está jugando mientras Chicago arde", escribió el abogado.
Pero mientras llegan las elecciones, Chicago todavía tiene que lidiar con el calor de las próximas semanas. La policía, mientras tanto, ha reforzado las tareas de vigilancia.
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