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Desde la costa oeste, los californianos miran atónitos a Nueva York, el epicentro de la pandemia de coronavirus en Estados Unidos.
La realidad en el este es muy diferente a la de un estado que, pese a ser el más poblado del país, es señalado como modelo de éxito en sus esfuerzos por aplanar la curva de contagio y prevenir muertes.
Hace casi un mes, los 40 millones de residentes de California, considerado como la quinta economía del mundo, escuchaban sorprendidos las palabras de su gobernador, Gavin Newsom, cuando estimaba que más de la mitad de la población se contagiaría si el territorio no ponía en práctica medidas estrictas de aislamiento.
“Si sacan sus cuentas en el estado de California, ese es un número especialmente alto”, dijo el pasado 19 de marzo.
En ese momento, California registraba menos de 1.000 casos confirmados y casi una veintena de muertes, y se convertía en el primer estado del país en implementar acciones tan drásticas para contener la pandemia.
Entonces, también era el tercer estado más golpeado por el virus, después de Washington y Nueva York.
Las autoridades ordenaron el cierre de los negocios no esenciales y de las escuelas, aunque algunas compañías e instituciones, como Netflix y la Universidad de California en Los Ángeles, ya habían enviado a un gran número de empleados a trabajar desde casa.
Nueva York puso en práctica medidas similares de aislamiento físico tres días después que California. Pero las realidades de ambos estados no podrían ser más diferentes y los expertos señalan que esa diferencia de días fue clave.
En California han muerto por covid-19 en dos meses y medio y desde que empezaron a registrarse los primeros casos un total de 821 personas, de acuerdo a cifras oficiales del martes 14 de abril.
El estado de Nueva York ha registrado cifras similares de fallecimientos en tan solo un día.
Mientras los científicos y autoridades sanitarias todavía analizan las respuestas de cada gobierno local y qué pudo haber incidido en el impacto de la pandemia en unos sitios y en otros, expertos consultados por BBC Mundo arrojan algunas pistas sobre qué ha hecho bien California y cómo se compara con Nueva York.
“Es motivo de orgullo”
Los investigadores coinciden en que haber implementado medidas tempranas de cuarentena y de aislamiento físico fueron el elemento clave del éxito de California.
“California asumió un rol de liderazgo antes que otros estados y estamos viendo efectos positivos de eso, particularmente en el área de la Bahía de San Francisco”, explica Art Reingold, profesor de epidemiología y director de la división de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de California en Berkeley.
La ciudad de San Francisco, de menos de un millón de habitantes, registraba hasta el lunes 13 de abril 17 muertes.
“Estamos en el mejor escenario posible, lo que esperábamos que pasara, aunque planificamos para un escenario diferente”, dijo el pasado 10 de abril el doctor Mark Ghaly, responsable de la Agencia de Servicios Humanos y de Salud del estado.
“Esto es motivo de orgullo para los californianos”, señaló al explicar que la curva de contagios se estaba aplanando y que el número de hospitalizaciones avanzaba por debajo de lo anticipado para la fecha, aunque advirtió que esto puede empeorar si se “perdía el foco en las medidas de distanciamiento físico”.
https://twitter.com/GavinNewsom/status/1248696355372978176
La estrategia del poderoso estado, a quien su gobernador se refiere con frecuencia como “estado-nación”, ha sido reconocida por autoridades que dirigen la respuesta nacional a la pandemia, como la doctora Deborah Birx, quien también ha exaltado la labor del estado de Washington, igualmente en la costa oeste.
Otro factor que benefició a California es el de contar “con una buena cobertura de salud que nos permite ser capaces de proveer los cuidados necesarios sin caer en una escasez crónica de camas de hospital, de cuidados intensivos o trabajadores de salud”, acota Karin Michels, profesora y directora del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).
El estado incluso llegó a prestar 500 respiradores, uno de los equipos médicos más demandados por los hospitales, a Nueva York y otros estados más afectados.
Ventajas de California
Dos meses y medio después de que se registraran los primeros casos en California, un puerto de entrada además de cientos de vuelos directos desde China, donde se originó el virus, la tasa de mortalidad es de 2 por cada 100.000 habitantes, mientras que en Nueva York es de 55,3, de acuerdo a estimaciones del diario Los Angeles Times.
Además, el estado figura en el puesto 30 en lo que respecta a muertes per cápita por covid-19 de los 50 estados del país, según cálculos de The New York Times.
Una consideración importante es que los estados tienen amplias diferencias entre sí, advierte la epidemióloga Karin Michels.
“La infraestructura urbana es muy distinta en ambos sitios: en California las ciudades están más dispersas en el territorio y mucha gente vive en casas, así que mantener la distancia es más fácil que en Nueva York, donde la densidad de población, especialmente en la ciudad de Nueva York, es alta”, dice.
Otro punto, continúa, es el del transporte público.
“Nueva York depende de un sistema de transporte público mientras que en California no está tan desarrollado y mucha gente utiliza el automóvil”, lo cual resulta beneficioso para el aislamiento.
Aunque es posible establecer un vínculo entre densidad de población y concentración de contagios, el profesor Reingold advierte que zonas no tan densamente pobladas de la costa este también se han convertido en puntos neurálgicos de contagio.
Los desafíos
Aunque las autoridades indican que California alcanzará el mayor número de contagios el mes que viene -si bien todavía por debajo del escenario previsto- y Los Ángeles extendió sus órdenes de permanecer en casa hasta el 15 de mayo, ya se han iniciado las conversaciones sobre reanudar las actividades y reactivar la economía.
“La clave ahora es mantener esas medidas por suficiente tiempo. Todavía quedan muchos retos e incertidumbres por delante”, avisa Michels.
Es el panorama para el condado de Los Ángeles, que registró este miércoles 15 de abril el número más alto de fallecidos en un día, con 42 decesos, para un total de 402.
El condado más importante de la costa oeste reúne casi la mitad del número total de muertes en el estado y acumula más de 10.000 casos confirmados entre sus 10,4 millones de habitantes.
En proporción, poco, pero las autoridades no bajan la guardia. “Este aumento continúa queriendo decir que necesitamos más camas, respiradores y que no podemos relajarnos”, dijo el martes 14 de abril el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti.
Pese a ello, la planificación a futuro apenas inicia y presenta desafíos no menores ni menos preocupantes, advierten los expertos.
Reingold explica que para “reabrir la sociedad” es necesario que se establezca una infraestructura equipada con un “gran número” de personas capacitadas para hacer pruebas y localizar a los contactos de contagiados, además de establecer sitios de cuarentena preventiva o aislamiento y el manejo del problema de las personas sin hogar, que es grave en California.
“No estamos adecuadamente equipados como resultado de años de no destinar fondos suficientes a nivel estatal a los programas de salud pública. Hemos dependido del dinero federal y eso se ha traducido en menos personal y fallos al actualizar la tecnología necesaria para momentos como estos”, dice.
De momento, el gobernador dijo haber discutido estrategias de reapertura con los estados vecinos de Oregón y Washington, pero aclaró que es pronto para flexibilizar las medidas.
El funcionario explicó que el estado necesita primero ampliar el testeo, proteger a los residentes considerados de alto riesgo y expandir la capacidad e insumos de los hospitales.
Mientras tanto, casi tres millones de californianos han solicitado ayudas al estado tras haber quedado desempleados, en una crisis económica que no se ha visto en la historia reciente.
“Hablamos de cómo será esa nueva normalidad, pero no habrá tal cosa, al menos hasta que tengamos inmunidad de grupos y una vacuna”, sentenció el gobernador.
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