La Paz.- El Gobierno interino de Bolivia declaró este lunes personas no gratas a la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado , y a los diplomáticos españoles Cristina Borreguero y Álvaro Fernández, junto a un grupo de funcionarios, a los que se dio 72 horas para dejar el país tras un reciente incidente.
"Este grupo de representantes de los Gobiernos de México y España ha lesionado gravemente la soberanía del pueblo y del Gobierno constitucional de Bolivia", aseguró la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, en una comparecencia en Palacio de Gobierno de la Paz.
La medida llega después de que Bolivia denunciara el viernes que funcionarios de la Embajada española acudieron acompañados de "encapuchados" a la residencia de Mercado, que acoge a algunos antiguos ministros de la etapa del expresidente Evo Morales procesados por acusaciones como terrorismo.
En el Palacio de Gobierno de La Paz, Áñez anunció que ha decidido "declarar persona no grata" a la embajadora Mercado además de señalar a los otros diplomáticos españoles y pedirles que dejen Bolivia "en un plazo de 72 horas".
Áñez sostuvo que Bolivia "no es colonia de nadie" y pidió respeto al proceso que derivó en la recuperación de la democracia "después de 14 años de dictadura", en referencia al tiempo en que Evo Morales se mantuvo en el Gobierno.
Tras el anuncio de Áñez, la ministra interina de Exteriores, Karen Longaric, declaró a los medios que la determinación del Gobierno boliviano "no implica la ruptura de las relaciones diplomáticas" ni con México ni España.
Por el contrario, se trata de una exigencia de Bolivia para que esos Gobiernos acrediten a nuevos funcionarios que sustituyan a aquellos que "violaron la soberanía e irrespetaron las normas bolivianas", mencionó.
Longaric precisó que no existía "ninguna otra posibilidad sino la de aplicar la Convención de Viena y pedir que se los retire del territorio boliviano", refiriéndose a los diplomáticos señalados.
El Gobierno boliviano acusó el pasado viernes a la Embajada de España en La Paz de cometer "atropellos" a su soberanía por el incidente en el que al parecer funcionarios de esa delegación diplomática iban en vehículos oficiales "encapuchados" y "presumiblemente armados".
El Ejecutivo interino aseguró entonces que intentaron ingresar de forma "clandestina" a la residencia de la embajadora de México en Bolivia, que alberga alrededor de una decena de exautoridades de Evo Morales.
Cuatro de esas exautoridades tienen órdenes de aprehensión, ya que el Gobierno interino de Jeanine Áñez los acusó por distintos delitos como terrorismo.
El suceso fue interpretado por Bolivia como una intención de evacuar a los exministros Juan Ramón Quintana, Wilma Alanoca y Javier Zavaleta, quienes junto a otros exfuncionarios aguardan un salvoconducto que les permita acogerse al asilo en México.
Longaric reveló que ni España ni la canciller de ese país, Margarita Robles, tenían conocimiento de la acción de los diplomáticos españoles en Bolivia, refiriéndose a una conversación que tuvo el fin de semana con su homóloga.
La vigilancia policial en las dependencias de la embajada y la residencia mexicanas continúa, una acción que ha sido calificada por las autoridades de México como un "asedio".
El Gobierno transitorio boliviano ha justificado esa acción con base en pedidos de la Embajada de México para redoblar la vigilancia y tras considerar el riesgo de una protesta social para retirar por la fuerza a algunos funcionarios del Gobierno de Morales.
En medio del cruce de reproches entre los dos gobiernos, el viernes pasado se produjo la visita de la encargada de negocios, un gesto que fue visto por algunos sectores en el país andino como un intento de sacar de allí a los asilados políticos, algo que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores español se ha descartado rotundamente.
Al término de la visita, los vehículos en los que llegó Borreguero no pudieron regresar hasta la residencia de la embajadora mexicana para recogerla, ya que la Policía boliviana se lo impidió, presuntamente por la presencia de personas encapuchadas en ellos y "presumiblemente armadas", según denunció la canciller boliviana, Karen Longaric.
Ante estos sucesos, el Ministerio que dirige de forma interina Margarita Robles anunció la apertura de una investigación, pero ello no aplacó los ánimos en Bolivia, donde el expresidente Jorge 'Tuto' Quiroga, delegado presidencial ante la comunidad internacional, hizo el domingo unas duras declaraciones y pidió al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que se disculpe con Bolivia.
"Qué penoso que Pedro Sánchez esté haciendo operativos con rambos para extraer a criminales, delincuentes blancoides y fraudulentos que conocen del proyecto castrista y chavista", sostuvo Quiroga, en referencia a los cuatro policías que acompañaron a la delegación diplomática española en la visita.
Así las cosas, el Ministerio de Exteriores mexicano ya ha informado de que ha dado instrucciones a su embajadora en Bolivia para que regrese al país azteca "con el fin de resguardar su seguridad e integridad", según ha informado el departamento que dirige Marcelo Ebrard en un comunicado.
La Embajada de México en Bolivia, ha precisado en la nota, quedará a cargo de Ana Luisa Vallejo, actual jefa de Cancillería de la misión y "continuará operando con normalidad tras este movimiento".
Asimismo, el Gobierno de López Obrador ha recalcado que la embajadora "siempre cumplió con los principios de política exterior consagrados en la Constitución" mexicana y en el Derecho Internacional, "por lo que considera que esta decisión es de carácter político".