La posibilidad de vida en otros planetas, y que esa vida haga sus visitas a la Tierra, o quiera invadirlo, ha sido una obsesión de los seres humanos.

Del amistoso y pacífico E.T a los nada amistosos invasores de Día de la Independencia, una de las grandes preguntas de la humanidad ha sido: ¿Estamos solos?

Pero que el tema de los ahora llamados Fenómenos Anómalos No Identificados (FANI, o UAP, por sus siglas en inglés) llegue al Congreso de Estados Unidos le da otra dimensión.

Ahora bien. ¿Ha dicho el gobierno de Estados Unidos algo parecido a que están investigando/buscando extraterrestres? No.

Pese a que en la audiencia de la semana pasada testigos dijeron estar en conocimiento de que el gobierno estadounidense tiene en su poder naves y restos biológicos no humanos, son solamente sus versiones. No cualesquiera versiones, sino de exfuncionarios de inteligencia, o pilotos que han tenido avistamientos.

Sin embargo, distinguiendo lo que sabemos de lo que no sabemos, lo que son hechos de lo que hasta ahora son teorías, hay dos elementos clave en estas audiencias en el Congreso y en el interés por los FANI: el dinero y la posibilidad de espionaje enemigo. Lo dijo uno de los testigos en la audiencia: si esas naves que vimos son humanas, hay que preocuparnos. ¿La razón? Estados Unidos está lejos de tener ese tipo de tecnología. Y después de los famosos globos espías chinos, la preocupación es mayor.

Que un país haya creado esas naves, que pueda espiar a otros o que lo esté haciendo desde hace tiempo es un tema sensible en Estados Unidos, como también lo es en Europa, o en cualquier potencia sabedora de que el enemigo está buscando secretos que descubrir.

En la era de los hackeos, de los riesgos que conlleva un mundo digital, que un Estado o grupo enemigo tenga tecnología avanzada de inteligencia y/o espionaje puede causar grandes daños en el blanco a perseguir.

El otro aspecto es igualmente relevante. Alegando razones de seguridad nacional, las investigaciones acerca de los FANI se manejan de forma reservada. ¿Cuántos recursos se han destinado al asunto? Tampoco se sabe.

Es una de las razones por las que congresistas estadounidenses decidieron poner manos a la obra y reclamar mayor transparencia, tanto acerca de las investigaciones que datan, de acuerdo con informes periodísticos, al menos de 2007, y lo que han encontrado, como del dinero que se ha invertido, y en qué exactamente.

El gobierno estadounidense alega razones de seguridad nacional para no revelar la información, pero al parecer los congresistas llegaron al punto en que no están dispuestos a escuchar más excusas. Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, presentó ya una iniciativa para que se desclasifiquen documentos relacionados con los FANI o con vida extraterrestre.

No están pensando en una invasión, sino en la posibilidad de que el gobierno les esté ocultando información de países enemigos que deberían saber, o en la de que tanto secretismo termine destapando una olla de desvío de recursos.

Bill Nelson, director de la NASA, por lo pronto, encargó a un comité de científicos “muy distinguidos” la elaboración de un informe sobre los FANI y asuntos relacionados. Se dará a conocer en el mes de agosto. ¿Será el fin de las especulaciones o solo un intento por calmar el interés? Pronto se sabrá.

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