La temporada de huracanes en el océano Atlántico comienza oficialmente el 1 de junio. Pero durante los últimos seis años, se han estado formando tormentas importantes antes de esa fecha.
Entonces, ¿la temporada de huracanes debe comenzar antes?, ¿es el cambio climático el culpable?
En una reunión regional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) esta semana, meteorólogos y funcionarios discuten un posible cambio en la definición de la temporada de huracanes.
"La temporada de huracanes de 2020 fue una de las más desafiantes en los 40 años de historia del Programa de Ciclones Tropicales de la OMM. El número récord de huracanes estaba combinado con la pandemia de Covid-19 para crear, literalmente, la tormenta perfecta", dice Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Desde mediados de la década de 1960, la temporada de huracanes comienza oficialmente el 1 de junio, cuando los aviones de reconocimiento de huracanes inician sus viajes de rutina sobre el Atlántico para detectar el desarrollo de tormentas.
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Sin embargo, durante los últimos 10 o 15 años se han formado tormentas con nombre antes del inicio oficial de la temporada, en aproximadamente la mitad de esos años.
Y la forma como se definen y observan ha cambiado significativamente con el tiempo.
"Muchas de estas tormentas son sistemas de corta duración que se están identificando debido a un mejor monitoreo y cambios de políticas que ahora nombran tormentas subtropicales", dijo Dennis Feltgen, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, al Servicio Meteorológico de la BBC.
La temporada de huracanes de 2020 fue la más activa de la que se tiene registro con un total de 30 tormentas a las que se les dio nombre. Dos de estas, Arthur y Bertha, se formaron en mayo.
Como todos los nombres predeterminados se agotaron, los funcionarios del NHC tuvieron que empezar a usar las letras del alfabeto griego para nombrar estas tormentas, algo que solamente había sido necesario hacer una vez en el pasado: en 2005.
Durante la temporada 2020, el NHC tuvo que emitir 36 pronósticos "especiales" llamados Perspectivas del clima tropical antes del 1 de junio. Estos destacan áreas en el Atlántico donde los meteorólogos monitorean la actividad de las tormentas.
Feltgen dijo que "con el fin de proporcionar información más coherente de cara a los sistemas de finales de mayo e inicios de junio, el NHC comenzará a emitir estas perspectivas de forma rutinaria a partir del 15 de mayo de este año".
¿Es este un paso más cerca de reconocer oficialmente que la temporada comienza antes?
"Será necesario discutir sobre la necesidad y las posibles ramificaciones de trasladar el comienzo de la temporada de huracanes al 15 de mayo", señaló Feltgen.
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Al referirse a la temporada de huracanes promedio o normal del Atlántico, los meteorólogos han utilizado un promedio climático de 30 años entre 1981 y 2010.
Pero ahora tenemos que considerar un nuevo período climático de 1991 a 2020 y esto aumenta drásticamente lo que ahora deberíamos considerar "normal".
Los datos serán discutidos por la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) en mayo, antes de la nueva temporada, pero los datos proporcionados por Brian McNoldy, investigador principal de la Escuela Rosenstiel de la Universidad de Miami, muestran un aumento del 12% al 19% en tormentas con nombre, huracanes y huracanes importantes.
La cantidad de tormentas con nombre ha aumentado a lo largo de las décadas, pero no hay evidencia real de que esto sea el resultado de un mundo que se está calentando.
McNoldy señala que "el gran cambio en los conteos es debido simplemente a que hubo varias temporadas inactivas desde 1981-1990 y varias temporadas activas desde 2011-2020".
"Una vez que ese período inactivo sale del cálculo del promedio y es reemplazado por el periodo activo, aumentarán los números", explica.
También es probable que el aumento general desde 1961 se deba a que se dispone de una mejor tecnología, junto con las observaciones sobre el océano Atlántico.
Dado que los satélites aparecieron en la década de 1980, podemos detectar y monitorear el desarrollo de ciclones tropicales y nombrarlos cuando alcancen el umbral para convertirse en huracanes.
Simplemente tenemos la capacidad para registrar más estos fenómenos.
Sin embargo, se cree que el cambio climático está teniendo un efecto en la intensidad de las tormentas tropicales y huracanes y, por lo tanto, en sus posibles impactos.
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Los expertos han señalado que, en los últimos años, las tormentas tropicales que tocan tierra están persistiendo durante mucho más tiempo y causando más daños que en el pasado.
En un mundo que se calienta, la atmósfera puede contener más agua y, por lo tanto, tiene la capacidad de provocar lluvias más extremas. Con el aumento del nivel del mar, las tormentas también traerán más inundaciones en las áreas bajas.
Así, en 2017, el huracán Harvey trajo lluvias récord a Houston, Texas, cuando arrojó 127.000 millones de toneladas de agua; mientras que Dorian inundó gran parte de Gran Bahama en 2019.
jabf