San José.— En una mezcla de diagnóstico y pronóstico, el periodista venezolano Miguel Henrique Otero Castillo, presidente y director del periódico El Nacional de Venezuela, describió que la crisis de la libertad de prensa en América combina miedo y dolor con esperanza y fortaleza.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Otero mostró dos panoramas. Por un lado, 2021 afianzó la represión a reporteros y medios de comunicación en el hemisferio occidental. Por el otro, la profesión se reforzó con la concesión del Premio Nobel de la Paz de 2021 a dos periodistas, la filipina María Ressa y el ruso Dmitri Murátov.
Otero, de 74 años, salió en 2015 de Venezuela por el acoso del político y militar en retiro venezolano Diosdado Cabello, número dos de la Revolución Bolivariana instalada en 1999, sobre El Nacional. El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, leal al cuestionado presidente venezolano, Nicolás Maduro (número uno), condenó al matutino el 16 de abril anterior a pagar a Cabello unos 13.3 millones de dólares por daño moral. Cabello demandó al periódico por difamación en abril de 2015 por reproducir una noticia del diario ABC, de España, acerca de que el poderoso político comenzó a ser indagado en EU por supuestos nexos con el narcotráfico.
¿Coincide con la alerta que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lanzó el martes anterior sobre un acelerado deterioro de la libertad de prensa en América?
—América Latina y el Caribe se están convirtiendo en un continente rojo, dominado por el pensamiento marxista. Cuba, Venezuela y Nicaragua están en manos del sistema comunista. Están los peligros en Argentina, Bolivia, México, Perú, y la cosa se pone muy complicada. Hay desestabilización en Chile y Colombia. El peligro de la libertad de expresión en la zona es muy grande, porque ocurren y se generalizan muchas cosas que atentan contra esa libertad.
¿La situación retrocede?
—Hay un retroceso. Denunciamos, ponemos el tema en la opinión pública e instamos a los gobiernos a que protejan periodistas y defiendan la libre expresión. Pero no podemos revertir procesos que tampoco dependen de nosotros. En el continente hay uno de ‘izquierdización’ muy grave: va contra la libertad de expresión.
¿Qué piensa de que, en septiembre anterior, López Obrador elogió a la Revolución Cubana, sin decir nada de la represión en Cuba contra los periodistas independientes de la isla?
—Son presidentes que van a la izquierda y con el modelo comunista de Cuba como modelo. López Obrador es muy izquierdista, con pensamiento marxista, y se acerca al pensamiento de Cuba. El peligro es que, si López Obrador piensa que la de Cuba es una gran revolución, será eso lo que, poco a poco, va a ir aplicando en México. Es un grave problema. Esos regímenes van contra la libertad de expresión, no creen en eso y creen que es sólo la libre expresión del imperialismo y de la oligarquía y están en contra de esa libertad.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es de derecha y amenaza con represalias tributarias a la prensa salvadoreña que lo cuestiona. O sea, la derecha también es culpable de asediar a la prensa.
—El ataque a la libre expresión no es exclusivo de la izquierda. El populismo de derecha actúa también contra medios y periodistas. El ataque lo hace la izquierda sistemáticamente por ideología. Y los gobiernos populistas de derecha tampoco soportan una prensa independiente y van contra los medios.
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El Nacional dejó de circular en impreso en 2018. Sin materia prima por bloqueo del gobierno nicaragüense, La Prensa, de Nicaragua, dejó de circular en impreso en agosto de este año. ¿Qué hacer ante esas situaciones?
—Lo que han hecho en Nicaragua contra La Prensa es terrible, como lo que han hecho contra nosotros sin acceso al papel y la represión a El Nacional y sus periodistas. Ahora nos roban nuestras instalaciones con un juicio absurdo de difamación: usan los tribunales para hacer lo que les da la gana.
Las armas de la democracia son las de la opinión pública. No hay instrumentos legales ni de fuerza que se puedan aplicar para revertir estas cosas, salvo buscar la opinión pública y que los países democráticos impongan sanciones económicas como las que hay contra Venezuela y Nicaragua.
Esas son las armas que hay. Las otras armas, de que el pueblo se levante y derroque a estos dictadores, pasan por otro proceso más complicado. Pero también eso vendrá y será la única manera de salir de ellos, que no retroceden ante la justicia internacional. Lo que los hace retroceder es que desaparezcan.
El Premio Nobel de la Paz 2021 fue otorgado a dos periodistas por luchar para salvaguardar la libertad de expresión como condición de la democracia. ¿Qué representa este galardón?
—Es verdaderamente importante. Reivindica al periodismo mundial, a los periodistas, al papel del periodismo en defensa de la democracia y en tratar de impedir los atropellos y la corrupción política. El gran valor del periodismo de investigación y de denuncia con pruebas es que evidencia los abusos y la corrupción del poder y en sociedades democráticas: investigar cualquier irregularidad y denunciarla ante la opinión pública.
El empresario colombiano-venezolano Alex Saab, testaferro de Maduro, fue extraditado este mes a EU. Saab conoce negocios ilícitos del régimen venezolano. ¿Qué temen Maduro, Cabello y demás jerarcas si Saab revela secretos en EU?
Si llega a confesar toda la información que tiene sobre el dinero que pasó por sus manos y regresó a los jerarcas, los pondrá en problemas muy graves. Saab es el más emblemático preso: es el que tiene más información sobre el flujo de dinero público para los jerarcas del gobierno de Maduro.
Con la prensa libre casi contra las cuerdas, este mes surgió la investigación periodística de los Pandora papers, que descubrió millones de documentos de una red mundial de tramas políticas y empresariales para evadir impuestos en paraísos fiscales. ¿Qué relevancia asigna a estos trabajos?
—Es lo que debe hacer el periodismo: investigar, denunciar y ser impedimento para los políticos y sus actos deshonestos. Todas las investigaciones desde el escándalo Watergate, en la década de 1970, que provocó la renuncia del presidente de EU, Richard Nixon, son muy valiosas, porque exaltan al periodismo de investigación y denuncia ante los constantes agravios del poder.
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