San José.— América Latina y el Caribe comenzaron a avanzar en 2024 con un pesado fardo que acumularon de 2018 a 2023 por el mayor fracaso de las políticas internas y externas para contener las multitudinarias corrientes de migrantes irregulares americanos, africanos, asiáticos y europeos a Estados Unidos principalmente desde México que provocaron la más grave crisis migratoria en la historia del hemisferio occidental.
EU informó que las retenciones de migrantes irregulares en todos los puestos migratorios estadounidenses subió de 1 millón 956 mil 519 de octubre de 2020 a septiembre de 2021 a 2 millones 766 mil 582 de octubre de 2021 a septiembre de 2022 y a 3 millones 201 mil 144 de octubre de 2022 a septiembre de 2023. En octubre y noviembre de 2023 hubo 617 mil 865. Vía suelo mexicano a EU, las corrientes mayoritarias salieron de Cuba, Haití, México, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Colombia, Ecuador y Perú, precisó.
El número de latinoamericanos y caribeños retenidos por EU aumentó de un millón 739 mil 698 de octubre de 2020 a septiembre de 2021 a 2 millones 270 mil 329 de octubre de 2021 a septiembre de 2022 y a 2 millones 469 mil 940 de octubre de 2022 a septiembre de 2023, según el reporte oficial. En octubre y noviembre de 2023 llegó a 489 mil 575.
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“Todos los planes de EU y México para contener la migración han fracasado. Todas las ayudas prometidas [por México y EU] han sido un fiasco total”, afirmó el abogado y diplomático panameño Guillermo Cochez, exembajador de Panamá en la Organización de Estados Americanos (OEA). “Mientras no haya una política igual, de mismos objetivos, en EU, como receptor de migrantes, y México, como tránsito, no va a haber ninguna solución”, advirtió Cochez a EL UNIVERSAL.
Ni con el expresidente Donald Trump ni con el actual presidente Joe Biden han funcionado los planes fraguados con Andrés Manuel López Obrador para contener las oleadas de migrantes sin visas.
“López Obrador jamás dirá que la culpa de la migración cubana es del régimen [comunista] de Cuba. Igual con Venezuela. Echará la culpa a las sanciones económicas estadounidenses [a La Habana desde 1962 y a Caracas de 2014 y 2017]. Ignora que el régimen venezolano es el principal impulso para que los venezolanos migren por falta de oportunidades y de esperanza porque viven en una dictadura”, alegó Cochez.
Sin importar el riesgo mortal, multitudes de migrantes irregulares consolidaron al Tapón del Darién, entre Panamá y Colombia, los corredores acuáticos del mar Caribe de Cuba y Haití a Florida o de la isla colombiana de San Andrés a Nicaragua, las calles de México o los pasos marítimos, fluviales, aéreos y terrestres de Sudamérica y Centroamérica como sus trillos rumbo a Norteamérica.
“Si no se soluciona esa crisis humanitaria con mejores condiciones de vida y castigo a miembros corruptos de los gobiernos que impiden [cumplir] los programas [sociales] a los más necesitados, la migración será permanente”, alertó el abogado guatemalteco Nery Rodenas, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala.
“La migración refleja un sistema fundado en estructuras históricas que excluyen a gran parte de la población e imposibilitan empleo, desarrollo y seguridad. Las personas migran porque en Guatemala, El Salvador y Honduras fracasan las políticas que EU, Canadá, la Unión Europea y otros países proponen para frenar la migración”, dijo Rodenas a este diario.
“Necesitamos que los gobiernos respondan a las necesidades de la población de vida y trabajo digno y de combatir corrupción e impunidad. Así si no se erradica del todo, se podría reducir la migración. Las caravanas de migrantes son sinónimo de un sistema fracasado que obliga a migrar a buscar mejores condiciones de vida”, subrayó.
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El secretario de Estado de EU, Antony Blinken, viajó a México el 27 de diciembre para dialogar con López Obrador sobre el tema. La Cancillería mexicana reportó que México y EU reafirmaron “sus compromisos” para una migración “ordenada, humanitaria y regular” y “abordar las causas raíz de la migración”, como pobreza, desigualdad y violencia, repitiendo términos de múltiples proclamas políticas bilaterales previas sin resultados reales para mitigar el problema. Al asumir el 1 de diciembre de 2018, el mandatario López Obrador acordó con Guatemala, El Salvador y Honduras un Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica por unos 90 millones de dólares —30 millones de dólares por país— para reducir la migración irregular. Los proyectos de López Obrador (Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida) en las tres naciones no contuvieron a las avalanchas de migrantes.
En su mandato de 2017 a 2021, Trump congeló en 2019 unos 465 millones de dólares en ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador en represalia por evitar detener las corrientes migratorias. Con datos parciales a 2023, Biden (2021-2025) otorgó unos 4 mil 200 millones de dólares a las tres naciones para retener a potenciales migrantes y desestimularlos a viajar a EU.
Los programas quedaron en deuda para desalentar la migración irregular: hoy hay más migrantes sin visas que en 2018 que buscan saltarse muros, retenes, vallas, cumbres presidenciales, mensajes políticos, arengas electorales y toda traba para entrar a EU a cualquier costo.