Beijing.— La policía de Hong Kong disparó al aire y empleó cañones de agua para contener a decenas de manifestantes, que atacaron con palos y varillas metálicas a oficiales, en lo que fue ayer una de las confrontaciones más violentas en tres meses de protestas antigubernamental.
Los incidentes se registraron la noche del domingo (tiempo local), después de que durante la tarde miles de inconformes con el gobierno marcharan por las principales avenidas y calles de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, bajo una intensa lluvia.
“Según tengo entendido, un colega disparó un solo tiro de advertencia después de que su grupo de seis oficiales fuera atacado por docenas de manifestantes”, admitió el superintendente de la policía, Leung Kwok Win, en declaraciones a la prensa.
El responsable de la policía destacó que los oficiales fueron agredidos por los hongkoneses con palos y varillas de acero en la intersección de Chung On Street y Sha Tsui Road, en la frontera de la excolonia británica y la ciudad china de Shenzhen.
“Los seis [agentes] fueron superados en número por los manifestantes, siendo golpeados por varillas de metal y palo. Tres oficiales sacaron sus pistolas y hubo un disparo”, explicó Leung según reportes del sitio Hong Kong Free Press y el diario en línea The Standr.
El choque se produjo después de que varias personas destrozaran varias tiendas en la plaza de Yi Pei, incluidos dos salones de juego.
Ante esto, también las fuerzas de seguridad despelgaron vehículos con cañones de agua en Tsuen Wan, para dispersar a la mayoría de los manifestantes. Las fuerzas de seguridad habían afirmado hasta ahora que iban a utilizar esa arma sólo en caso de “perturbación a gran escala del orden público”.
La policía en Tsuen Wan levantó una bandera negra, un mensaje que anuncia que se lanzaría gas lacrimógeno. También se hicieron anuncios para que las personas en los edificios cerraran sus ventanas, destacó Channel News Asia.
El sábado los manifestantes levantaron una barricada y profirieron insultos contra la policía, a los que acusaron de reprimirlos. Tras horas de tensión, las fuerzas de seguridad intervinieron lanzando gases lacrimógenos contra los inconformes, quienes respondieron arrojando botellas, piedras y otros objetos.
Diez personas resultaron lesionadas por los enfrentamientos y fueron hospitalizadas. Dos de ellos se encuentran en estado grave, de acuerdo con fuentes médicas.
Las autoridades dieron a conocer el domingo que un total de 29 personas fueron detenidas, tras haber participado en las confrontaciones. Están acusadas, según la policía, de delitos como la reunión ilegal, la posesión de armas ofensivas y la agresión a elementos de seguridad.
El operador subterráneo de Hong Kong, la Corporación MTR, anunció el cierre temporal de tres estaciones de Metro que abarcan la ruta de las protestas, citando preocupaciones sobre la seguridad de los pasajeros y el personal de MTR.
Por la mañana, familiares de policías marcharon para pedir al gobierno hongkonés que no utilice a la policía como “chivos expiatorios” para solucionar el conflicto, sino que apueste por el diálogo político.
Pese a la intensa lluvia, una multitud se reunió en una plaza pública en el centro de la ciudad para participar en esta marcha sin precedentes, bajo el eslogan: “Devolver la policía a las personas”.
El evento fue organizado por Police Relatives Connection, un grupo online de familiares que busca restaurar la reputación empañada de la fuerza, que ha sido severamente criticada por su presunta brutalidad y mala conducta en las protestas.
“Los problemas políticos deben resolverse mediante soluciones políticas. La policía no debe ser utilizada como herramienta”, aseveró a Efe uno de los asistentes a la movilización cuyo padre es policía y que decidió omitir su nombre.