Aunque la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya emitió el viernes una orden de arresto contra el presidente ruso Vladimir Putin, este no es sino el primer paso en un proceso muy largo.
La Organización de las Naciones Unidas claramente cree que hay evidencia suficiente para acusar del líder ruso de cometer crímenes de guerra en Ucrania.
Sin embargo, los problemas prácticos y logísticos para llevar adelante el caso son inmensos.
Aquí respondemos algunas de las preguntas que surgen sobre la posibilidad de llevar a Putin a la justicia.
En la actualidad, el líder ruso disfruta de un poder indiscutible en su tierra natal, por lo que no hay perspectivas de que el Kremlin lo entregue a la CPI.
Mientras Putin permanezca en Rusia, no corre riesgode ser arrestado.
Putin podría ser detenido si abandona el país. Pero, dado que su libertad de movimiento ya está severamente limitada por las sanciones internacionales en su contra, es poco probable que viaje a un país que quiera enjuiciarlo.
Desde que las tropas rusas invadieron Ucrania en febrero de 2022, solo ha visitado ocho países. Siete de ellos serían considerados por él como parte del "extranjero cercano" de Rusia, es decir, eran partes constituyentes de la Unión Soviética antes de que colapsara a fines de 1991.
El único destino reciente que no entra en esta categoría es Irán, que visitó en julio del año pasado para reunirse con el líder supremo de la teocracia, Alí Jamenei.
Dado que Irán ha ayudado al esfuerzo bélico ruso con el suministro de drones y otros equipos militares, es poco probable que una visita repetida a Teherán ponga a Putin en peligro.
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Hay al menos dos grandes obstáculos para ello. Primero, Rusia no reconoce la jurisdicción de la CPI.
La corte fue establecida en 2002 por un tratado conocido como el Estatuto de Roma.
Este estatuto establece que es el deber de todo estado ejercer su propia jurisdicción penal sobre los responsables de crímenes internacionales.
La CPI solo puede intervenir cuando un estado no puede o no quiere llevar a cabo la investigación y enjuiciar a los perpetradores.
En total, 123 estados acordaron cumplirlo, pero hay algunas excepciones significativas, como es el caso de Rusia (y también de Estados Unidos).
Algunos países, incluido Ucrania, han firmado el tratado, pero no lo han ratificado.
Por lo tanto, la posición legal no es muy firme.
Y, en segundo lugar, si bien no es raro que los juicios se lleven a cabo sin el acusado en el banquillo, esa no es una opción en la Corte Penal Internacional.
Este tribunal no lleva a cabo juicios en ausencia, por lo que esa vía también está cerrada.
La idea de juzgar a las personas por crímenes de lesa humanidad es anterior a la existencia de la CPI.
Comenzó en 1945 después de la II Guerra Mundial con los Juicios de Nuremberg, que se llevaron a cabo para castigar a miembros clave de la jerarquía en la Alemania nazi por el Holocausto y otras atrocidades.
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Entre ellos se encontraba el lugarteniente de Adolf Hitler, Rudolf Hess, quien fue sentenciado a cadena perpetua y murió por su propia mano en 1987.
Putin no ha sido en realidad acusado de crímenes contra la humanidad, a pesar de que la vicepresidenta de EU, Kamala Harris, argumentó que debería serlo.
Y en caso de que lo fuera, eso plantearía otro dilema legal, como dice la propia ONU, ya que "los crímenes de lesa humanidad aún no han sido codificados en un tratado especial de derecho internacional, a diferencia del genocidio y los crímenes de guerra, aunque hay esfuerzos para hacerlo".
Otros organismos han tratado de condenar a los acusados de crímenes de guerra. Eso incluye el Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia, una organización de la ONU que existió entre 1993 hasta 2017.
En ese período, condenó y sentenció a 90 personas. Pero el más notorio de los acusados, el expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic, murió de un ataque al corazón en 2006 mientras estaba detenido.
En cuanto a la propia CPI, hasta ahora ha acusado a 40 personas además de Putin, todas de países africanos. De ellas, 17 personas han sido detenidas en La Haya, 10 han sido condenadas por delitos y cuatro han sido absueltas.
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La orden de arresto se considera una señal de la comunidad internacional de que lo que está ocurriendo en Ucrania va en contra del derecho internacional.
El tribunal dice que la razón por la que hace públicas estas órdenes de arresto es que estos crímenes continúan. Al hacerlo, está tratando de impedir que se cometan más delitos.
Pero, la principal reacción de Rusia hasta el momento ha sido desestimar las órdenes judiciales argumentando que carecen de sentido.
De hecho, el Kremlin niega que sus fuerzas hayas cometido atrocidades en Ucrania, y el portavoz de Putin calificó la decisión de la CPI de "indignante e inaceptable".
Frente a tal desafío, parece poco probable que las acciones de la CPI tengan algún impacto en la guerra de Rusia en Ucrania, y la "operación militar especial" de Putin continuará sin piedad.
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