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Anchorage, Alaska.— Un potente sismo de magnitud 7.0 sacudió ayer el sur de Alaska, generando pánico, destrucción y heridos en Anchorage, la principal ciudad de este estado estadounidense habituado a los sismos.
“Cuando ocurrió hubo mucho ruido. Estaba claro que se trataba de algo mucho más fuerte de lo común aquí”, dijo el alcalde de Anchorage, Ethan Berkowitz, citado por la cadena de noticias CNN.
Ningún fallecimiento fue reportado el viernes, pero varios heridos, entre ellos uno grave, fueron trasladados a diversos hospitales, como consecuencia de lesiones causadas por vidrios rotos y caída de objetos derivados del sismo, reportaron medios de prensa estadounidenses. La policía dio cuenta de “importantes daños a las infraestructuras” de esta ciudad de unos 300 mil habitantes.
“Numerosas habitaciones y edificios fueron dañados. Numerosos puentes y rutas están cortados. No tomen las carreteras si pueden evitarlo”, recomendó a la población la policía de Anchorage, que luego anunció la reapertura de varios ejes viales.
De acuerdo con datos de la agencia geológica estadounidense USGS, el sismo se originó a las 8:29 horas locales, a sólo 13 km al norte de Anchorage, a 41 km de profundidad. Siguieron varias réplicas a lo largo de toda la jornada. Las autoridades emitieron en un principio una alerta de tsunami, pero rápidamente fue levantada.
El presidente Donald Trump aprobó el estado de urgencia para Alaska y ordenó una asistencia del estado federal. Imágenes difundidas en las redes sociales y canales de televisión mostraban vías hundidas y edificios fisurados, mientras en Twitter numerosos habitantes publicaron fotos del interior de supermercados con los productos en el piso. “Han sido golpeados por ‘uno grande’. Por favor sigan las instrucciones de los profesionales altamente entrenados que están allí para ayudarlos. Su Gobierno Federal no escatimará en gastos. ¡Dios los bendiga a TODOS!”, tuiteó el mandatario.
La ex gobernadora de Alaska Sarah Palin escribió en Twitter que su “familia está intacta”, pero “no su vivienda”. Los servicios de socorro temían sobre todo que se produjeran accidentes o incendios provocados por líneas eléctricas caídas o la rotura de conductos de gas.
“Estamos preocupados por la electricidad. Estamos en invierno, hace frío, está oscuro”, dijo a la cadena CBS Lisa Murkowski, senadora de Alaska, desde los corredores del Congreso en Washington. Hacia fines de la tarde, menos de 10 mil clientes permanecían sin electricidad en Anchorage.
Los terremotos fuertes no son raros en Alaska, una zona sísmicamente activa, pero tienden a ocurrir en zonas remotas y escasamente pobladas. El sur de Alaska fue golpeado por un devastador temblor de magnitud 9.2 en 1964, el segundo terremoto más poderoso del que se tenga registro.