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Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer que planea emitir una orden ejecutiva para quitar la ciudadanía estadounidense a los niños nacidos en el país, el último ataque contra la población migrante de su administración.
En entrevista con el portal de noticias Axios, el mandatario confirmó su intención, de la que ya se hablaba hace tiempo.
“Somos el único país del mundo donde si una persona llega y tiene un bebé se convierte en ciudadano de Estados Unidos (...) con todos los beneficios”, afirmó en la entrevista, aludiendo al llamado sistema de lus soil que pese a sus dichos, se utiliza en la mayoría del continente americano.
El mandatario llevaba mucho tiempo criticando las despectivamente denominadas fórmulas de “bebé ancla” y “migración en cadena”, que según él y sus asesores antiinmigrantes utilizan la condición legal de un miembro familiar, en este caso un hijo, para solicitar documentos para padres y demás relativos de sangre.
Si finalmente lo hiciera, se desataría una lucha judicial mayúscula, ya que la decisión chocaría frontalmente con la decimocuarta enmienda de la Constitución, que reza que “todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos […] son ciudadanos de Estados Unidos”. La enmienda, avalada en 1866 tras la sangrienta Guerra Civil, anuló una sentencia de 1856 según la cual los negros no podían ser ciudadanos estadounidenses.
La administración Trump plantea defender que el texto constitucional sólo se refiere a hijos de personas con documentación y residencia legal en el país, no cualquiera que esté en territorio estadounidense sea cual sea su estatus migratorio. Para cambiar la Constitución en EU se requiere una mayoría de dos tercios en el Congreso, algo impensable en un momento en que el país está muy dividido y hay poco consenso legislativo.
Trump dijo que pensaba autorizar el cambio “por decreto”.
El vicepresidente estadounidense Mike Pence defendió la postura de Trump. “Hemos de reconocer que tenemos una crisis en la frontera sur... Y la ciudadanía por nacimiento es parte de ello, para luego señalar que la “Corte Suprema de EU nunca se ha expresado sobre si el lenguaje de la 14 Enmienda ‘sujetas a la jurisdicción’ se aplica específicamente a personas que están de manera ilegal en el país”.
La oposición demócrata rechazó la iniciativa de inmediato. “Si bien la propuesta de Trump de terminar con la ciudadanía por nacimiento es obviamente inconstitucional, su intención es clara: incitar al miedo, dividir a nuestra nación y hacer que las comunidades vulnerables se sientan inseguras”, afirmó en un comunicado el portavoz del Comité Nacional Demócrata (DNC), Daniel Wessel.
Por su parte, el presidente de la Cámara Baja, el republicano Paul Ryan, siguió la estela de la oposición en una entrevista con una radio local: “No puedes acabar con el derecho a ciudadanía por nacimiento con una orden ejecutiva”, consideró.
El experto en política migratoria del Instituto Cato David Bier opinó que el plan del mandatario no sólo sería ilegal, sino contraproducente. “Sin el derecho a ciudadanía por nacimiento, el número de residentes ilegales en EU se incrementaría dramáticamente y a todos ellos les dirían que no son estadounidenses”, apuntó Bier.
La organización de defensa de los derechos humanos ACLU aseguró que los planes del gobierno estadounidense son “un atentado plenamente anticonstitucional para agitar la retórica incendiaria de odio contra los inmigrantes días antes de las elecciones”.
Según un estudio del Pew Research Center, cerca de 275 mil niños hijos de indocumentados nacieron en Estados Unidos en 2014, cerca de 7% del total. Con información de agencias