San José. – Símbolo de los Andes, ave rapaz más grande del mundo y mayor animal volador del planeta por peso y envergadura, el cóndor come carroña, con preferencia de cadáveres grandes. Bajo esa imagen, los regímenes militares derechistas del decenio de 1970 de Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Argentina, en asocio con Estados Unidos, lanzaron el 25 de noviembre de 1975 un tenebroso operativo anticomunista en el sur de América: el .

Con un nombre atado a la cultura americana, la maniobra político-militar fue una masiva y sombría operación sistemática de violaciones a los derechos humanos y en contra de lo que Washington, Brasilia, Santiago, La Paz, Montevideo, Asunción y Buenos Aires identificaron como carroña frente a su ideología: políticos, estudiantes, profesores, empresarios, sindicalistas, religiosos o periodistas… sospechosos de subversión como opositores.

Alentado por dos golpes de Estado en 1973 —27 de junio en Uruguay y 11 de septiembre en Chile— y por lo que EU denunció como expansión de Cuba en América Latina y el Caribe con guerrillas izquierdistas en días de choque Moscú-Washington por la Guerra Fría entre comunismo y capitalismo, Cóndor dejó una impunidad pendiente de saldar.

Leer también:

Todo se ejecutó para combatir al comunismo con la doctrina de seguridad nacional de EU, que aportó ayuda militar, de inteligencia y contrainsurgencia y entrenamiento.

Argentina tenía gobierno constitucional en 1975 y se sumó a Cóndor, primero como aliado en el área y luego por el golpe de Estado que los derechistas militares argentinos perpetraron el 24 de marzo de 1976.

Paraguay fue gobernado por una dictadura derechista de 1953 a 1989, mientras que los regímenes militares de ese signo se prolongaron de 1964 a 1985 en Brasil, de 1964 a 1982 en Bolivia, de 1973 a 1985 en Uruguay, de 1973 a 1990 en Chile y de 1976 a 1983 en Argentina.

Sin fundar el pacto de 1975, la dictadura militar derechista de Perú, de 1975 a 1980, y la civil y militar de Ecuador, de 1963 a 1979, también cooperaron.

Tras derrocar hace 50 años al socialista chileno Salvador Allende (1908-1973) como presidente de Chile, el general ultraderechista chileno Augusto Pinochet (1915-2006) se convirtió en pieza crucial del Plan, que concluyó en 1985. Washington apoyó el golpe a Allende.

Al derrocar a Allende, gobernante constitucional que asumió en noviembre de 1970 por un sexenio, Pinochet desató una cacería contra todo enemigo y su ejemplo se propagó en la zona. En 17 años de dictadura hubo más de 3 mil asesinados y detenidos-desaparecidos en Chile. Argentina cerró en 1983 con unos 30 mil y Uruguay en 1985 con entre 200 y 300.

En los seis fundadores aún hay un gigantesco misterio y secreto sobre las atrocidades atribuidas a militares, paramilitares, policiales, parapoliciales, escuadrones de la muerte y redes clandestinas para reprimir, perseguir y eliminar adversarios con ejecuciones extrajudiciales, torturas, asesinatos, secuestros, detenciones y desapariciones forzadas.

“La verdad ha ido lentamente saliendo a la luz”, admitió la abogada chilena Ana Piquer, directora interina para las Américas de Amnistía Internacional (AI), organización mundial no estatal de derechos humanos con sede en Londres.

Piquer relató a EL UNIVERSAL que el Plan obstaculizó “las investigaciones” que se le hicieran y que trozos de la verdad surgieron con los “Archivos del Terror” en Paraguay en 1992 y con indagaciones judiciales en varios países permitieron condenar “incluso a altos mandos militares de la época” en casos individuales por el Plan. (Los archivos confirmaron 50 mil asesinatos, 30 mil desaparecidos y 400 mil presos desde 1953 en Paraguay)

“Un hito fue el juicio y posterior condena en Argentina a exautoridades del gobierno militar de ese país que estableció la existencia de una asociación ilícita para cometer estos delitos”, afirmó.

“Fue un plan coordinado (…) para intercambiar información y detener y eliminar a personas opositoras en las décadas de 1970 y 1980. Decenas de miles de personas fueron asesinadas o desaparecidas forzadamente y (se) permitió coordinar homicidios de personas de un país en otros países”, subrayó.

Al aclarar que, pese a las revelaciones, “aun así sigue habiendo mucha información oculta y miles de personas siguen desaparecidas y sus familiares ignorar su destino”, indicó que “la colaboración” para hallar la verdad “es una responsabilidad” para “todos los estados que se coordinaron para cometer estas atrocidades”.

Ante el 50 aniversario del golpe en Chile, que Washington avaló y por el que se le acusó de ser cómplice de la represión de Pinochet, el gobierno de EU presentó anteayer “nuestros más profundos respetos a las víctimas de la represión que siguió”.

Al precisar que busca “ser transparente sobre el papel de EU en este capítulo de la historia chilena”, mencionó que en 2023 desclasificó documentos adicionales de 1973. Se ignora si esos papeles están ligados a Cóndor.

“Los perdones (pedidos por EU) no son fundamentales en estos procesos. Me parece que son un insulto”, advirtió la diputada chilena Lorena Pizarro, del Partido Comunista de Chile (PCCh) y expresidenta de la (no estatal) Agrupación de Familiares de Detenidas y Detenidos Desaparecidos (AFDD), de ese país.

“(Lo importante es) reconocer la participación (de EU) en estos hechos, desclasificar archivos y, sobre todo, comprometerse con hechos concretos a no ser más parte de estas acciones terroristas y genocidas que realiza EU”, planteó Pizarro a este diario.

Al fustigar “la intervención de EU sin respeto a la vida, a la dignidad y autodeterminación de los pueblos” por apoyar las dictaduras en América Latina y el Caribe, señaló que EU “es una potencia que invade pueblos hoy como en antaño instaló dictaduras civiles y militares”.

“Siempre la historia (de EU) regada de muerte, dolor y una gran tragedia que a veces siente uno que nunca acaba”, lamentó.

Así, usar al cóndor de imagen militar para reprimir de 1975 a 1985 todavía duele en el sur de América…

Leer también:

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Comentarios