Londres. El clérigo principal que está previsto que asuma temporalmente el mando de la Iglesia de Inglaterra enfrentó el lunes exhortos a renunciar por su manejo del caso de un sacerdote acusado de conducta sexual indebida.
La BBC informó que el arzobispo de York, Stephen Cottrell, permitió que un sacerdote permaneciera en su puesto a pesar de saber que había sido prohibido por la Iglesia de estar solo con niños y había pagado compensación a uno de sus acusadores.
El caso ocurrió cuando Cottrell era obispo de Chelmsford en el este de Inglaterra. Ahora es el segundo obispo más importante de la Iglesia de Inglaterra. Está previsto que asuma el próximo mes como cabeza espiritual de la Iglesia en lugar del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien renunció en noviembre por la forma en que manejó reclamaciones separadas de abuso sexual.
Cottrell dijo en un comunicado que había enfrentado una situación “horrible e intolerable” con respecto al sacerdote, David Tudor.
“Suspendí a David Tudor del cargo en la primera oportunidad, cuando una nueva víctima se presentó ante la policía en 2019”, dijo. “Hasta 2019, no había fundamentos legales para tomar una acción alternativa”.
Eventualmente, Tudor fue despedido por la Iglesia y vetado de por vida del ministerio en octubre después de reconocer que había tenido relaciones sexuales con dos adolescentes, de 15 y 16 años, en la década de 1980.
“Lamento profundamente que no hayamos podido tomar medidas antes, pero esa fue la situación que heredé”, dijo Cottrell. “Es extremadamente decepcionante que esta historia se informe como si se tratara de un abusador que fue ignorado o incluso protegido. En realidad, nada podría estar más lejos de la verdad”.
La obispa de Newcastle, Helen-Ann Hartley, una de las pocas obispas que ha criticado públicamente la forma en que la Iglesia ha manejado las acusaciones de abuso, dijo que sentía “incredulidad” ante las últimas afirmaciones.
Ella dijo que Cottrell carecía de la “credibilidad o autoridad moral” para ser la figura representativa de la Iglesia.
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“Mi opinión personal es que la evidencia ante nosotros hace imposible que Stephen Cottrell sea esa persona en la que tenemos confianza y confiamos para impulsar el cambio que se necesita”, dijo a la BBC.
El arzobispo de Canterbury es el líder espiritual de la Comunión Anglicana mundial, que tiene 85 millones de fieles en 165 países. Ha estado dividida por opiniones muy divergentes sobre temas como los derechos de los homosexuales y el papel de las mujeres en la Iglesia.
Las últimas acusaciones probablemente añadirán más introspección y enojo sobre la falta de responsabilidad en los niveles más altos de la Iglesia.
Welby renunció el mes pasado después que una investigación reveló que no informó a la policía sobre el abuso físico y sexual continuo por parte de un voluntario en campamentos de verano cristianos tan pronto como tuvo conocimiento de ello. Una pesquisa independiente concluyó que el abuso por parte del fallecido John Smyth podría haberse detenido antes si Welby lo hubiera reportado prontamente a las autoridades.
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