Gaza.— Miles de palestinos se manifestaron ayer en Gaza para expresar su rechazo a los planes del gobierno israelí de anexionarse partes del territorio ocupado de Cisjordania.
Se multiplican los llamados al primer ministro Benjamin Netanyahu para que abandone el proyecto que movería las fronteras de Israel y podría derivar en un nuevo conflicto. Además de los manifestantes, líderes como el primer ministro británico Boris Johnson, y 40 mujeres, entre ellas premios Nobel, advirtieron que el plan pone “en grave peligro la perspectiva de paz regional”.
Unos 30 mil manifestantes, según medios locales, se reunieron en el enclave de Gaza, en una protesta que contó con la participación de líderes de las principales facciones políticas del enclave, incluyendo a Yahya Sinwar, líder del movimiento islamista Hamas, pero que evitó llegar a la verja divisoria con Israel, donde tuvieron lugar las sangrientas protestas conocidas como Marchas del Retorno, que comenzaron en 2018 y en las que murieron más de 273 palestinos y 16 mil resultaron heridos en incidentes con el Ejército israelí.
Sadi Aabed, portavoz de las facciones políticas presentes ayer, dijo que Israel “no disfrutará de calma por mucho tiempo”. Agregó que, como sucedió durante la Intifada de 1987, el pueblo palestino sorprenderá a Israel y al mundo con “una nueva oleada de lucha que nadie esperaba”.
El primer ministro Benjamin Netanyahu marcó el 1 de julio como plazo para iniciar la anexión de Cisjordania, bajo un plan que presentó el presidente estadounidense Donald Trump, pero que rechazan los palestinos y gran parte de la comunidad internacional.
Israel ocupa militarmente Cisjordania desde 1967. Los Acuerdos de Oslo (1993-95), el último marco negociador con los palestinos, repartió de forma temporal la administración de este territorio entre la zona A (bajo control palestino), B (control compartido) y C (control israelí).
Más de dos décadas después, la división continúa e Israel ha construido infraestructuras y colonias donde hoy residen más de 420 mil israelíes a lo largo y ancho de la denominada zona C, 62% de Cisjordania (Judea y Samaria, por su término bíblico para los judíos). Esta zona hoy es administrada por el ejército israelí, que patrulla la zona y se ocupa también de las cuestiones civiles.
Los planes de anexión buscan extender la legislación civil de Israel a parte de estas áreas residenciales además de a la región del Valle del Jordán, fronteriza con Jordania.
La iniciativa de Trump, presentada en enero, propone permitir la anexión de hasta 33% de Cisjordania, en el área C. Las discusiones de última hora sugieren que el territorio a anexionar podría reducirse.
Johnson, premier británico, manifestó ayer su oposición al proyecto. “Soy un apasionado defensor de Israel”, pero “espero profundamente que la anexión no siga adelante”, escribió en un artículo para el Yediot Aharonot, el diario más leído en Israel.
El Parlamento alemán aprobó una resolución contraria a la anexión, aunque sin aprobar las amenazas de la Unión Europea de sanciones contra Israel.
Cuarenta mujeres, entre ellas exjefas de Estado y de gobierno y premios Nobel, rechazaron también el plan. En una carta en respuesta a las peticiones que han recibido de mujeres palestinas e israelíes, estas destacadas figuras políticas y sociales solicitaron medidas para disuadir esta acción unilateral porque una “anexión no puede quedar sin respuesta”.
La expresidenta de Liberia y premio Nobel de la Paz, Ellen Johnson Sirleaf; la exministra de Exteriores argentina, Susana Malcorra; o la vicepresidenta del Parlamento alemán Claudia Roth son algunas de las firmantes de la declaración.
La anexión “pone en grave peligro la perspectiva de paz, seguridad y estabilidad regionales con graves consecuencias para los pueblos palestino e israelí, pero también para Jordania y la región en general”, advirtieron. De llevarse a cabo, sería la tercera anexión israelí de zonas que ocupó en 1967, tras la absorción de Jerusalén Este en 1980 y los Altos del Golán sirios en 1981.