Miami.— Poco se sabía del ataque terrorista en Nueva Orleans cuando el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ya estaba atizando el fuego de la migración, insinuando que el atentado podría haber sido cometido por algún indocumentado. Un día después, y con más detalles acerca de lo ocurrido allí y en Las Vegas, queda claro que “el enemigo está en casa”.
Dos militares, uno retirado y otro en activo, desataron el pánico y pusieron al FBI a trabajar a contrarreloj cuando uno embistió a la multitud que celebraba el Año Nuevo en Nueva Orleans y el otro hizo explotar una Cybertruck Tesla frente al hotel de Trump en Las Vegas.
“Es claro que el gobierno entrante de Trump tiene que poner mucha atención a sus propios grupos internos terroristas”, dice a EL UNIVERSAL Jaime Ortiz, abogado y especialista en temas de seguridad nacional. Que los autores son o eran miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos “es una señal de que los grupos terroristas o simpatizantes de los grupos terroristas se han infiltrado en las fuerzas de seguridad del país”.
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Trump, indica, tendrá que ponerlo como “un punto muy importante en su agenda de atención para este año. Si bien la migración es un tema prioritario en su agenda, también tiene que poner atención a los temas internos de terrorismo”.
El gobierno del magnate, señala, “tiene mucho trabajo que hacer en materia de inteligencia interna, pues estos dos atentados no se pudieron prever. Es difícil. El factor sorpresa siempre está del lado de estos grupos, o de estos simpatizantes”, pero estos ataques dejan en claro que el “terrorismo doméstico es un tema que la administración deberá colocar como prioridad”.
Sin embargo, Ortiz cree que Trump más bien lo usará “como un pretexto para endurecer los temas migratorios a efecto de evitar que alguien más pueda cruzar las fronteras con fines terroristas” y, probablemente, para retomar su agenda antimusulmana, aprovechando lo ocurrido en Nueva Orleans.
Eso hizo ayer Trump al denunciar lo que llamó “escoria violenta” que, dijo, “se ha infiltrado” en el país. “EU se está desmoronando: se está produciendo una erosión violenta de la seguridad, la protección nacional y la democracia en toda nuestra nación”. Aprovechó para criticar el actuar de las agencias de inteligencia, luego de que el miércoles afirmaran que Shamsud Din Jabbar, veterano del ejército, “no actuó solo” en el ataque a Nueva Orleans, sólo para revirar ayer y decir que, en efecto, Jabbar actuó solo, “inspirado” por el Estado Islámico (EI), al que dijo haberse afiliado “antes del verano”. Jabbar mató a 14 personas antes de ser abatido por la policía.
“El extremismo violento que puede ser conducente al terrorismo no se ha borrado en EU. El segundo mandato de Trump se inicia con severas manifestaciones violentas que ponen en alerta a la Secretaría de Seguridad Nacional de EU, Kristi Noem y a todo su equipo”, alerta a este diario Guillermo Hidalgo, especialista en seguridad binacional, quien alude el papel que juegan discursos como los de Trump en la violencia extremista. “La polarización política y social y la masificación de la información a través del internet son herramientas que abonan a que estos hechos sigan sucediendo. Trump deberá pensar dos veces lo que quiera decir (...) a sabiendas que va a molestar a la mitad del país, antes de seguir provocando este tipo de acontecimientos antisociales”. Christopher Raia, subdirector adjunto del FBI, subrayó que por ahora no hay elementos que liguen a Jabbar con Matthew Livelsberger, el militar que hizo explotar la Cybertruck afuera de un hotel de Trump en Las Vegas, aunque ambos alquilaron sus vehículos en la app Turo. La policía dijo que Livelsberger se disparó en la cabeza antes de la explosión. Se desconoce la motivación.
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