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“Pico Rojo”: la rebeldía femenina del lápiz labial contra Ortega en Nicaragua

La nicaragüense Marlen Chow Cruz, conocida en Nicaragua como “La Chinita”, pidió a sus compañeras de encarcelamiento en una mazmorra en Managua que se pintaran sus labios como una forma de insubordinación al poder policial y gubernamental

La opositora Marlen Chow Cruz contó que en una prisión en Nicaragua le respondió a un carcelero que pertenece a la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Pico Rojo, quienes ahora forman resistencia al gobierno del presidente Ortega. (Foto: Cortesía)
16/10/2018 |13:47José Meléndez / corresponsal |
Redacción El Universal
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San José

.- La rebeldía femenina de la oposición nicaragüense quedó impregnada de un rojo brillante de lápiz labial en contra del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

Detenida con otras compatriotas en El Chipote , una tenebrosa cárcel de Managua bajo mando policial, tras una cacería de opositores que Ortega ejecutó el domingo anterior en esa ciudad, la nicaragüense Marlen Chow Cruz , de 68 años, madre soltera con cuatro hijos y abuela con cinco nietos, socióloga y con una maestría en salud pública, recurrió a una sorpresiva vía de insubordinación: repartió su lápiz labial rojo entre las demás víctimas de la oleada de arrestos.

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En medio de un escenario de pánico y terror en las mazmorras capitalinas y en un ambiente de elevada temperatura, Chow , conocida por los nicaragüenses con afecto como “La Chinita” , sacó de su cartera un lápiz labial rojo y, con sigilo, lo pasó a sus compañeras de encarcelamiento y les pidió que se pintaran sus labios para “aprender a ser rebeldes en la cárcel”.

Cuando un carcelero de El Chipote le preguntó el nombre de su organización opositora, en un entorno nacional en el que todo lo que huela a oposición es calificado por Ortega como terrorista y parte de una conjura en su contra gestada por centros de conspiración en Estados Unidos y otros países, la mujer improvisó. En una típica respuesta nicaragüense de atrevimiento y de desenfado, inventó y le contestó: “Pertenezco a la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Pico Rojo ”.

Chow

quedó libre en la tarde del domingo y compartió su testimonio, que corrió con rápidez por las redes sociales y ahora es uno más de los símbolos callejeros de repudio al presidente y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo , presionados desde abril anterior por la más grave crisis política, institucional y socioeconómica en Nicaragua desde 1990 y la más profunda del siglo XXI , por el reclamo popular de democracia y justicia para esa nación.

“Mi reacción en El Chipote con nuestros picos rojos fue una forma tremenda de rebeldía y de resistencia a la dictadura de Ortega y de Murillo ”, dijo Chow a EL UNIVERSAL , tras informar que ya recibió gran cantidad de fotografías y mensajes de hombres que se unieron a su mecanismo de resistencia y también se pintaron sus labios de rojo.

“El policía aquel siempre tuvo una actitud agresiva pero con mi respuesta se quedó en total desconcierto y no supo cómo reaccionar ante este otro tipo de actitudes. Lo normal es que la gente apenas responda unas palabras o no hable cuando la interrogan. Pero mi reacción frente a la agresividad policial fue una resistencia”, narró.

En la batida policial y paramilitar ordenada por Ortega , la Policía Nacional de Nicaragua capturó a 38 opositores por marchar para pedir paz y democracia. Chow fue arrestada en la capital aproximadamente a las 09:00 horas locales, conducida con unas 15 mujeres hacia El Chipote y liberada el domingo aproximadamente a las 16:00 horas.

Desafiante.

Chow

contó que su respuesta al carcelero buscó repeler la humillación.

“Los policías allí en El Chipote para humillar usan el sarcasmo grosero, brutal. En un momento nos pusieron con las manos en alto contra un muro en el que el sol pegaba con fuerza. Hacía mucho calor. El hombre nos dijo: ‘Las tengo ahí para que adelgacen’. Le respondimos que él también debía ponerse ahí porque es un panzón. Nosotras también usamos el sarcasmo, como defensa”, recordó.

En las primeras horas en El Chipote , “La Chinita” extrajo de su cartera el lápiz labial y tras aplicárselo, con cautela lo compartió. “Les dije a mis compañeras: ‘Píntense los labios’. A como pudimos, porque no teníamos ningún espejo, todas nos pintamos de rojo. Todas estábamos con nuestros picos rojos”, describió.

“Luego fue cuando el hombre se me acercó y me preguntó que a cuál organización yo pertenezco. Y fue cuando le contesté, sin duda, que pertenezco a la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Pico Rojo. Él no supo qué hacer”, rememoró. “Aquello fue hacer rebeldía dentro de la cárcel. Fue una transgresión, una desobediencia. Todo forma parte de continuar nuestra pacífica para lograr que se vaya este régimen dictatorial, opresor, corrupto”, insistió.

Chow

tiene otra peculiaridad: fue integrante del sandinismo histórico y rompió desde finales del siglo pasado con el hoy gobernante (y ex guerrillero) Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y con Ortega y su círculo de poder.

La crisis política de Nicaragua , que estalló el pasado 18 de abril con protestas callejeras antigubernamentales que en un inicio fueron en repudio a una reforma a la seguridad social (que Ortega debió derogar) y luego se transformaron en un masivo e incesante reclamo de democracia y justicia, continúa prolongándose sin visos de solución y con un deterioro acelerado del panorama socioeconómico.

Pese a que en la Constitución Política de Nicaragua está garantizado el derecho a la protesta social, Ortega ilegalizó desde finales de septiembre pasado las marchas antigubernamentales, que reclaman democracia, justicia y libertad en Nicaragua y la dimisión del gobernante y la de su esposa. Ortega rechazó las demandas de los opositores y amenazó con encarcelar a los organizadores de las protestas bajo el alegato de que son terroristas.

El número de muertos oscila entre 322 y más de 450, según organismos nicaragüenses no estatales de derechos humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) , que acusaron a los gobernantes de desplegar una intensa represión política con fuerzas policiales y paramilitares.

Ortega

, cuyo gobierno solo reconoció 199 muertos, negó que haya represión y paramilitares, rechazó adelantar los comicios de 2021 a 2019 y replicó que sus rivales son opositores derechistas que responden a una maniobra de golpe de Estado en su contra impulsada por el gobierno de Estados Unidos .

Instalados en el poder desde 2007 y acusados de configurar una dictadura dinástica, Ortega y Murillo calificaron a la oposición de golpista, terrorista y vandálica, en un conflicto sin perspectiva real de solución o de posibilidad certera de arreglo.

agv

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