Bogotá.— El presidente de Colombia, Gustavo Petro, suspendió ayer la tregua con el denominado Estado Mayor Central, el principal grupo de disidentes de la guerrilla FARC, en cuatro de las regiones más conflictivas del país tras el asesinato de cuatro menores indígenas por parte de los rebeldes.

“Se informa que el cese bilateral que había actualmente con este grupo armado en los departamentos de Meta, Caquetá, Guaviare y Putumayo se suspende y se reactivan todas las operaciones ofensivas”, escribió el mandatario en un comunicado en Twitter. Aunque en otros territorios continuará el cese al fuego, estas cuatro regiones del sur del país constituyen un bastión de los guerrilleros, donde se presume que viven sus cabecillas y producen toneladas de cocaína.

Los menores de la comunidad murui habían sido reclutados forzosamente por los rebeldes que se apartaron del pacto de paz que desarmó en 2017 a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la otrora guerrilla más poderosa de América.

Este fin de semana las autoridades informaron que fueron asesinados en límites entre los departamentos de Caquetá y Amazonas por miembros del frente Carolina Ramírez, que pertenece al Estado Mayor Central de las FARC, el grupo disidente más poderoso.

Fue “un hecho atroz que cuestiona la voluntad de construir un país en paz. No hay justificación alguna para esta clase de crímenes”, dijo Petro. En 2021 el centro de estudios independiente Indepaz calculaba que el EMC tenía mil 700 combatientes.

Liderado por Iván Mordisco, el Estado Mayor Central hace parte de los grupos armados ilegales con los que Petro quiere negociar y acordar el desarme dentro de la llamada política de “Paz Total”.

En abril esa facción rebelde se dijo preparada para iniciar las conversaciones en mayo, pero nunca se concretó las instalación de la mesa. Según Petro, la intención de diálogo se mantiene y los guerrilleros oficializarán pronto los nombres de sus negociadores. El 31 de diciembre Petro declaró un cese al fuego bilateral con este grupo de disidentes y otras cuatro de las principales estructuras armadas que operan en Colombia.

Sin embargo, ya son tres las treguas que se han caído: con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se negó a cesar las hostilidades pese a tener conversaciones de paz con el gobierno desde noviembre, y con el Cártel del Clan del Golfo, que atacó a la fuerza pública y a la población civil en medio de protestas de mineros de oro ilegales.

“Si el cese al fuego no es efectivo en determinados territorios para proteger la vida y la integridad de la población, no tiene sentido persistir en ello”, dijo Petro.

En Twitter el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, celebró la decisión.

En un comunicado, el Estado Mayor Central criticó al gobierno, sin mencionar el asesinato de los menores. “El rompimiento unilateral desatará la guerra y se multiplicarán los muertos, heridos y prisioneros”, dice el texto. “Desde nuestra perspectiva este ha sido el gobierno menos serio para entablar conversaciones, al punto de que ni se han instalado los mecanismos” de verificación de cese al fuego, añadieron los rebeldes, que pidieron al presidente trazar una política de paz “sin improvisaciones, sin presiones” y sin “incumplimientos”.

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