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Washington.— La investigación para el impeachment del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha entrado en una nueva etapa. Una fase crítica, que oficializa la pesquisa hacia el juicio político que podría llevar a la destitución del mandatario, y que enervó más la división partidista que vive actualmente la política estadounidense.
La mayoría de la Cámara de Representantes, de claro control demócrata, dio apoyo a la resolución (232-196). Sólo dos demócratas saltaron la línea del partido; los republicanos se enorgullecieron del voto negativo en bloque para tratar de evitar (sin éxito) una medida que marca la normativa y los próximos pasos en un proceso de impeachment imparable que comenzó tras revelarse una supuesta presión de Trump al presidente de Ucrania, Volodomir Zelensky, para investigar al hijo de Joe Biden, su posible rival en las elecciones de 2020.
En resumen, la pesquisa sobre si Trump abusó de su poder pasa ahora a tener testimonios a puertas abiertas al público (y a las retransmisiones televisivas). De ahí saldrá un informe de conclusiones que podría ser utilizado para redactar los artículos de destitución. Los republicanos también tendrán voz, pueden llamar a sus testigos —previa aceptación de la mayoría—, e incluso la Casa Blanca podrá colocar a sus abogados en los procedimientos.
La aprobación de una medida así había sido un reclamo de los republicanos desde hace más de un mes, cuando la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, anunció el inicio de la pesquisa. Ahora que ya está aprobada, sus críticas se centraron en la intencionalidad del proceso. Entre descalificaciones de show o “farsa”, muchos apuntaron que la verdadera razón de la investigación es “voltear los resultados de las últimas elecciones” o, más allá, tratar de influir en los comicios de 2020 y evitar que Trump pueda volver a ganar.
Pelosi les respondió de forma contundente: “La decisión del impeachment no está tomada. Dependerá del resultado de la investigación y para eso es esta votación. Para buscar la verdad. No sé por qué los republicanos tienen miedo a la verdad. Está en juego la democracia”. Los demócratas siguen acelerando todo con la idea de poder llevar el tema a voto del pleno de la Cámara antes de que termine el año; el juicio empezaría en el Senado a principios del próximo año y afectaría directamente al proceso de primarias preelectorales de 2020.
La Casa Blanca respondió con furia por la continuación de lo que Trump describió en uno de sus habituales tuits como la “mayor caza de brujas de la historia estadounidense”.
“El presidente no ha hecho nada malo y los demócratas lo saben”, dijo la portavoz presidencial, Ste- phanie Grisham, en un comunicado, quejándose de la “obsesión bizarra” de los demócratas por un proceso “ilegítimo”. Los acusó de “querer extraer un veredicto” sin dar voz al presidente, con una pesquisa “injusta, inconstitucional y fundamentalmente antiestadounidense”.
En paralelo, el exasesor sobre Rusia de la Casa Blanca, Tim Morrison, confirmó la existencia de quid pro quo de Trump con el gobierno ucraniano. Morrison, que dimitió de su cargo horas antes del testimonio a puerta cerrada en el Congreso, estuvo presente en la llamada que destapó todo el escándalo y confirmó las revelaciones más explosivas y dañinas contra el presidente.