Washington.— El proceso de confirmación del juez conservador Brett Kavanaugh para la vacante al Tribunal Supremo de Estados Unidos se tambaleó todavía más a principios de esta semana, con la aparición de una nueva mujer que lo acusa de haberla acosado sexualmente, mientras en el horizonte podría aparecer una tercera víctima.
La publicación por parte de la revista The New Yorker del caso de Deborah Ramírez puso a Kavanaugh al borde del precipicio. Ramírez aseguró que en una fiesta en la universidad de Yale, cuando el ahora juez era un recién llegado, hizo exhibicionismo delante suyo e incluso colocó su pene en la cara de la presunta víctima, sin consentimiento.
En tanto, Kavanaugh advirtió ayer en una entrevista con Fox News, a la cual acudió acompañado por su esposa, que no va a retirar su postulación a pesar de las nuevas acusaciones y dijo que no pone en duda que una de las mujeres que le acusan de abuso sexual fuera realmente agredida, pero aseguró que no fue él quien lo hizo, puesto que permaneció virgen durante la preparatoria y tuvo relaciones sexuales por primera vez hasta “muchos años después”.
“No voy a dejar que acusaciones falsas nos saquen de este proceso”, insistió el juez.
El caso de Ramírez se unió al de Christine Blasey Ford, la primera mujer que denunció un intento de violación por parte de Kavanaugh cuando eran compañeros de escuela. Está previsto que Ford testifique este jueves ante el comité del Senado para verificar su historia y ver si afecta a la adecuación de Kavanaugh para el puesto.
Michael Avenatti, abogado que representa a la actriz porno Stormy Daniels en su cruzada contra el presidente Trump, lleva días asegurando que está verificando la información de una posible tercera víctima. Y que, por el momento, su historia es “creíble”.
En una carta enviada al Comité de Justicia del Senado, el juez escribió que no “se va a dejar intimidar para abandonar el proceso. Son calumnias, simple y llanamente”.
Trump ve en la aparición de “última hora” de mujeres que aseguran haber sido asaltadas o abusadas sexualmente por Kavanaugh una intencionalidad “totalmente política”, insinuando que es una táctica de los demócratas para retrasar la confirmación más allá de las elecciones legislativas de principios de noviembre. Trump le prometió su “apoyo hasta el final”.
Ayer manifestantes protestaron en oficinas del Senado para defender la credibilidad de las presuntas víctimas.