Más Información
Videojuegos, el nuevo gancho del crimen para captar menores; los atraen con promesas de dinero y poder
Trump declarará a cárteles como organizaciones terroristas; "fui muy duro con México, hablé con la nueva presidenta"
Óscar Rentería Schazarino, ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el nuevo secretario de Seguridad en Sinaloa
Más de 200 niños huérfanos por el crimen organizado en Sonora, disfrutan su posada; "queremos que su Navidad sea más feliz"
PAN exige renuncia de Rubén Rocha Moya; Claudia Sheinbaum sigue protegiéndolo en “complicidad vergonzante”
Managua.— Aunque la pandemia de coronavirus obligó a millones a celebrar el Domigo de Ramos, en países como Nicaragua, Bolivia y El Salvador la gente colmó los templos.
La recomendación del Episcopado nicaragüense era que los creyentes vivieran esta fecha, y en general la Semana Santa, desde sus casas, pero muchos acudieron a las parroquias para participar de una de las tradiciones más importantes del catolicismo.
En la mayoría de templos, los católicos ingresaron manteniendo la distancia social y portando mascarillas, algo inédito hasta ahora, ya que en 2020 todas las actividades religiosas presenciales de la Semana Santa fueron suspendidas. El gobierno de Daniel Ortega se ha negado a aplicar restricciones e incluso ha fomentado los actos masivos.
En Bolivia, las tradicionales misas católicas y la venta callejera de palmas volvieron un año después de que la cuarentena por el Covid-19 obligara a suspender estas celebraciones deforma presencial.
La lluvia que cayó en La Paz no fue un impedimento para que la gente asistiera de forma masiva y con medidas de bioseguridad como mascarillas y protectores faciales a la Basílica de San Francisco para escuchar misa y hacer bendecir las palmas y crucifijos.
Junto a las misas también volvió la tradicional venta callejera de palmas con mercadillos instalados en los atrios de los templos. “Por la pandemia no hemos podido venir a San Francisco a vender [el año pasado]. Ahora ya con las medidas de bioseguridad estamos vendiendo”, dijo a EFE Sofía Huanca, una vendedora con más de dos décadas de experiencia.
En Domingo de Ramos “se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén montado en un burrito y la gente le aclamaba con las palmas”, indicó Huanca. Por ello existe la creencia de comprar palmas o ramos, hacerlos bendecir y colocarlos detrás de las puertas “para proteger a la familia de malas ánimas o malas cosas que puedan pasar”, explicó.
También en El Salvador, cientos de católicos volvieron ayer a las iglesias para dar la bienvenida a la Semana Santa, aunque con medidas como 50% de aforo y uso obligatorio de cubrebocas.
Igual que el año pasado, el papa Francisco celebró la misa de Domingo de Ramos sin la multitud habitual. “Por segunda vez la vivimos [la Semana Santa] en el contexto de la pandemia”, dijo Francisco ante unas 120 personas, incluidas monjas y unas pocas familias o parejas, sentadas por separado en los bancos. “El año pasado estábamos más conmocionados. Este año es más duro para nosotros. Y la crisis económica pesa”.
Al menos 20 heridos en Sulawesi
Francisco invitó a rezar por las víctimas del ataque suicida perpetrado ante una abarrotada catedral católica en Indonesia cuando terminaba una misa del Domingo de Ramos.
Al menos 20 personas resultaron heridas en la isla indonesia de Sulawesi por este atentado perpetrado por dos agresores, incluyendo una mujer.
El país estaba en alerta tras la detención en diciembre de Aris Sumarsono, conocido como Zulkarnaen y líder del grupo Jemaah Islamiyah.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, condenó el atentado terrorista y afirmó que la policíaha iniciado una investigación. Añadió que el terrorismo es un crimen de lesa humanidad y que no tiene nada que ver con la religión. En mayo de 2018, al menos 13 personas murieron en atentados contra tres iglesias cristianas en la isla indonesia de Java, en el este del país, que fueron reivindicados por el Estado Islámico.