San José.— Unos 25.2 millones de electores peruanos podrán acudir hoy a la segunda y definitiva ronda de los comicios presidenciales de con una oferta partidista ceñida a los candidatos Keiko Fujimori y Pedro Castillo que agudizó la polarización política y enfrentó a ese país, que arrastra un hondo trauma de inestabilidad e ingobernabilidad, a una de las más dramáticas decisiones en las urnas del siglo XXI.

Perú, una democracia joven que el próximo 28 de julio cumplirá apenas 41 años tras el régimen militar que gobernó de 1968 a 1980, deberá escoger entre dos aspirantes con un confuso signo ideológico y mientras los millones de indecisos se convertirán en las agujas claves de la balanza en medio de la incertidumbre.

Sin descartar sorpresas, Castillo saldrá hoy como favorito con una mínima ventaja en las encuestas luego de ganar la primera vuelta con apenas 2.7 millones de votos equivalentes a 18.92% y derrotar, entre otros, a la antropóloga peruana Verónika Mendoza, la frustrada principal apuesta de la izquierda internacional en Perú. Castillo se convirtió en el alfil de la izquierda del área para esa nación.

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Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, quedó de segunda, con 2.7 millones de sufragios o 13.41%, y arrastra el turbio legado de su padre de corrupción, atrocidades contra los derechos humanos y ruptura constitucional. Fujimori padre gobernó por la vía constitucional de 1990 a 1992 y se convirtió en gobernante de facto de 1992 a 2000, con símbolos de dictador y represor.

Tras la primera fase, que se realizó el 11 de abril anterior con 18 competidores por la presidencia y en la que ninguno de los dos exhibió un apoyo mayoritario contundente, la intensa agitación electoral entre Fujimori y Castillo estableció que la batalla final, al igual que en otras contiendas en Perú y en el resto de América Latina y el Caribe, se convirtió en un nuevo episodio de la vieja e histórica lucha entre derecha e izquierda.

“Fujimori representa políticas públicas más predecibles y en línea con los pilares fundamentales que ha tenido el país, con éxito, en los últimos 25 años: apertura al comercio internacional, promoción de la inversión privada y rol subsidiario del Estado en la actividad económica”, afirmó el economista peruano Diego Macera, gerente general del (no estatal) Instituto Peruano de Economía (IPE).

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“Castillo es impredecible y está más alineado con la izquierda de hace 40 años de reivindicación nacionalista, hostilidad a la inversión privada extranjera, escepticismo sobre el comercio internacional. Difícilmente podría ser visto como izquierda moderna, progresista”, dijo Macera a EL UNIVERSAL.

El IPE aseguró que el Producto Interno Bruto (PIB) se desplomó al menos 11.1% en 2020 por la pandemia, crecerá 10.4% en 2021 y, si ganada Castillo, por la desconfianza caerá a 4.2%.

“El fraccionamiento del Congreso será otro frente con el que tendrá lidiar quien sea elegido. El riesgo es la ingobernabilidad crónica. Será difícil encontrar alianzas y consenso, en un reto de gobernabilidad y de reconstruir la legitimidad política”, recalcó Macera.

Para el analista político y periodista peruano César Campos, “el sistema electoral peruano le permitió a Fujimori pasar a segunda vuelta. Tampoco es que goce de mucha adhesión”.

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“Pero ella suscribió un compromiso por la democracia de respeto al juego constitucional y la libertad de expresión. Tendría sobre ella una hipervigilancia de la sociedad civil y de todos los demócratas para que no rompa esas reglas. Siempre tendrá la tentación de dar el zarpazo constitucional”, explicó Campos a este diario.

“Con Castillo sí están todas las cartas echadas para que Perú se convierta en una Venezuela. No hay otra forma de entender. Su condición es la de un recluta de un movimiento extremista, como es Perú Libre”, aseveró.

Con el resultado de la elección de abril anterior, el Congreso quedó sin mayorías en sus 130 escaños. Perú Libre logró 37 y Fuerza Popular obtuvo 24 para sumar 61, mientras que los restantes 69 puestos se repartieron entre ocho partidos.

Traumas

Con cuatro presidentes de marzo de 2019 al 28 de julio de 2021, cuando tomará posesión el vencedor en la consulta de hoy para gobernar por cinco años a ese país de unos 33 millones de habitantes, Perú exhibió su inestabilidad.

Junto a esa fragilidad, la corrupción azotó al país con su presunto nexo con los ex presidentes Alan García— gobernó de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011 y se suicidó en 2019, Fujimori padre, Alejandro Toledo (2001-2006), Ollanta Humala (2011-2016), Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) y Martín Vizcarra (2018-2020).

Kuczynski dimitió por supuestos sobornos. Vizcarra le sustituyó y cayó en noviembre de 2020 por otro caso de coimas. Todos adujeron ser inocentes.

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Manuel Merino reemplazó a Vizcarra el 10 de noviembre de 2020, pero estalló una mortal violencia callejera. Merino dimitió y el 17 fue sustituido por Francisco Sagasti en un panorama de postración social.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró este año que 1.8 millones de peruanos se sumaron en 2020 a los rangos de pobreza por culpa del coronavirus y pasó de 7.1 millones en 2019 a casi nueve millones en la actualidad. El (estatal) Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de Perú determinó en diciembre de 2020 que la miseria azota a 9.9 millones de peruanos.

Por eso es que, en un contexto voluble, Macera, Campos y otros analistas peruanos coincidieron: con Fujimori o con Castillo, los riesgos están por ambos lados.